Rise of Adventism, pp. 159-183.
47 Ver, p. ej., los informes y las cartas publicados en Advent Herald and Signs of the Times Reporter, 30/10/1844.
48 Fragmento de manuscrito escrito a mano por Hiram Edson, p. 8a, CAR. Actualmente, a este manuscrito le faltan cuatro páginas dobles al principio y una cantidad desconocida del final. La porción existente fue reimpresa en Knight, comp. y ed., 1844 and the Rise of Sabbatarian Adventism (RHPA, 1994), pp. 123-126. Algunas fuentes primarias conocían partes del manuscrito que ya se han perdido. Ver, p. ej., Herbert M. Kelley, “The Spirit of 1844”, RH, 23/6/1921.
49 Washington Morse, “Remembrance of Former Days”, RH, 7/5/1901. Para más informes, ver Francis D. Nichol, The Midnight Cry: A Defense of the Character and Conduct of William Miller and the Millerites, Who Mistakenly Believed That the Second Coming of Christ Would Take Place in the Year 1844 (RHPA, 1944), pp. 263-276; Knight, William Miller and the Rise of Adventism, pp. 184-200.
50 En la reunión de oración donde ella recibió la “bendición” que fue el clímax de su proceso de conversión, ella fue superada por un poder inexplicable. Su tío, que no era creyente, pensó en mandar a buscar un médico, pero Eunice Harmon y otros “cristianos experimentados” inmediatamente reconocieron el poder de Dios, porque experiencias similares eran bien conocidas en los congresos campestres evangélicos de la época, como también entre los milleritas. Ver LS80 159.
51 El primer relato publicado de esa visión fue “Letter From Sister Harmon, Portland, Me., Dec. 20, 1845”, en Day-Star, 24/1/1846. Ella dio más detalles en la segunda edición, “Letter From Sister Harmon, Falmouth, Mass., 15/2/1846”, en Day-Star, 14/3/1846. El texto completo de la visión aparece en SG 2:30-35 y PE 44-48. Cuando Elena vivía experiencias como esta durante el día, ella se refería a ellas típicamente como “visiones” o “vistas”. Las que recibía durante la noche las llamaba “sueños”. Cf. Angel Manuel Rodríguez, “Ellen G. White’s Inaugural Vision: Prophetic Call, Commission, and Role”, Ellen White and Current Issues Symposium 4 (2008), pp. 61-82.
52 El “Clamor de Medianoche” (Mat. 25:6) es un término que le dieron los milleritas al mensaje de que se cumpliría la profecía de Daniel 8:14 y Cristo volvería el 22/10/1844.
53 Cf. Merlin D. Burt, “Ellen White and the Shut Door”, Ellen White and Current Issues Symposium 1 (2005), pp. 73-75, 80.
54 Elena después enfatizó este punto: “Por un tiempo después del chasco de 1844 yo sostuve, en común con el cuerpo adventista, que la puerta de la misericordia estaba entonces cerrada para siempre al mundo. Esta posición fue tomada antes de que se me diera mi primera visión”. Ver Ms 4, 1883. “Con mis hermanos y hermanas, después del paso del tiempo en el ’44, yo creía que ningún otro pecador se podría convertir. Pero nunca tuve una visión de que ningún otro pecador se podía convertir”. Ver Ct 2, 1874, en MR 8:228. Es importante notar que la palabra “pecadores” se refería a los que habían rechazado la luz que Dios les había dado y eran rebeldes contra Dios, pero no a “los que estaban caminando en la luz que habían recibido”. Ver Burt, “Ellen White and the Shut Door”, pp. 74, 75.
55 Como futura oradora, en 1845, Elena era en extremo vulnerable en, por lo menos, cuatro aspectos: (1) Su desventaja más fundamental era simplemente ser mujer en un mundo donde lo público era virtualmente el ámbito exclusivo de los varones. (2) Además, ella era soltera. Para las normas de esos días, toda vez que se aventuraba más allá de su ciudad se esperaba que viajara acompañada por una amistad o un pariente, preferiblemente un familiar masculino. (3) Elena estaba físicamente débil; en esencia, los médicos la habían desahuciado. (4) Ella tenía solo 17 años, era “pequeña y frágil, no estaba acostumbrada a estar en sociedad” y era “tan tímida y retraída que le resultaba doloroso” a ella “relacionarse con desconocidos”. Ver LS80 192-195; Brekus, Strangers and Pilgrims: Female Preaching in America, 1740-1845, pp. 53, 174, 179, 181, 184, 185, 190, 192, 193, 214.
56 Para un lector moderno puede ser casi incomprensible que, en la década de 1840, la sociedad en general estuviera opuesta a que las mujeres hablaran a un público “promiscuo”, es decir, un público mixto, compuesto tanto de hombres como de mujeres. Ver Hoyt, “Ellen White’s Hometown”, p. 22; Brekus, pp. 179, 262, 283. Las iglesias más respetables y conservadoras en lo social extendían la prohibición de que las mujeres hablaran en público hasta el punto de impedir la participación femenina aun en la oración pública (Brekus, p. 153). Las iglesias y las personas de clase alta consideraban un “pecado contra la naturaleza” que una mujer predicara (ibíd., p. 291). Algunas iglesias de clase baja, como la Metodista, la Metodista Africana, la Bautista Libre y la Conexión Cristiana, animaban a las mujeres a orar y a testificar, y hasta les permitían “exhortar” y predicar. Sin embargo, todas las iglesias sostenían que no había precedente bíblico para que las mujeres “gobernaran” como pastoras ordenadas de una congregación (ver ibíd., pp. 7, 133, 153, 411). A su vez, para la década de 1830, muchos metodistas estaban ascendiendo en la escala social y se volvían socialmente respetables. Por lo tanto, aunque la denominación todavía profesaba que una mujer podía tener un “llamado extraordinario” a predicar, muchos miembros eran escépticos de cualquiera que, en la realidad, pretendiera sentir tal llamado. La congregación en la que Elena Harmon fue bautizada, la Iglesia Metodista de la calle Chestnut, de Portland, era la Iglesia Metodista más grande del estado de Maine y puede que se haya estado inclinado hacia la cultura de la clase alta. Por otra parte, el surgimiento del feminismo secular en 1848 generó una reacción violenta de las iglesias, que aprobaron “un torbellino de resoluciones” que limitaban la participación de las mujeres en el culto público. Muchas iglesias votaron prohibiciones absolutas en contra de cualquier participación femenina en el culto público, y ni siquiera podían “orar en voz alta” (ibíd., p. 281).
57 Su reticencia no era inusual. Los líderes masculinos más prominentes de los milleritas, incluyendo a William Miller, a Josiah Litch y a Charles Fitch, habían resistido el llamado de Dios por un tiempo y eso había sido antes del chasco de 1844. Después, durante su visita a Poland, Maine, a principios de enero de 1845, Elena se enteraría de labios de Hazen Foss, cuñado de su hermana Mary Harmon Foss, de que, cuando a él se le dijo que contara la visión que había recibido, su temor al ostracismo social había sido tan grande que deseó la muerte. Cf. 1 Bio 66, 67.
58 Fue en esta reunión cuando Elena conversó con *Hazen Foss, y este le contó que él había recibido una visión idéntica a la de ella, pero se había rehusado a hablar. Después de varias repeticiones de la visión y de sus repetidas negativas a contarles a otros lo que había visto, Dios le dijo a Foss que se le había sido quitada y le había sido dada “a la más débil de los débiles” refiriéndose, aparentemente, a Elena Harmon. Ver Bio 1:66.
59 Para mayor información biográfica sobre James White ver: JW, Life Incidents; Life Sketches; Uriah Smith et al., In Memoriam: A Sketch of the Last Sickness and Death of Elder James White, Who Died at Battle Creek, Michigan, Aug. 6, 1881, Together With the Discourse at His Funeral (Battle Creek, Mich.: Review and Herald Press, 1881); Margaret