Loli Curto

Macrobiótica I


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aunque los síntomas sean similares. Según la filosofía y la me­dicina oriental, se consi­dera que un ciclo de vida son seis periodos de diez años; cuando se cumplen esos sesenta años, la vida vuelve a em­pezar otro ciclo nuevo.

      «Rectificar es de sabios» es una de mis frases preferidas. Esa actitud me ha funcionado mucho mejor que cuando me basaba en todo lo que había estudiado y aprendido. Ahora la vida me ha permitido descubrir el conocimiento no racio­nal ni teórico producto de la práctica y la experiencia que fui acu­mulando sin ser consciente. Descubrí que «cada caso es un mun­do y lo que sirve para uno no sirve para otro». Es un ini­cio con cada persona, nada es lo que parece; no puedes dar nada por hecho, hay que aprender de cada situación algo nue­vo: 1) Intentar poner un poco de orden en el caos informa­ti­vo que circula sobre alimentación equilibrada, sa­lud integral y medicina natural. Durante años estudie diferen­tes métodos de medicina natural, me fueron transmitidas teorías y con­cep­tos que, con la práctica y la experiencia, he po­dido averi­guar que eran completamente erróneos, pero que nadie podía saberlo en ese momento y aún se siguen trans­mitiendo. 2) Apor­tar las experiencias recogidas duran­te 45 años tratando a per­sonas sanas y enfermas con terapia dietética y alimentación macrobiótica equilibrada, así como con plantas medici­na­les y aromaterapia. 3) Porque en estos momentos los avan­ces tec­no­lógicos de la ciencia van desta­pando muchos de esos errores. Esto nos va demostrando que algunos de los con­cep­tos milenarios que aplica la medi­ci­na tradicional oriental —china, japonesa, tibetana y coreana— desde la Antigüedad son correc­tos y se van verificando a través de la tecnología y la ciencia en Occidente, aunque len­tamente. Intento fusionar los conoci­mientos y ventajas de los dos sistemas, ya que, aunque mi fuen­te es más oriental, yo pertenezco a Occidente; en mí con­viven las dos mentali­dades, y me gusta cuando coinciden…

      En este libro encontrarás información que te ayudará a comprender mejor las estructuras bioquímicas y energéticas de los alimentos, así como sus procesamientos transforma­dores en la cocina relacionados siempre con el organismo humano y su metabolismo. Te invito a recorrer un camino que te permitirá descubrir conceptos que podrás integrar en tu vida para mejorar áreas relacionadas con tu salud. To­mar conciencia del complejo mundo de la alimentación y de todo lo positivo que puede aportarte y, a la vez, de lo nega­ti­vo que puede enfermarte es un inicio.

      El objetivo es utilizar estas páginas como una platafor­ma para dar unas pautas y conceptos básicos y claros sobre la alimentación macrobiótica equilibrada, la salud integral y el bienestar, y la etiología de la enfermedad, así como al­gunas pautas de lo que significa la cocina macrobió­tica me­dicinal de origen natural. Inicialmente quería hacer un libro práctico, ya que el anterior —Disfruta de la Macrobió­tica. La dieta equilibrada— es una obra de carácter más divul­gativo de las bases de la filosofía oriental. Pero a lo largo de este viaje me fui dando cuenta de que el gran problema al que nos enfrentamos cada día es el desconocimiento de las nociones más básicas sobre alimentación: muchas personas solo saben contar nutrientes y calorías. No sabemos diferenciar entre los alimentos crudos y cocidos, nos parece que todos son buenos y que no puede pasar nada por comer frutas o ensaladas en invierno, y que si no estamos diagnosticados de celiaquía, podemos comer pan cada día sin problema…

      Parece necesario tomar conciencia, primero, de cuáles son los errores nutricionales que están llevando a la sociedad a de­sarrollar cada vez niveles más altos de enfermedades y que muchas veces se pueden evitar aplicando correctamente la alimentación. Y, segundo, entrar en el nivel del autoaprendi­zaje para poder empezar a gestionarse uno mismo la salud a escala preventiva.

      Por otro lado, muchas personas se dirigen a mí para so­licitarme cursos, pero he de reconocer que en el pasado hice muchos de ellos y no me satisficieron. Las personas se apun­tan a la información teórica y formativa, pero no cambian ni sus hábitos ni su sistema de alimentación ni su estilo de vida. La información que incorporo en este libro es una invitación que pretende introducirte a la filosofía y medicina oriental ma­crobiótica como si se tratara de un curso básico, aportar pautas y criterios de selección de alimentos en función de tus necesidades y objetivos de salud, dejando fuera todos los ali­mentos que puedas considerar agresivos para ti en función de lo expuesto aquí.

      De todos los conocimientos adquiridos en los últimos diez años, el más valioso sin duda es comprender que la for­ma en que se transfieren los nutrientes procedentes de los alimen­tos al sistema digestivo y después al sistema metabó­lico no es ni mucho menos un proceso estandarizado, para todos igual, como se anuncia en los medios de comunicación. El planteamiento o los criterios, junto con la franja horaria en que se pre­tende aplicar la terapia dietética y el procesamien­to de los alimentos fuera y dentro del organismo, que siem­pre se pre­senta de forma general, son un error de base. Para obtener los beneficios y resultados perseguidos siem­pre debe ser perso­nalizado y basado en un diagnóstico pre­vio de la situación del organismo en cuestión. La afirmación que oímos en todos los medios de comunicación acerca de que tal alimento o sus­tan­cia va bien para tal órgano no es correc­ta. Cada vez que oigo decir o leo, por ejemplo, «comer o to­mar esto va bien para el riñón», siempre me viene a la men­te la mis­ma pregunta: ¿el riñón de quién? Os recomien­do que os hagáis la misma pre­gunta siempre, ya que os planteará una visión nueva.

      En todos los medios suele aparecer diariamente información sobre alimentación o salud que da pautas y consejos tajantes y contundentes, que siempre promete grandes ventajas y pu­blicita alimentos o complementos nutricionales, que además contradice lo que aparece en otros medios. Muchas personas prueban esas propuestas guiadas por el deseo sincero de me­jorar su salud y alimentarse de forma sana para obtener mejo­res resultados, tal como prometen. Lo hacen convencidas de las teorías y afirmaciones expuestas y, sobre todo, con con­fianza en que quien los propone, ya sea una marca o un per­sonaje famoso, se habrá informado previa y correctamente antes de hacer ese tipo de recomendaciones, algo que la ma­yoría de veces no sucede. No dudo de que se hayan informa­do, pero la pregunta es: ¿dónde? La salud debe tratarse con formación, no con información.

      Basándose en estos consejos aparentemente seguros, cien­tos de personas llevan a cabo esos experimentos sin ningu­na garantía, simplemente porque han aparecido publicados en tal o cual medio. Tienen el objetivo de obtener esos be­ne­ficios tan espectaculares que les prometen, pero en la práctica muchos no los consiguen y llegan a la conclusión de que esos consejos no les funcionan porque algo han hecho mal o porque no han entendido bien algún aspecto. Parece que nadie se preocupa por saber de dónde viene esa información y si es fidedigna, si ha sido avalada por algún profesional ex­perto en el tema. Deberíamos saber diferenciar con claridad los profesionales expertos en una materia de los que solo son aficionados, que han leído mucho de diferentes fuentes y saben organizar muy bien la información, publicitarse y ven­derla en los medios. Todos deberíamos tener claro que estos últimos no son profesionales y, por desgracia, abundan. A continuación, te muestro algunos datos de cada perfil:

      El profesional. Tener la carrera de biólogo, farmacéuti­co o médico no te convierte en experto terapeuta en alimen­ta­ción macrobiótica medicinal, en dietética y nutrición o en die­to­te­rapia china, aunque la mayoría da por hecho que sí. Otra cosa muy diferente es que haya médicos u otros profe­sio­na­les de la medicina que hayan añadido a su carrera for­ma­ción o especialización en estos temas, relacionándolos y fusio­nán­dolos a la hora de aplicarlos como terapia. Este per­fil profe­sional que fusiona el campo de la medicina y el de la dietoterapia oriental no es abundante, y uno que se decan­te por aplicar exclusivamente la dietética y alimentación como terapia reparadora todavía es menos común… Pero existe, solo hay que localizarlo. Esta minoría de grandes pro­fe­sio­na­les en el campo de la salud, la dietética-nutrición y la ali­men­tación suelen publicar las «grandes verdades», siempre argumentadas y do­cumentadas, basadas en experimentos cien­tíficos realizados con rigor y corroborados por pruebas analíticas de laborato­rios. Estos expertos y sus descubrimientos no suelen interesar al conjunto de la sociedad, y menos aún a la industria, que ten­dría