Denis Fortin

Enciclopedia de Elena G. de White


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estoy sola” (Ct 14a, 1889, en 1888M 293). A Willie y a Mary les explicó por qué, hasta cierto punto, las cosas no avanzaban con más eficacia. “Como bien saben, no tengo ninguna persona a quién consultarle. Me veo obligada a avanzar como mejor me parece, y a hacer mis planes y negocios de la mejor manera en que me salgan” (Ct 79, 1888). Como Edson no estaba disponible, ella llegó a depender de Willie para recibir ayuda y consejos sobre una amplia gama de cuestiones personales y administrativas. Ella también dependía de él como su nexo con las casas editoras. Negociar los derechos de autor era solo una de las tantas cuestiones de las que él se encargaba con las casas editoras. Todo, desde las ilustraciones hasta el tamaño de la página, la encuadernación y mucho más, era su responsabilidad arreglarlo en consulta con ella y con los editores.179

      Para 1881, ella también había comenzado a establecer un equipo de “asistentes literarios” de tiempo completo que la ayudaban a mecanografiar y a editar sus manuscritos. Willie actuaba como supervisor general. Mary K. White y Marian Davis trabajaban bajo sus órdenes como asistentes editoriales, editando detalles menores. A lo largo de los años, tuvo otros asistentes, como J. H. Waggoner, Sara McEnterfer y Jenny Ings. También había colegas que no tenían relación con el equipo de Elena de White, pero a los que, ocasionalmente, se les pedía ayuda, como Uriah Smith, editor de Review and Herald; C. H. Jones, gerente de la Pacific Press; E. J. Waggoner y A. T. Jones, coeditores de Signs of the Times; y J. H. Kellogg, director médico del Sanatorio de Battle Creek (Ct 64a, 1889).

       Problemas en el Colegio de Battle Creek

       Reafirmación de la salvación por la fe en Cristo

       La revisión de los Testimonios