Jorge E. Rivera

Comentario a ser y tiempo. Vol. III, Segunda sección


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“La muerte se revela así como la posibilidad más propia, irrespectiva e insuperable”. Se puede luchar contra la muerte, pero nunca se la podrá vencer. Nosotros podríamos agregar que también nos podemos entregar a ella aceptando su realidad como algo que escapa finalmente a cualquier intervención nuestra. Lo que funda la inminencia de la muerte para el Dasein es su esencial apertura a sí mismo y su constante anticipación de la propia existencia.

      7. El Dasein se encuentra a sí mismo como arrojado a la muerte. Es una condición esencial suya. De esta condición el Dasein no tiene un saber teorético ni tampoco explícito. “La condición de arrojado en la muerte se le hace patente en la forma más originaria y penetrante en la disposición afectiva de la angustia”. Respecto a la angustia se ha visto anteriormente que hay que distinguir el “ante”, el “ante qué” de la angustia y el porqué”. El “ante” se refiere al “más propio, irrespectivo, insuperable “poder-ser”. El “ante qué” es “el estar-en-el-mundo mismo” y el “porqué” de la angustia es “el poder-ser radical del Dasein”, es decir, aquello que está en la raíz misma de su existir. El estar vuelto hacia el fin de la existencia no es algo que surja en nosotros ocasionalmente, sino que es algo que pertenece de un modo esencial al Dasein en cuanto arrojado y que se hace patente en la disposición afectiva de la angustia. La angustia no es una “flaqueza” del Dasein, tampoco el miedo a dejar de vivir, sino que es una “disposición afectiva fundamental del Dasein”, esto es, “la apertura al hecho de que el Dasein existe como un arrojado estar vuelto hacia su fin”. Con esto queda aclarada la distinción entre los conceptos de fenecer, dejar de vivir y morir (cf. Pág. 267 de Ser y tiempo).

      8. Aun cuando el estar vuelto hacia el fin pertenece a la constitución esencial del Dasein, este puede querer o no querer saber acerca de este hecho. En otras palabras, puede tomar la actitud de asumirlo o de no asumirlo. Esto se entiende porque dejar de ser es tan fuerte que habitualmente tendemos a no verlo. Sin embargo, no querer saber nada de la muerte no es una objeción al factum de que el estar vuelto hacia la muerte pertenece universalmente al Dasein.

      En seguida, Heidegger agrega algo fundamental: “El Dasein muere fácticamente mientras existe, pero inmediata y regularmente en la forma de la caída”. Esto se entiende porque al Dasein no solo le pertenece la condición de arrojado, sino también el estar siempre absorto en el mundo de la ocupación. Incluso en los momentos de ocio solemos quedarnos pensando en lo que vamos a hacer mañana, en lo que nos sucedió ayer en tales o cuales circunstancias, etc. Por estar en el mundo de la ocupación sin poder salir de allí, el Dasein huye “de lo desazonante” de la muerte. Las últimas frases son el resumen de todo lo que se ha dicho.

      9. Si el estar vuelto hacia la muerte pertenece esencialmente al Dasein, será posible mostrarlo también en la vida cotidiana, pero tan solo de un modo impropio. Además, si la integridad óntica del Dasein pudiera explicarse por el estar vuelto hacia el fin, quedaría demostrada de esta manera la tesis según la cual “el cuidado es el término ontológico para la totalidad estructural del Dasein”. Para ello será necesario no solo establecer un “bosquejo” entre cuidado y estar vuelto hacia la muerte, sino mostrar esta estructura en “la más inmediata concreción del Dasein: en su cotidianidad”.

       § 51. EL ESTAR VUELTO HACIA LA MUERTE Y LA COTIDIANIDAD DEL DASEIN

      1. La orientación de la exposición acerca del estar vuelto hacia la muerte en la cotidianidad media está dada por las estructuras mismas de la cotidianidad. Por un lado, el estar vuelto hacia el fin se da en el Dasein como un eminente poder-ser y, por otro lado, “el sí mismo de la cotidianidad es el uno”, que en la vida pública del Dasein se expresa en la habladuría. Esta da a conocer cómo el uno interpreta el estar vuelto hacia la muerte. La interpretación se funda en un comprender afectivamente templado. Las preguntas que surgen entonces son las siguientes: ¿cómo comprende afectivamente la habladuría del uno ese estar vuelto hacia la muerte? ¿Cuál es el comportamiento que tiene el uno respecto a esa comprensión? ¿Cuál es la disposición afectiva que abre al uno en esa comprensión?

      2. En la publicidad de la vida cotidiana la muerte es concebida como algo que acaece todos los días. Por lo pronto, aparece en los diarios la lista de las personas fallecidas en los días anteriores. Es algo que carece de notoriedad, es lo habitual. Y cuando el uno habla explícitamente de la muerte lo hace en una forma liviana: alguna vez tenemos que morirnos, por ahora estoy a salvo. Es un hablar de la muerte como si la muerte no fuera mi muerte.

      3. En este párrafo se analiza con más detalle el modo cotidiano como el uno se refiere a la muerte. Se comprende en general la muerte como algo que nos llegará alguna vez y en algún lugar, pero todavía no. Es, por consiguiente, algo lejano y que no amenaza: No soy yo quien va a morir, “uno se muere” y “este uno no es nadie”. Si hay algún objeto que es propio de la ambigüedad de la habladuría es la muerte. “El morir, que es por esencia insustituiblemente el mío, se convierte en un acontecimiento público que ocurre para el uno”. Se habla de la muerte como algo real y que ocurre constantemente, pero se deja de lado su constante posibilidad e insuperabilidad. Así el Dasein se escapa de su ser más propio, se pierde en el uno. Este es un perderse que aliena al Dasein. “El uno justifica y acrecienta la tentación de encubrir el más propio estar vuelto hacia la muerte”.

      4. No solo cada Dasein niega su estar vuelto hacia la muerte, sino que ante un moribundo aquellas personas cercanas lo consuelan diciéndole que pronto volverá a su vida normal. Los consoladores se convierten en cómplices del encubrimiento de esta posibilidad más propia e irrespectiva del Dasein. Incluso en la vida social y pública ante el fallecimiento de alguien, el uno se preocupa de ser muy “delicado” frente al tema de la muerte. Se expresan, por ejemplo, condolencias a los cercanos evitando el tema de la muerte misma. Y lo “bien visto” es, aún más, distraer a los familiares de este asunto.

      5. Por otra parte, junto a esta tranquilización el uno adquiere prestigio por esta manera de comportarse respecto de la muerte. Si alguien se atreve a hablar del tema de la muerte, la gente lo considera de mal gusto. Incluso a veces se nos dice: “¿Para qué piensas en la muerte? Piensa en la vida”; “no pienses en cosas trágicas”; “no te atormentes sin necesidad”. Suele considerarse como una cierta rareza el que alguien hable de algo que está todavía tan lejano. “El uno no tolera el coraje para la angustia ante la muerte”. El uno ya ha decidido cuál es la disposición afectiva que se debe tener ante la muerte; la angustia ha de convertirse en miedo. El uno considera una debilidad sentir angustia ante la muerte. “Lo ‘debido’, según el tácito decreto del uno, es la indiferente tranquilidad ante el ‘hecho’ de que uno se muere”.

      6. Este párrafo resume lo expuesto en los párrafos anteriores, acerca de la tentación de encubrir el sentimiento de tranquilización y el estado de alienación. Tranquilización y alienación son características del modo de ser de la caída. El comportamiento de la cotidianidad media es huir frente a la muerte. Siendo el estar vuelto hacia la muerte un factum, se le imprime a ella, sin embargo, la condición de algo que le sucede a los otros: “(…) en buenas cuentas, yo todavía estoy vivo (…)”. El texto añade que aun cuando el Dasein huya ante la muerte evitando pensar explícitamente en ella, se mueve, no obstante, en la vida cotidiana “en este poder-ser más propio, irrespectivo e insuperable”, al “procurarse una impasible indiferencia”.

      7. El párrafo 7 es un tránsito hacia el parágrafo 52 que expondrá el “concepto existencial plenario”, es decir, aquello que sucede a pesar del esfuerzo cotidiano de esquivar la realidad del estar vuelto hacia la muerte. Será necesaria una exposición más acuciosa del modo “como el Dasein esquivante mismo comprende su muerte”.

       § 52. EL COTIDIANO ESTAR VUELTO HACIA EL FIN Y EL CONCEPTO EXISTENCIAL PLENARIO DE LA MUERTE

      1. Este párrafo es un resumen de lo que se ha hecho hasta este momento en relación con el tema de la muerte, es decir, un “bosquejo formal” de su estructura ontológica y un análisis de la forma cotidiana del estar vuelto hacia el fin. Ahora se seguirá la dirección opuesta, pues se intentará llegar al “pleno concepto existencial de la