Jorge E. Rivera

Comentario a ser y tiempo. Vol. III, Segunda sección


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Esta claridad se alcanzará descartando “posibles desviaciones” de lo que podría entenderse por fin e integridad.

      19. Aquí se determina que la nueva orientación tiene que llevarse a cabo a partir del fenómeno del cuidado, que constituye el ser del Dasein.

       § 49. DELIMITACIÓN DEL ANÁLISIS EXISTENCIAL DE LA MUERTE FRENTE A OTRAS POSIBLES INTERPRETACIONES DEL FENÓMENO

      1. Para hacer una interpretación ontológica de la muerte, es decir, una interpretación que pretende saber qué es la muerte, es necesario tomar conciencia previa de aquello que no puede ser preguntado.

      2. En este párrafo Heidegger comienza a hacer una descripción fenomenológica de la muerte y lo primero que dice es que la muerte tiene que ver con la vida. Solo los seres vivos pueden morir y la vida es un modo de ser del estar-en-el mundo. Para precisar lo que es la vida tenemos que hacerlo en referencia al Dasein, puesto que el Dasein que somos nosotros mismos, es vida. Y, por tanto, entra en el campo de lo biofisiológico, es decir, del mundo animal y vegetal. La biología da cuenta ónticamente de fenómenos como la duración, la reproducción, el crecimiento, las causas de la muerte, etc.

      3. Lo que la biología no puede abordar es el problema ontológico de la muerte, el cual tiene que ser tratado desde la ontología del Dasein. Para poder hacer una ontología de la vida hay que recurrir a una ontología del Dasein. Y en esta ontología del Dasein el análisis existencial de la muerte supone aclarar previamente la constitución fundamental del Dasein. El texto continúa precisando ciertas palabras: 1) Fenecer” (Verenden) significa el término de cualquier viviente como, por ejemplo, de cualquier animal o planta. Ahora bien, como quiera que el Dasein también es en cierto sentido un animal, tiene su muerte fisiológica, pero esta muerte no está ónticamente aislada, sino que está co-determinada por el modo propio que tiene el Dasein de ser; 2) “Dejar de vivir” (Ableben) es el hecho mismo de morirse, de fallecer; 3) El término “morir” (Sterben) se refiere a que como el Dasein sabe que se va a morir, a diferencia del animal y la planta, está entonces “vuelto hacia su muerte” como su posibilidad más cierta. Aplicando estos tres términos Heidegger hace una afirmación fundamental: “(…) el Dasein nunca fenece” porque no termina al modo de los otros vivientes. Y continúa el texto diciendo: “Pero solo puede dejar de vivir en la medida en que muere”, es decir, el hecho mismo de morirse está ya anticipado. Aun cuando la medicina tiene mucho que decir respecto al dejar de vivir, Heidegger se abre a la posibilidad de que incluso en un plano médico la enfermedad y la muerte sean primariamente fenómenos existenciales.

      4. Antes que se haga cualquier tipo de biología y ontología de la vida ya tenemos una interpretación existencial porque la presencia de la muerte en el Dasein es de tal manera radical que no se puede prescindir de ella. Así también está presente como fundamento en cualquier investigación acerca de la muerte. El modo en que cada Dasein vive el estar vuelto hacia su muerte supone ya un cierto concepto de la muerte. Así, alguien puede anticipar la muerte con esperanza, con miedo o angustia. De la misma forma, una psicología del “morir” dice más del vivir del Dasein que del morir mismo. El estar vuelto hacia la muerte es algo que el Dasein experimenta asumiéndolo o no y, por tanto, está siempre afectando su existencia. Asimismo las concepciones de la muerte en los ritos y cultos de los pueblos primitivos nos aclaran la comprensión de Dasein que tienen esos pueblos. “(…) La interpretación de esa comprensión necesita de una analítica existencial y de un correspondiente concepto de la muerte”.

      5. Una ontología del “morir” (estar vuelto hacia la muerte) no implica una toma de posición concreta respecto a la muerte. Solamente afirma que vivir es tener la muerte por delante. Cuando se toma la muerte como el “fin” del Dasein, no por ello se toma una decisión práctica sobre el hecho de si acaso después de la muerte sea posible otra manera de ser (inmortalidad, más allá, etc.). El análisis de la muerte se mantiene en “el más acá” porque lo que importa es cómo la muerte se hace presente como posibilidad dentro de cada Dasein. Preguntarse sobre el más allá de la muerte requeriría tener una comprensión global de la esencia de la muerte. En el texto se deja sin respuesta la posibilidad de una pregunta teorética acerca del más allá.

      6. También cae fuera del análisis existencial de la muerte lo que podría llamarse una “metafísica de la muerte”, es decir, el cómo y cuándo entró la muerte en el mundo, el sentido de ella en la totalidad del ente, en tanto que es un mal y un sufrimiento. Para hacer tal metafísica habría que tener una comprensión ontológica de la totalidad del ente y del mal.

      7. Este análisis existencial que estamos haciendo es metodológicamente anterior a los problemas de una biología, psicología, teodicea y teología de la muerte. Los resultados de estas disciplinas no dicen nada acerca de qué es la muerte. Pero ello no impide que sigamos interrogándonos por esta. No será de fácil acceso una interpretación de ella como posibilidad “eminente” del Dasein, así como tampoco el Dasein es accesible como algo que está-ahí, ya que su modo de ser es el ser-posible.

      8. En este párrafo se señala que para hacer un análisis existencial de la muerte han de tenerse en cuenta “las estructuras de la cotidianidad media” (ver Cap. Quinto B parágrafos 35-38). En un análisis ontológico de la muerte resuenan, como en toda investigación ontológica, posibilidades ónticas. El método fenomenológico, por otro lado, nos exige una desvinculación existentiva, especialmente en el caso de la muerte, que es la posibilidad más cierta del Dasein, aquella de la que no puede escapar. El análisis ontológico de la muerte “no tiene otra meta que la exposición de la estructura ontológica del estar vuelto hacia el fin que es propia del Dasein” (la cursiva es nuestra).

       § 50. BOSQUEJO DE LA ESTRUCTURA ONTOLÓGICO-EXISTENCIAL DE LA MUERTE

      1. Los términos “resto pendiente”, “fin” e “integridad” nos han llevado a la exigencia de interpretar el fenómeno de la muerte como un estar vuelto hacia el fin e interpretarla desde la constitución fundamental del Dasein. Solamente así se podrá entender al Dasein en su integridad. Ahora bien, la constitución fundamental del Dasein es el cuidado y, por tanto, los caracteres que constituyen el cuidado, que son: el anticiparse-a-sí, que es lo que llamamos existencia; el estar-ya-en, o sea, la facticidad; y el estar-en-medio-de, o sea, la caída, deberán determinar el sentido de la muerte en tanto que el estar vuelto hacia el fin.

      2. Entonces deberá aclararse cómo estos tres caracteres del cuidado se revelan en el fenómeno de la muerte.

      3. Se ha dicho antes que no se puede entender el resto pendiente que queda por vivir ni el extremo no-todavía, es decir, el fin del Dasein, en el sentido de que algo falta (im Sinne eines Ausstandes). Esta interpretación convierte al Dasein en un ente que está-ahí. Existencialmente estar vuelto hacia el fin es un modo de comportamiento, un modo de ser del Dasein. El fin amenaza al Dasein; la muerte está siempre delante de él, no como “un resto pendiente”, sino como algo inminente, es decir, algo que en todo momento es posible.

      4. Lo inminente no corresponde en el Dasein tan solo a la muerte. Muchas cosas son inminentes en nuestra vida. Nos puede sobrevenir una tormenta anunciada, una visita que está por llegar, etc. Todos estos son acontecimientos intramundanos, “entes que están-ahí, o que están a la mano o coexisten”. La inminencia de la muerte tiene un carácter totalmente diferente.

      5. En este párrafo se especifica que también la inminencia puede referirse al coestar con otros; por ejemplo, decimos que es inminente una discusión o una tempestad.

      6. En la primera frase de este párrafo se señala que nos tenemos que hacer cargo de la muerte “cada vez”. Esto significa que no asumimos la muerte de una vez para siempre, sino que es algo que al vivir estamos asumiendo en cada momento. No es que estemos siempre conscientes o pensando en ella, porque siempre está presente como posibilidad. Sigue el texto añadiendo que en su poder-ser más propio, el Dasein se experimenta a sí mismo como un ente que está siempre vuelto hacia la muerte. Siguen dos afirmaciones radicales: “En esta posibilidad al Dasein le va radicalmente su estar-en-el-mundo” y “su muerte es la posibilidad del no-poder