Denis Fortin

Enciclopedia de Elena G. de White


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a los miembros de la comisión involucrados a “buscar al Señor” por sí mismos. Cuando los hermanos buscaron al Señor, fueron convencidos individualmente de que el terreno que ella había señalado era realmente la mejor opción de todos los lugares que habían visto. Todavía veían que tenía algunas deficiencias, pero concluyeron que, considerando las limitaciones financieras y otras circunstancias, era la mejor opción que tenían. Eso era todo lo que ella había afirmado desde el principio (Ct 153, 1894, en MR 20:238; Ct 126, 1895).240

       Libros sobre la vida de Cristo

      “¡Oh, cuán ineficiente, cuán incapaz soy de expresar las cosas que arden en mi alma en referencia a la misión de Cristo! [...] No sé cómo hablar o trazar con una pluma el gran tema del sacrificio expiatorio. No sé cómo presentar los temas con el mismo vívido poder con el que están ante mí. Tiemblo de temor, no vaya a ser que, con palabras comunes, le reste valor al gran plan de salvación” (Ct 40, 1892, en Bio 4:382).

      “Todo mi ser anhela al Señor, no me satisface conformarme con destellos ocasionales de luz. Debo tener más” (Ms 34, 1892, en MR 19:292).

      “Al escribir acerca de la vida de Cristo, me siento profundamente emocionada. Me olvido de respirar como debo. No puedo soportar la intensidad de sentimientos que me dominan al pensar en lo que Cristo sufrió en nuestro mundo” (Ms 70, 1897, en MS 3:139).

      “Desperté a las tres. Siento profundamente la necesidad de echar mi alma impotente sobre Jesucristo. Él es mi ayudador. Él es mi todo y en todo. Soy débil como el agua sin la ayuda del Espíritu Santo de Dios” (Ms 177, 1897).

       W. C. White acepta el llamado de su madre

      En marzo de 1900, Elena de White “razonó y oró” por dos noches consecutivas hasta que decidió que era su “deber”, tan pronto como pudiera, “ajustar asuntos, ir a los Estados Unidos sin demora”. Ella quería “conseguir la mejor ayuda posible” para publicar una edición revisada de Christian Temperance y tomos adicionales de Testimonios para la iglesia. El “deseo consumidor de lanzar estas obras” era demasiado para ella, y quería avanzar con esta tarea cuanto antes y lo tan rápido posible. Entonces, le escribió a Willie: “Has hecho lo mejor que podías dadas las circunstancias, pero no se exige que debas llevar tantas responsabilidades. Por lo tanto, no impondré mi trabajo sobre ti, pero debo decir: Haz lo que sientas que es tu deber y que te parezca que no puedes evitar. Pero, mi deber ahora parece ser más claro y simple [...] y tengo que partir, como ahora parece que debo hacer” (Ct 196, 1900).