J. R. Williamson

Desde el huerto del Edén hasta la gloria del Cielo


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de los pactos establece una relación entre Dios y aquellos con quienes Él hace el pacto. Ellos no son solo momentos para transmitir información; son épocas en las que se establecen relaciones que representan una nueva fase en el trato de Dios con las personas involucradas. Los pactos son marcas del desarrollo de la interacción de Dios para con Sus criaturas, y cada una impacta profundamente la relación que los recipientes tienen con el Dios vivo y verdadero.

      Todos los pactos por naturaleza son de gracia. Si Dios fuera como los gobernantes humanos, la declaración anterior sobre los pactos siendo soberanos serían una causa real de preocupación. Las personas vivirían en temor, preguntándose cuál decreto descendería de los cielos sellando inalterablemente su condenación. Es verdad que los pactos contienen elementos de obligación para los hombres, pero, como veremos, cuando Dios le habla a los hombres y hace un pacto con ellos, el tema predominante es el de la gracia. Los pactos le expresan a la gente en términos comprensibles, los propósitos misericordiosos que han estado en el corazón de Dios desde antes de la fundación del mundo. Cada vez que un nuevo pacto es revelado en las Escrituras, es otra revelación más del gran diseño de Dios de hacerle bien a Su pueblo.

      Todos los pactos contienen promesas de Dios. Los pactos no solo emiten el aroma de la actitud misericordiosa de Dios hacia Su pueblo, sino que contienen promesas objetivas de Dios. Si todo lo que recibiéramos de Dios fueran expresiones verbales de benignidad, ciertamente sería más de lo que merecemos, pero no ayudaría nuestra situación; no nos daría una esperanza y un futuro. Por esta razón, las promesas son el corazón de cada pacto. Ellas expresan los deseos de Dios para Su pueblo, y exponen ciertas cosas que los recipientes pueden esperar de Dios, porque Él siempre cumple Su Palabra (Hebreos 6:13-20).

      Todos los pactos son sellados con un juramento. Cada uno de los pactos expresan la gracia de Dios en forma de promesas específicas para Su pueblo, y esa promesa de gracia es sellada con un juramento. Hay cientos de promesas en la Biblia, pero, como veremos en los capítulos que siguen, las promesas en los pactos tienen un lugar más formal, solemne y esencial en el plan de Dios. Cada pacto incluye un momento en el que se jura y se hace un compromiso que certifica lo que se ha prometido. A menudo envuelve una señal, una comida ceremonial, o ambas, como medio de confirmación y para hacer memoria del juramento que se ha tomado (Génesis 31:44-55). Es más, a menudo los pactos son repetidos en diferentes pasajes de las Escrituras para enfatizar su valor único entre las promesas de Dios.

      En resumen, los pactos son promesas soberanas de Dios bajo juramento que crean una relación especial entre Él y aquellos con quienes Él hace el pacto con juramento. Ahora volveremos nuestra atención del “dónde” de nuestro viaje hacia el “por qué” de su función y propósito.

      ¿Por Qué Vamos Hacia Allá?

      LA IMPORTANCIA DE LOS PACTOS

      ¿Qué es tan importante sobre los pactos que debemos tomarnos el tiempo para viajar a través de las Escrituras estudiando cada uno de ellos durante el camino? Por un lado, los pactos son revelados por Dios, y por lo tanto son parte de las Escritura que Dios dice que es “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16). Toda la Escritura merece un estudio y consideración cuidadosa. Pero más allá del beneficio general de conocer toda las Escritura, las siguientes son otras de las razones por las que los pactos en particular merecen nuestra especial consideración.

      Primero, los pactos marcan los momentos cruciales de la revelación de Dios a los hombres. Las Escrituras no nos fueron dadas todas a la vez, y tampoco fueron dadas a un ritmo lento y consistente durante un largo período de tiempo. Ellas vinieron en períodos marcados e intensos o en épocas en las cuales Dios reveló una gran cantidad de verdad sobre Sí mismo, y expuso algún otro aspecto importante de Su plan global en la salvación de la humanidad. Los pactos sirven como marcos de referencia para estos períodos y ellos son el principio organizador para las cosas que Dios nos revela en la Biblia. En otras palabras, las eras de los pactos son las grandes eras en las cuales fue dado el contenido de la Biblia. Puesto que éste es el caso, los pactos nos brindan el esquema divino de las Escrituras. En un sentido, los pactos son los grandes encabezados para el libro que llamamos la Biblia y nos dan una idea del tema de cada sección de su contenido.

      Segundo, los pactos ayudan a explicar los grandes actos redentores de Dios. La Biblia contiene los siguientes tres grandes actos redentores de Dios: Él redimió a una familia del diluvio universal, Él redimió a una nación de la esclavitud en Egipto, y Él redimió a un mundo de pecadores de la destrucción por medio de Cristo. A veces podemos ser como niños en nuestro entendimiento de estos y otros eventos claves en la Biblia—conocemos la historia, y podemos contársela a otros, pero no estamos tan claros sobre lo que significa y por qué está allí. Los pactos proveen el significado para las historias más grandes de la Biblia, declarando la infalible interpretación de Dios de Sus actos redentores.

      Revelación y redención siempre van juntas. Cuando Dios hace una gran obra, Él habla de antemano, preparando a la gente para lo que viene, y luego posteriormente, explicando la importancia de lo que Él ha hecho y como se aplica prácticamente a Su pueblo. Los pactos de Dios son sus herramientas interpretativas para explicar el significado de Sus actos. Por ejemplo, veremos que Dios habla a su pueblo antes del Éxodo, y luego le habla nuevamente para enseñarle la importancia de lo que había ocurrido. El pacto que Él hace con ellos está conectado a esta liberación, tal como Su pacto con Noé está conectado con su rescate del diluvio (Éxodo 19:1-6; Génesis 9:1-11). De hecho, cada uno de los pactos tiene una conexión con la obra redentora más importante—la obra de Cristo para nuestra salvación. La Biblia nos dice que Cristo viene, describe lo que Él hace, y luego nos explica y aplica la importancia de estos eventos. Los pactos juegan un papel central exponiendo las características principales de la obra redentora de Cristo, tal como veremos a lo largo de este libro.

      Tercero, los pactos nos ayudan a ver la naturaleza progresiva del plan redentor de Dios. Como cristianos modernos quienes siempre han tenido una Biblia completa, podemos tener una perspectiva simplista sobre la verdad del Evangelio. Nos olvidamos que literalmente hace miles de años Dios ha estado desarrollando progresivamente un plan para salvar a los pecadores el cual fue consumado en la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo. Un estudio de los pactos nos permite recorrer todo el trayecto desde la promesa de Dios a Adán y Eva en el Huerto hasta la inauguración del Nuevo Pacto el cual fue sellado con la sangre de Jesucristo. Nos permite ver las cosas desde la perspectiva de los hombres y mujeres que oyeron estas promesas por primera vez y nos hace apreciar de una forma más completa lo limitado de su conocimiento; pero a la vez nos muestra la unidad esencial entre su fe y la nuestra. Al mismo tiempo, vemos cuán vastos e detallados fueron los designios de Dios en la salvación de su pueblo. En este sentido, estudiar los pactos es como volver atrás y mirar fotografías de la construcción de una masiva e detallada obra maestra arquitectónica. Podemos ver cómo son el fundamento, la estructura, y las obras internas del desarrollo del reino de Dios. Esto nos ayuda a apreciar más plenamente la salvación que disfrutamos actualmente, y también maravillarnos de la sabiduría de Dios como el Diseñador del plan de redención.

      Cuarto, los pactos nos permiten apreciar la centralidad de Cristo en las Escrituras. A medida que las piezas del mosaico de los pactos sean unidas en el transcurso de este libro, es mi esperanza que usted reconozca crecientemente el rostro de Cristo en el estudio de los pactos. El predicador tenía razón cuando dijo: “Así como todos los caminos conducen a Roma, así todos los textos conducen a Cristo.” Esa no es sola una manera agradable de pensar acerca de la Biblia, sino que es la regla bíblica de interpretación. Debemos esperar encontrar a Cristo en todas las Escrituras (Lucas 24:27; Juan 5:39). Si usted ama encontrar a Cristo en las Escrituras, amará estudiar los pactos. Cada uno revela una faceta diferente de Su persona y de Su obra.

      Quinto, los pactos son el patrimonio y la herencia de todos los cristianos. ¡Esta es una razón poderosa para estudiar los pactos! Ellos le pertenecen por nacimiento como un hijo de Dios. En el libro de los Efesios, Pablo describe la maravilla de nuestra salvación por la libre gracia del Señor Jesucristo. Él muestra nuestra posición de muertos en nuestros pecados y enemigos de Dios, y luego describe cómo Dios nos