y prosiguen de por vida. A medida que el niño crece y llega a la adolescencia, cada nivel de edad representa una ventana por la que el niño explora y aprende nuevos códigos cognitivos, afectivos y conductuales –sistemas de codificación– que son particulares para esa edad y a menudo únicos para ella. Lev Vygotsky (1978) describió un principio similar que él llamó «zona proximal más cercana para el desarrollo»; sin embargo, no describió ninguna conexión con el cuerpo.
El proceso del desarrollo motor se produce al mismo tiempo. En cada edad el niño integra nuevos músculos o porciones de los músculos en sus funciones motrices voluntarias, que es como desarrolla los nuevos patrones de movimiento que son apropiados para esa edad. Esta correlación de la función motriz y psicológica implica que, en efecto, los sistemas de codificación que comprenden el desarrollo psicológico están enraizados en el cuerpo.
Creemos que es mediante las relaciones y la interacción con otros como desarrollamos el Yo. Siempre que probamos algo nuevo, se desarrollan estructuras en el cerebro que se convierten en codificaciones después de haber probado muchas veces. En las codificaciones integramos la situación global y no sólo algunos elementos. La codificación ocurre en contacto con otras personas, y se forma en el niño un conocimiento básico de «quién soy», «cómo siento», «cómo voy a actuar» y más conocimientos sobre «el otro» y sus acciones. De este modo podemos esbozar la hipótesis de que el aprendizaje de quién o cómo es el Yo ocurre mediante la experiencia del Yo en las interacciones. Algunas codificaciones se crean cuando el niño está solo y en contacto con la fuerza de la gravedad y experimenta nuevos movimientos o nuevas actividades como la pintura o el juego.
Esta comprensión se compara con un concepto propuesto por Maja Lisina (1989, 2728), quien escribió que «el desarrollo de la imagen del Yo y las imágenes de otras personas depende del grado máximo que la comunicación con otras personas tuvo sobre el carácter…» Esto llevó a una nueva investigación sobre las «interrelaciones (amistad, amor, popularidad), la imagen del Yo (el reflejo social) y la imagen de otras personas (la percepción social), y por tanto, por así decirlo, fue un producto específico de la comunicación.»
La dinámica corporal percibe la imagen del Yo como nuestra formación del Yo.
Códigos y codificación
En el Sistema de la Dinámica Corporal hablamos de códigos abiertos, códigos cerrados y códigos inexplorados. Estos tipos de códigos se forman en la infancia, y sus patrones de codificación son moldeados por las interacciones y relaciones entre el niño y los adultos, y el niño y otros niños. Véanse las definiciones en la sección previa.
Codificación implica ocho elementos, que aparecen más adelante en el diagrama. Estos elementos se aplican por igual a los códigos abiertos, los códigos cerrados y los códigos inexplorados, aunque no se produzcan necesariamente en alguna secuencia u orden específicos. Cualquier contexto dado puede contener más o menos de estos elementos y diferir la forma en que intervienen en el proceso de codificación.
El sistema de codificación existe en un ámbito que llamamos contexto. El contexto se puede interpretar como el marco básico de la mente de la persona en general y del niño en desarrollo en particular (el sujeto); al mismo tiempo, el contexto también es el marco básico de la mente de la persona con la que el niño se comunica (desde el punto de vista del niño, el objeto). Lo más probable es que el contexto también incluya todos los elementos del espacio en los que se produce la interacción (una clase, un salón, etc.) y factores como el momento del día, el buen o mal tiempo, etc.
El contexto ocupa un lugar central en el esquema de interacción de la codificación e influye en todos los demás elementos, como se describe en los siguientes párrafos. El contexto es asimismo una experiencia previa de la persona, lo cual, junto con la situación actual, influye en todos los elementos. Estos elementos también se describen en los siguientes párrafos.
Elementos de codificación
1. Sensaciones externas y hechos externos (exterocepción)
Este elemento abarca toda la información que recibimos de nuestro entorno por los sentidos físicos: visión, oído, olfato, gusto y tacto (por la piel: presión, dolor, calor, frío, receptores táctiles del pelo, cosquillas, etc.) Las sensaciones externas también deben incluir un sexto sentido: los receptores sensibles a la corriente electromagnética, y pueden diferenciar grados de frecuencia, tensión (voltaje) e intensidad.
2. Percepción e interpretación de los hechos
Después de percibir aferentes sensitivos con nuestros sentidos externos, sus señales se procesan en el sistema nervioso de modo que doten de significado y estructura a los acontecimientos externos, en nuestro caso estar con otra persona. Las palabras que nuestra cultura emplea para describir este elemento son: experiencia, interpretar, creer, entender y significado, entre otras. A veces usamos palabras de otro elemento, como veo, oigo (elemento 1), siento (emoción, elemento 4) o sensación interna (elemento 3), pero tal uso de otros elementos empaña la claridad de la percepción y/o interpretación, y establece el marco para el inicio de un código cerrado.
3. Sensaciones internas y sensaciones corporales (interocepción y propiocepción)
Nuestro sistema nervioso y nuestros músculos ejecutan los movimientos sin nuestra participación consciente y también registran sensaciones inconscientemente, aunque es posible hacerlo de manera consciente. Parte del reto consiste, por tanto, en encontrar palabras que describan todas estas a menudo modalidades inconscientes de las sensaciones corporales, y también tener una idea relativamente clara de dónde se localizan las sensaciones en el cuerpo. Algunas de las palabras que nuestra cultura emplea para describir este elemento son: tensión, presión, calor, frío, movimiento, vibración y dolor, así como estiramiento, latido cardíaco, respiración, pulso, flujo, posición del cuerpo, y otras palabras que diferencian los aspectos más refinados de nuestros sentidos internos.
Hay diferentes sistemas de sensación interna (Gjesing, 2004; Jacobsen, 2005):
• La posición y el movimiento de las extremidades, que comprenden la sensación/propiocepción de músculos y articulaciones, constituyen un sentido que registra y ajusta inconscientemente (aunque es posible hacerlo de forma consciente) las posiciones interrelacionadas de las extremidades respecto a la gravedad y la contracción o extensión de músculos y articulaciones.
• El sentido cinestésico o del equilibrio es un tipo de movimiento que registra conscientemente las posiciones y los movimientos en y con el cuerpo.
• Esto es una combinación del sentido del tacto (sensación externa) y del sentido del músculo y la articulación (sensación interna).
• El sentido de las fuerzas de aceleración y gravitacionales aporta información sobre la posición de la cabeza respecto a la gravedad y sobre la dirección y la velocidad.
4. Sensibilidades
El Sistema de la Dinámica Corporal distingue tres niveles diferentes de función afectiva, que llamamos instintos, emociones y sentimientos. Estos tres niveles corresponden en gran medida a las tres capas del encéfalo identificadas por la neurociencia. En nuestro esquema:
• Los instintos surgen del tronco del encéfalo (el cerebro reptiliano).
• Las emociones surgen y se procesan en el sistema límbico del mesencéfalo (el cerebro mamífero).
• Los sentimientos se procesan en la parte del encéfalo única del ser humano, la corteza frontal o telencéfalo.
Instintos
Hablando con propiedad, este nivel debería llamarse afecto instintivo, las sensibilidades de los reptiles capturados en situaciones de vida o muerte en las que la supervivencia del individuo o de la especie se vuelve una compulsión