dejar de ser él mismo) se ha convertido en el origen de sus síntomas como señales de su descarrío.
La tercera serie de temas que buscamos en la entrevista refiere al mito personal de cada paciente. Lawrence LeShan solía preguntar a sus pacientes cosas como: ¿Qué tipo de vida haría que le gustara levantarse por las mañanas y acostarse “agradablemente cansado” por la noche? ¿Qué es lo que le entusiasmaría y qué lo desanimaría en la vida? ¿Qué tipo de vida imagina que podría dar salida a sus potencialidades y talentos? ¿Qué tipo de vida imagina que le podría dar armonía física, psíquica y espiritual? ¿Qué estilo de vida supone que sería afín a su ser? ¿Cómo viviría si pudiera hacer que el mundo conspirara a su favor?
Bach comenta que la salud verdadera es la felicidad. “La verdadera salud es la felicidad, una felicidad muy fácil de lograr porque es la felicidad de las cosas pequeñas: hacer las cosas que realmente nos gustan, estar con las personas a quienes verdaderamente apreciamos. De esta forma no existe tensión, ni esfuerzo, ni luchas por conseguir lo inaccesible, y la salud se encuentra allí, para que aceptarla cuando lo deseemos. Consiste en descubrir y realizar la tarea para la que estamos verdaderamente capacitados”. De modo que si salud es felicidad, la enfermedad implica su ausencia. ¿Qué nos aleja de la felicidad? Desde la óptica de Bach, no ser lo que tenemos que ser, no aprender lo que tenemos que aprender, no hacer la tarea que tenemos que hacer, no caminar por el sendero que nos corresponde. Por lo tanto ajustar la vida (según la perspectiva singular de cada quien) al correcto ser, estar y existir es el modo de alcanzar el gozo de la vida. (“¡Qué divertida es la vida una vez que hemos hallado nuestra tarea correcta!”)
En este punto las preguntas que formula LeShan son plenamente coherentes y remiten a que la persona se interrogue sobre la congruencia de su manera de vivir y las consecuencias a que la conduce, a la vez que descubra el deleite por la vida, ya que es crucial “considerar la existencia, no solamente como un deber que hay que soportar con tanta paciencia como sea posible, sino como una verdadera alegría en la aventura de nuestro viaje a través de este mundo”. Sin embargo, la felicidad, la alegría y el deleite a los que Bach se refiere son una experiencia interior que no se vincula con “la seducción que ejercen los entretenimientos mundanos” ni con los placeres materiales de los cuales los seres humanos se hacen dependientes.
Ser felices, en suma, es ser auténticos con nosotros mismos y con nuestra historia personal, en el sentido de que venimos a este mundo con una misión, y cumplirla es lo que nos hace genuina y legítimamente felices. A esto se refiere Joseph Campbell con su propuesta de encontrar el mito personal que asiste en la vida a cada persona y le da significación a su recorrido por ella, acción de hallazgo que puede sintetizarse en descubrir quiénes somos, qué tenemos que hacer y vivir de acuerdo con esa verdad, como la única posibilidad de ser realmente libres. A continuación Campbell se pregunta cómo puede una persona darse cuenta de cuál es su mito personal. La respuesta que da es una nueva pregunta: ¿cuál es el sentido de armonía y felicidad que la alienta? La respuesta final: si no se conoce, hay que encontrarlo y vivir de acuerdo con él. La enfermedad aparecería aquí como la pérdida de contacto con el mito personal de cada uno.
Bach señala que hay personas que desde la infancia saben cuál es su tarea, pero otras no, y muchas veces no pueden descubrirla en el curso de su vida. Es alentador lo que apunta en ese sentido: que la búsqueda en sí misma es valiosa y conlleva alivio, “ya que nuestra alma es sumamente paciente con nosotros. Lo que cuenta es el deseo correcto, el motivo correcto –sin importar el resultado–, y en eso consiste el verdadero éxito. Por lo tanto, si usted prefiere ser granjero en lugar de abogado, o peluquero antes que conductor de colectivos, o cocinero en lugar de verdulero, cambie de ocupación y sea lo que quiere ser. Solo de esa forma se sentirá feliz y bien, trabajará con gusto y desempeñará una mejor tarea como granjero, peluquero o cocinero, de la que realizaría en cualquier otra ocupación que jamás le ha pertenecido. Recién entonces estará obedeciendo los mandatos de su Yo Espiritual.”
Los planteos de LeShan y Campbell son estrictamente convergentes con la propuesta de Bach, y responden a una posibilidad concreta de instrumentación terapéutica en el desarrollo del diálogo con el paciente. La búsqueda del mito personal que se realiza con él en la entrevista se fundamenta en el hecho de que lo que brinda salud y felicidad a una persona es poder lograr estar en armonía con su alma: cuando lo que alguien dice, hace, es y siente guarda conformidad con el Plan de Vida que su alma eligió para su presente encarnadura. En cambio, cuando vive enajenado por su mito personal, cuando lleva adelante una historia equivocada, la infelicidad y la enfermedad se apoderan de su personalidad, y esto es señal de estar fuera del sendero trazado que se debía caminar. ¿Cómo saber cuándo estamos en armonía con ese mito personal?
Jean Shinoda Bolen, en su precioso libro El sentido de la enfermedad, comenta lo siguiente:
Tu verdad es tu mito. Ahí es donde tú encuentras la armonía y la felicidad. La armonía consiste en recorrer el camino adecuado y ser uno con él; desarrollar una vida apasionada y coherente con los valores personales para lo que se está naturalmente dotado. La armonía consiste en permanecer con nuestra pareja, amigos o en soledad, con animales o inmersos en la naturaleza, en una ciudad, país o lugar concretos, y que nos embargue la impresión de estar en el lugar que nos pertenece. La armonía consiste en experimentar una gran aflicción que se corresponda con una inmensa pérdida. La armonía es una espontaneidad natural, desinhibida; la inmediatez de la risa, la irrupción del llanto. La armonía se da cuando el comportamiento y la creencia andan juntos, cuando la vida arquetípica y la vida exterior se reflejan mutuamente y nos mantenemos fieles a nosotros mismos. Lo único que podemos expresar es “Me siento en casa”, “Lo que hago me tiene completamente absorbido”, “Me hace feliz”, “Te quiero, “Esto es la felicidad”.
La felicidad y el regocijo nos invaden en los momentos en que habitamos nuestra verdad más alta, momentos en que lo que hacemos es coherente con las profundidades arquetípicas. Es cuando nos mostramos más sinceros y confiados, y somos conscientes de que todo lo que abordemos, por trivial que parezca, es sin embargo sagrado. Cuando advertimos que formamos parte de algo divino que nos incluye y está en nosotros.
Si cambiamos la palabra arquetipo por alma este texto bien podría haber sido escrito por Bach, y puede servir de guía en el trabajo de entrevista para indagar y observar la discrepancia del paciente con su mito, área esta que representa investigar los naufragios que pueblan la navegación del barco de su personalidad por el mar de la vida hacia el cumplimento del plan de evolución diseñado por su alma.
HISTORIA CLÍNICA
Otra herramienta de trabajo es la historia clínica, que desde su mismo nombre alude al hecho de construir un registro sistemático de los padeceres del paciente a lo largo del tiempo. Puede ser definida como un conjunto de informaciones ordenadas que siguen un sistema lógico de indagación, a partir de cuyos resultados se puede intentar establecer un diagnóstico.
De parte del terapeuta consiste en una labor que combina técnicas distintas –encuesta, pesquisa, averiguación, examen, sondeo y exploración– en un mismo procedimiento de investigación. Del lado del paciente promueve revelaciones, declaraciones, testimonios, manifestaciones, confidencias, aclaraciones, explicaciones, negaciones y afirmaciones, a veces realizadas con una gran dinámica participativa. El paciente ante la pegunta concreta puede genera todo un espacio de recuerdo, reflexión y comentarios que antes habían quedado olvidados.
Es bastante útil luego de la etapa de entrevistas abiertas realizar esta tarea. Este ejercicio da un buen panorama de aspectos que no se han investigado o que el paciente no ha relatado por alguna razón que habrá que descubrir.
Este instrumento no tiene en la Terapia Floral la misma cualidad que en la medicina por muchas razones, comenzando por las visiones diferentes de estas prácticas del arte de curar. Sin embargo, no hay que descalificar las herramientas por el uso que se les haya dado en otros campos, y sí rescatar su pertinencia a la hora de la tarea clínica. La relativa objetividad de una historia clínica puede conciliarse con la subjetividad de una entrevista, y los dos tipos de registros converger