“uno también se muere alguna vez, pero por el momento todavía no”. En este decir se reconoce la certeza de la muerte, pero se la posterga siempre para otro momento ulterior. “Nadie duda de que uno se muere”, pero este no dudar no es lo mismo que el estar-cierto que es propio de la muerte como algo que está dentro del Dasein. La cotidianidad “se queda” en este reconocimiento ambiguo que encubre la muerte como la posibilidad más propia del Dasein para hacerla más tolerable.
3. Este esquivamiento que encubre la muerte no logra estar cierto de ella en “forma propia”. Sin embargo, de algún modo está cierto de ella. La pregunta final del párrafo es ¿qué sucede con “esta certeza de la muerte”?
4. Este párrafo consiste en una explicación del lenguaje que se usa para hablar habitualmente de la certeza de la muerte. Estar-cierto de algo es “tenerlo” por verdadero en tanto que esa cosa es verdadera. Ahora bien, verdad significa en primer lugar “el estar-al-descubierto del ente”. Pero, por otra parte, este estar-al-descubierto del ente se funda en una verdad más originaria: en la apertura del Dasein, esto es, en un comportamiento constitutivo de ser del Dasein (cf. § 44). Tanto la verdad como la certeza tienen una doble significación: ambas se refieren primariamente al Dasein en cuanto apertura, y en forma derivada, a los entes en cuanto algo abierto.
5. En este párrafo se introduce el término “convicción” (Überzeugung) como uno de los modos de certeza. Esta palabra alemana parece referirse a un testimonio que daría la cosa puesta al descubierto acerca de sí misma. Este apoyo en la verdad solo es posible si tiene su fundamento en el ente mismo puesto al descubierto y, además, si este estar vuelto hacia el ente descubierto se hace transparente para el propio Dasein; porque, de no ser así, habría adecuación al ente, pero el Dasein no sabría de ella. Esto es lo que no existe en las meras ficciones o en las meras opiniones acerca de algo.
6. Una verdad será suficiente en cuanto se acerca a las pretensiones que tenemos respecto a esa verdad. La pretensión de verdad dependerá del objeto que se intenta conocer y del modo cómo el Dasein se abre a ese ente. Como existe una diversidad de entes y, por otro lado, como el Dasein se abre según una tendencia determinada, podemos distinguir distintos tipos de verdad y de certeza. La verdad que se pretende alcanzar es la certeza de la muerte y esta es una certeza respecto del Dasein.
7. De hecho, el Dasein cotidiano encubre la certeza de la muerte y, por consiguiente, el Dasein fácticamente está en la no-verdad. Aquí se remite a lo dicho en el parágrafo 44 b, párrafo 12: “A fuer de esencialmente cadente, el Dasein está por su misma constitución de ser, en la ‘no-verdad’... A la facticidad del Dasein son inherentes la obstrucción y el encubrimiento. El sentido ontológico-existencial plenario de la proposición ‘el Dasein está en la verdad’ implica cooriginariamente que ‘el Dasein está en la no-verdad’”. En este encubrimiento que hace el Dasein de su estar vuelto hacia la muerte no existe propiamente una duda, puesto que él ya sabe de alguna manera que se va a morir. De lo que se trata, más bien, es de “una forma inadecuada de tener-por-verdadero”. El uno entiende la muerte como algo que le ocurre a otros y que sucede constantemente en el mundo, pero esta certeza de la muerte de otros y de todos no lo toca a él personalmente.
8. En este párrafo se profundiza en lo expuesto en el párrafo anterior y se añade que la certeza de la muerte no es algo de lo cual el uno estaría cierto, se da una cierta apariencia de que el uno estaría convencido de su propia muerte. El fundamento de esa certeza no radica en que unos persuadan a otros, sino que en el hecho de que “uno” experimenta constantemente la muerte de los demás. Es, por lo tanto, una experiencia innegable.
9. Este párrafo expone lo que sucede cuando el Dasein intenta pensar adecuadamente acerca de la muerte. De hecho, sabemos que todos los hombres se mueren. Pero esto el Dasein lo piensa como algo probable y que no es absolutamente cierto. Si hablamos con rigor habría que decir que a la muerte solo se puede atribuir una certeza empírica. Esta certeza no es una certeza absoluta; no es una certeza apodíctica como aquella a la que se llega a veces en el conocimiento teorético como, por ejemplo, la certeza de que la suma de los ángulos interiores de un triángulo es 180°.
10. El texto continúa exponiendo lo que sucede en el pensar cotidiano de la muerte, la cual se manifiesta solo empíricamente cierta. El Dasein se ocupa de la muerte con ocasión de la muerte de los otros. Sin embargo, esta certeza empírica le impide tener acceso a la muerte tal como ella es. Al esquivar su muerte el Dasein tiene otra forma de certeza que la que él quisiera aceptar. La cotidianidad nuevamente se oculta a sí misma frecuentemente esta otra forma de certeza y no se atreve a hacer transparente la muerte para sí mismo. No obstante, la disposición afectiva que el Dasein se procura, es decir, “la indiferente tranquilidad ante el ‘hecho’ de que uno se muere” (cf. p. 274 de Ser y tiempo), muestra que el Dasein tiene una certeza superior a la puramente empírica. “Se sabe de la muerte cierta, y sin embargo, no se ‘está’ propiamente cierto de ella”; se esquiva esa certeza de la muerte. Este esquivamiento no hace sino mostrar aquello que esquiva.
11. El uno suele decir que ciertamente la muerte vendrá, pero “por el momento todavía no”. Este “por el momento todavía no” es una forma como el uno encubre el hecho de la muerte transportándolo a lo que le es por ahora controlable: el mundo de la ocupación. De esta manera, “la muerte queda aplazada para un ‘después’ (…)”. No solo se esquiva la muerte, sino el momento en que ella ha de ocurrir. ¿Cómo? El uno no debe ocuparse de asuntos que algún día vendrán, sino únicamente de aquello que sí apremia: los afanes de la vida cotidiana. El uno dirá que hay tantas cosas que hacer, que por el momento no es necesario ocuparse de la muerte.
12. Se resume lo dicho anteriormente: el uno encubre tanto la certeza de la muerte como la indeterminación de su momento, o sea, que puede ser posible en cualquier momento.
13. El resultado de todo lo planteado hasta ahora se puede expresar en los siguientes términos: “(…) la muerte, como fin del Dasein, es la posibilidad más propia, irrespectiva, cierta y como tal indeterminada, e insuperable del Dasein. La muerte, como fin del Dasein, es en el estar vuelto de este hacia su fin”.
14. El problema que se había planteado respecto a la posibilidad del estar-entero del Dasein cotidiano se ha resuelto diciendo que el resto pendiente de lo que queda por vivir está ya incorporado en el Dasein en su estar vuelto hacia el fin, que lo constituye esencialmente. Ni la estructura del cuidado ni el fenómeno del todavía-no, derivado del anticiparse a sí, son un argumento en contra de la posibilidad del estar entero del existir; más bien, justamente en la medida en que el Dasein está vuelto hacia la muerte en su ser más propio, muestra la posibilidad del estar-entero del existir.
15. Se propone aquí la pregunta de si acaso se ha desarrollado suficientemente el problema del estar-entero del Dasein. Se afirma algo fundamental: estando vuelto hacia su muerte el Dasein de hecho está muriendo en todo momento mientras no haya dejado de vivir. El morir fáctico significa, además, que el Dasein ya ha decidido de alguna manera el cómo del estar vuelto hacia su fin. En el esquivamiento cotidiano este modo es un modo impropio. Ahora bien, la impropiedad está fundada en una posible propiedad. El Dasein se instala habitualmente en la impropiedad, pero esto no implica que necesariamente ocurra así. Es el Dasein quien se determina en una posibilidad de su ser que él comprende.
16. Se plantea la pregunta de si acaso es posible para el Dasein una comprensión propia del estar vuelto hacia su fin. Es precisamente lo que falta para lograr una comprensión suficiente del estar vuelto hacia el fin, es decir, del poder estar-entero del Dasein.
17. Se expone una nueva cuestión: la pregunta acerca de lo que hace ontológicamente posible el óntico estar vuelto hacia la muerte de un modo propio.
§ 53. PROYECTO EXISTENCIAL DE UN MODO PROPIO DE ESTAR VUELTO HACIA LA MUERTE
1. Se plantea aquí el problema de cómo es posible acceder a un modo propio del estar vuelto hacia la muerte, como quiera que fácticamente el Dasein “se mantiene, en forma inmediata y regular, en un modo impropio de estar vuelto hacia la muerte”. Esta comprensión propia que debe ser ontológica