Su lucha contra Hegel se generaliza en numerosos pasajes de su obra, y adquiere su mayor fuerza en la introducción al “Concepto de la angustia”, y sobre todo en el “Post-scriptum final no científico a las migajas filosóficas”
35 Conjunto de fascículos que aparecerán entre el 24 de mayo y el 30 de septiembre de 1855.
36 La primera alusión que se tiene de la categoría de “individuo”, se encuentra en el prólogo de los dos primeros Discursos edificantes: Todo don bueno y toda dádiva perfecta viene de lo alto.
Una relectura de la relación filosófica Wojtyla-Levinas. Otra interpretación de una tensión entre dos tradiciones sobre la persona
Juan Pablo Viola
Universidad Católica de Santa Fe
Resumen
En esta ponencia nos proponemos analizar parte de la obra de dos filósofos del siglo XX asociados a la corriente personalista europea: Wojtyla y Levinas respectivamente. Los dos llegaron a conocerse muy bien y entablaron además de una gran amistad un diálogo acerca de sus modos de entender la fenomenología y la filosofía en general. No es la primera vez que se cotejan estos dos filósofos. Pensadores de la talla de R. Guerra López, Julia Urabayen y Juan Manuel Burgos han discutido y expuesto sus ideas mostrando semejanzas y diferencias entre los dos pensadores. La idea de este texto es, a partir de éstos análisis, volver a poner en diálogo a los dos filósofos aprovechando el nuevo material sobre ambos. Intentaré demostrar que Wojtyla realiza un planteo ontológico de la persona, a través del análisis de la manifestación de la misma a través de la acción, y Levinas en este sentido tiene interesantes ideas que aportar, tanto a Wojtyla como a toda la historia de la ontología, poniendo el foco en un más allá de la ontología. En efecto, el filósofo francés sostiene que hay que pensar el acontecer previo a la subjetividad, esto es, su posible origen no-ontológico. Lo que Levinas reclama como la constitución ética del ego a partir del Otro.
Palabras claves
fenomenología realista - Wojtyla - Persona - Alteridad - Levinas
“Le dépassement du solipsisme, désormais, sera éthique ou bien ne sera pas”.
(F. Ciaramelli, 1981, 14).
En la presente comunicación vamos a enfrentar y poner en diálogo a dos filósofos contemporáneos, que tienen en común la defensa del humanismo, cada uno desde su perspectiva particular del mismo. Me refiero al filósofo católico Karol Wojtyla y al filósofo judío Emmanuel Levinas. La referencia que hacemos a la religión de estos dos autores no es azarosa, pues cada uno hace filosofía desde la cosmovisión en la que se encuentran. Lo interesante de ellos es que, a pesar de las diferencias, tienen muchos elementos en común, y una amistad que incluso se ha documentado. Comparto con la mayoría de los autores que Wojtyla es un filósofo personalista, pues así lo atestigua una de sus obras filosóficas más leídas, Persona y acción. No sucede lo mismo con E. Levinas, sobre quien he hecho mi tesis de doctorado. El concepto de persona no le es totalmente ajeno al autor francés, pero en su obra escrita no se concibe al hombre como persona, si bien se podría decir que la “concepción antropológica levinasiana”, si se puede hablar en estos términos, guarda varios aspectos análogos al personalismo. Pero, sucede que la palabra y el concepto de persona viene directamente de la filosofía cristiana, de la que Levinas siempre intenta diferenciarse, pues él hace filosofía desde las raíces del humanismo judío37 de Franz Rosenzweig, Herman Cohen, Gaon de Vilna, H. Volozim, el Talmud y la Torá. La fuente común con Wojtyla es la fenomenología, y hay que decir, que incluso la fuente fenomenológica de la que abrevan no es exactamente la misma. Levinas, viene directamente del estudio y lectura de los textos de Husserl y luego de Heidegger. Y Wojtyla, recibe la filosofía fenomenológica en primer lugar de Max Scheler, que hace una fenomenología distinta a la husserliana, y luego de un discípulo directo del autor de Ideas I: Roman Ingarden, el único alumno polaco del fundador de la fenomenología.
Por esta razón, yo soy de la opinión, y esto es algo que también intentaré fundamentar, de que Levinas no puede ser considerado personalista. La noción levinasiana de Rostro es la más cercana a este concepto filosófico, cristiano y católico. De todos modos, hay muchas salvedades que conviene hacer a este respecto.
El texto que presento comenzará exponiendo de modo abreviado el pensamiento de cada uno de estos autores, empezando por Wojtyla. Mi interpretación del filósofo devenido papa, se acotará a su obra “Persona y Acción”38, que es su texto más fenomenológico. En cambio, en cuanto a Levinas intentaré abarcar un poco más: tanto “Totalidad e Infinito”, como “De otro modo que ser”, y “Descubriendo la existencia con Husserl y Heidegger”. La idea es hacer una exposición y una interpretación de estos autores, no solo a partir de sus textos, sino también de algunos de sus comentadores y especialistas más renombrados. Después del análisis y presentación del pensamiento de cada uno, sacaré algunas conclusiones en la que intentaré demostrar que entre estos dos autores, a pesar de sus diferencias, se pueden establecer varias similitudes. La diferencia fundamental entre ambos, intentaré hacer ver, tiene que ver con el origen del que parte cada uno. Sin embargo, esta diferencia no sólo no los separa, sino que puede ayudar a complementar las dos filosofías, en cuanto a sus concepciones antropológicas.
Wojtyla: desde el tomismo a una fenomenología ontológica.
El filósofo polaco se forma en teología (1948) en un tomismo escolástico, que podríamos calificar de demasiado rígido. Garrigou-Lagrange era por aquella época, la autoridad en la materia, en el Angelicum de Roma, y es a quien Wojtyla elige como director de su tesis de doctorado: “La fe según San Juan de la Cruz”. Esto le traerá, según cuentan sus comentadores y biógrafos, Buttiglione es uno de ellos, varios dolores de cabeza. Por lo que cuando vuelve a Roma para estudiar filosofía, ya no se siente más atraído por el Aquinate, y decide especializarse en ética, para lo cual se pone a leer a un filósofo católico, que propone una ética desde una perspectiva poco conocida hasta el momento en el ámbito eclesiástico como la fenomenología. Se trata de Max Scheler, un hombre difícil según cuentan las crónicas, que además se convierte de grande a la Iglesia católica y luego de un tiempo la abandona. Conviene acotar aquí que Scheler, en su época católica escribe un texto cuyo centro conceptual es precisamente la persona. Se trata del famoso librito que muchos hemos estudiado: “El puesto del hombre en el cosmos”. Probablemente uno de los primeros textos que no apela ni a Boecio ni al Aquinate para definir la realidad personal del ser humano. La tesis de Wojtyla se titula: “Valoración sobre la posibilidad de construir la ética cristiana sobre las bases del sistema de Max Scheler” (1954). Según comenta J. M. Burgos, “este momento fue central en su evolución intelectual y él mismo lo ha reconocido en diversas ocasiones” (Burgos, J.M., en Fernández Labastida, F. – Mercado, 2007):
“Debo verdaderamente mucho a este trabajo de investigación [la tesis sobre Scheler]. Sobre mi precedente formación aristotélico-tomista se injertaba así el método fenomenológico, lo cual me ha permitido emprender numerosos ensayos creativos en este campo. Pienso especialmente en el libro Persona y acto. De este modo me he introducido en la corriente contemporánea del personalismo filosófico, cuyo estudio ha tenido repercusión en los frutos pastorales” (Juan Pablo II 1996: 110).
El giro hacia la fenomenología vendrá más adelante, siendo el filósofo polaco ya obispo de Cracovia. Por esta época, Wojtyla recibe en conversaciones filosóficas en su casa Arzobispal al por entonces profesor de la Universidad de Cracovia, Roman Ingarden. Gracias a éste autor, Wojtyla toma contacto con la fenomenología ortodoxa. Así en 1969 escribe “Osoba i Czyn”, “Persona y acción”. La primera edición es en polaco, sin embargo, hay una segunda edición, “The acting person”, en colaboración con la filósofa Anna Teresa Tymieniecka, que se publica en inglés, ya que la autora residía en Estados Unidos. No obstante, la mayoría de los comentadores concuerda en que esta edición inglesa traiciona el texto original polaco. Nosotros trabajamos sobre una versión