contra nuestros médicos. El Salvador nos ordena que seamos sabios como serpientes e inocentes como palomas” (Ct 140, 1909, en MM 134).
La carta que Elena le escribió a Burden el 11 de octubre le llegó cuando él estaba en College View, donde la comisión recomendó al “consejo de administración del Colegio de Evangelistas de Loma Linda que obtenga la autorización para el colegio, a fin de que pueda desarrollarse según las oportunidades provistas por el Espíritu de Dios y sus instrucciones”.291 Cumpliendo con esta decisión, el Colegio de Loma Linda solicitó al Estado de California la autorización legal para otorgar títulos en Medicina. El colegio fue autorizado el 9 de diciembre de 1909, bajo el nuevo nombre de Colegio de Médicos Evangelistas.292
La edición de 1911 de El conflicto de los siglos
En enero de 1910, los White recibieron la noticia de que las planchas usadas para imprimir El conflicto de los siglos desde 1888 estaban muy gastadas y se debía recomponer la tipografía. Elena vio esto como una oportunidad para mejorar el libro, y le escribió a F. M. Wilcox: “Decidí que examinaríamos muy detenidamente todas las cosas, a fin de verificar que las verdades contenidas estaban presentadas de la mejor manera para convencer, a aquellos que no son de nuestra fe, de que el Señor me ha guiado y sostenido en la tarea de escribir sus páginas” (Ct 56, 1911, en MS 3:145). En consecuencia, se invitó a un amplio círculo de personas a “llamarnos la atención a cualquier pasaje que necesitara ser considerado en conexión con la recomposición del libro”.293 Una de estas personas fue W. W. Prescott quien, en abril, envió un registro que contenía 39 páginas de sugerencias. La primera de ellas era que todas las citas de autoridades históricas fueran identificadas con comillas y se les diera el crédito apropiado. El 23 de mayo de 1910, A. G. Daniells y Homer Salisbury, presidente del Colegio Misionero de Washington, se unieron a W. C. White y otros en Elmshaven para considerar todas las sugerencias que se habían recibido de diferentes personas. Cuando se le preguntó a Elena qué se debía hacer sobre las referencias históricas, “ella fue rápida y clara en su opinión” de que se diera “crédito apropiado” donde fuera posible. El asunto de verificar las citas históricas se convertiría en un gran proyecto de investigación, en cuyo curso Clarence Crisler reuniría “varios cientos de páginas de datos históricos”. Gran parte de 1910 y la primera mitad de 1911 sería consumida en esta obra (Bio 6:302-337).294 El 17 de julio de 1911, se recibieron en Elmshaven las primeras copias de la nueva edición. El 30 de octubre, en el concilio de otoño en Washington D. C., W. C. White hizo algunos comentarios significativos sobre la preparación.295 Ese mismo año, Elena también publicó el cuarto tomo de su serie del Gran Conflicto: Los hechos de los apóstoles.
Se acaba el tiempo (1912-1915)
El 9 de febrero de 1912, Elena de White firmó la edición final de su testamento. También se apuraba a publicar cuanto pudiera de sus escritos mientras todavía fuera capaz de supervisar el proceso. Durante ese verano, Elena trabajó con gran urgencia en un nuevo libro sobre historia del Antiguo Testamento, todavía sin título. Esperaba terminarlo para distribuirlo en el congreso de la Asociación General de 1913, pero el proceso llevó más tiempo de lo esperado.296 Para 1914, Clarence Crisler estaba dedicando “casi todo su tiempo” al manuscrito sobre historia del Antiguo Testamento, entonces titulado The Captivity and Restoration of Israel: The Conflict of the Ages Illustrated in the Lives of Prophets and Kings.297
A mediados de mayo de 1914, Elena aparentemente sufrió un derrame que paralizó su “lado derecho por un día o dos”. Ella tuvo unos “problemas” con “el pie derecho por una semana” y con “la mano derecha por dos semanas”.298 El 6 de octubre de 1914, su hijo Willie partió de California hacia Washington D. C. para asistir al concilio de otoño. De camino, iba escribiendo a máquina en el tren para dar directivas al personal de la casa en Elmshaven: Clarence Crisler debía “seguir adelante” en los últimos capítulos de Captivity and Restoration, mientras que D. E. Robinson, Maggie Hare Bree, Mary Steward y Minnie Hawkins Crisler debían “concentrar sus labores en perfeccionar para el impresor” el manuscrito de Obreros evangélicos.
Mientras Willie no estaba, Crisler le informó desde Elmshaven que Elena había sufrido “una de las peores recaídas desde tu partida: la incapacidad, a veces, de captar las circunstancias circundantes y de darse cuenta de que ella se encuentra en donde está. Pero, aun cuando está así confundida con respecto a cuestiones menores y locales, ella parece estar muy lúcida sobre temas espirituales”, agregó. “La mano continúa un poco hinchada y no nos gusta esta condición anormal porque tememos que presagie una repetición de lo que le ocurrió hace un par de meses atrás” (evidentemente una referencia al derrame).299 Dos semanas después, Crisler escribió: “La hermana White parecía bastante lúcida el viernes y pude leerle unas pocas páginas del trabajo adelantado de los artículos sobre el Antiguo Testamento. [...] Hoy leí media docena de páginas con ella de los próximos capítulos y ella parece capaz de captar bastante bien las diferentes líneas de pensamiento. Hace muchos comentarios, pero no podemos conseguir mucho más aparte de lo que ya está en el archivo. En general, hoy ella está como siempre. Todavía está más o menos confundida sobre su paradero. La Srta. Walling me dice que tu madre pasa buena parte de la noche en oración; evidentemente, la mayor parte de las horas de sueño. A veces, parece estar celebrando reuniones de oración. La otra noche, predicó por una hora y estaba usando su voz plenamente; al final, la Srta. Walling pensó en sugerirle que había predicado suficiente tiempo y que ahora debía descansar y dormir, lo cual hizo. [...] Te escribo con libertad para que sepas cómo está a veces tu madre en estas cuestiones menores. Este tipo de situaciones va en aumento. [...] Por otra parte, cuando tocamos temas espirituales, parece que su mente se eleva sobre la confusión. Cuando se cita parcialmente un versículo, a menudo ella lo termina. Lo probé una y otra vez, en especial repitiendo las promesas. Y [...] Jeremías y otros versículos del Antiguo Testamento parecen muy familiares para ella, y ella los capta y hace comentarios y sigue con los versículos, como antes. Considero que, justo ahora, esto es una providencia especial a nuestro favor”.300
La carta citada arriba es un ejemplo típico de los informes casi diarios que Crisler le enviaba a Willie con respecto al estado de su madre. Dos semanas más tarde, Crisler escribió: “Ella dice que no quiere llamar la atención sobre el ser continuamente valiente, aunque ella lo es; y agrega que el mismo hecho de que, a veces, los miembros del hogar sean despertados por ella repitiendo las promesas de Dios y reclamándolas como suyas es prueba de que ella todavía tiene batallas propias que pelear contra Satanás. El enemigo todavía está en la tierra de los vivos y debemos implorar las promesas; pero podemos tener fe firme en el poder de Dios para librar, y nuestro corazón puede estar lleno de valentía”.301
Mientras tanto, Crisler le informó a Willie que estaba “en medio de la obra final de los primeros cuatro de los seis capítulos faltantes” de The Captivity and Restoration of Israel: The Conflict of the Ages Illustrated in the Lives of Prophets and Kings. Cuando se publicó el libro, en 1917, al principio se llamaba así, pero luego sería conocido por las últimas palabras de ese título: Profetas y reyes. El 17 de diciembre, Crisler informó que le había leído a ella dos de los capítulos sobre Daniel. El 23 de diciembre, observó que su “fragilidad [...] se vuelve cada vez más manifiesta y no sabemos cómo podría terminar. Nos alegra, nos alegra profundamente [que] ella parece mantener su lucidez en los temas espirituales, aun cuando está agotada mentalmente y que, al parecer, disfruta de revisar sus libros, las páginas de la Review y los capítulos presentados para consideración”. Sin embargo, Crisler instó a Willie, que estaba en Nashville, a acortar su viaje. “Si tienes asuntos de suma importancia en los que sientes que debes tener el consejo de ella, cada día ganado en el viaje de regreso puede sumar mucho. Estoy seguro de que estás decidido en tu mente a no presumir de la bondad de Dios en mantener de manera tan notable a tu madre”. Willia todavía planificaba visitar Chicago, Nueva York, Filadelfia, Washington D. C., Nashville y College View durante su viaje de vuelta.302 Cuando White llegó a casa el 27 de enero, “lo llamaron inmediatamente a Loma Linda por una semana”. Después, asistió a otras reuniones en Oakland y en Mountain View, California.