codeo.
Sus mejillas se enrojecen y yo me quiero golpear en la cara. No debo ser tan evidente en mi forma de tratarla. Sin embargo, sé que Larry no ha pillado absolutamente nada. Si me preguntaran quién es el tipo que se da menos cuenta cuando alguien está interesado en él, diría que: Loann, seguido de Larry.
Dios cómo me inquietan.
—¿Es la primera vez que vienes a una fiesta así? —pregunto, para aliviar más la situación.
Ella perece relajarse un poco.
—Sí, de hecho, es la primera vez que me invitan —expresa tímida.
Aw, cosita.
—¿Los muchachos de tu clase no están aquí?
—Mis amigos no suelen venir a estas fiestas, pero quise, ya saben, bueno... —tartamudea—. Los años universitarios son cortos, pero son los mejores.
—Estoy de acuerdo en eso, Less. Definitivamente la época universitaria es lo mejor de la vida — dice Larry, guiñándole un ojo mientras le da una calada a su cigarrillo. Lesly apresura a tomar un sorbo de su trago para esconder el nerviosismo que hasta yo capto en su cuerpo—. No familia, no padres, no control y, sobre todo, mucho…
—Larry —mascullo.
—No te preocupes, mi espacio social está interesado en expandirse —dice ella, tímida y sobria. Claramente necesitando un poco más de valor. La personalidad de Larry es demasiado exorbitante.
Paso mi brazo por su espalda y dejo que mi mano caiga en su hombro.
—Pues Larry te enseñará todo lo que se hace en estas fiestas universitarias, quien mejor que el amo de la sociabilidad para hacerlo ¿verdad, Larry?
Larry asiente, un tanto confundido, pero lo hace. Lesly parece estar ahogándose cuando me escucha sugerírselo a mi amigo, lo que me hace sentir que he metido la pata por segunda vez.
Bien, concéntrate en lo tuyo Defne. Eres mala uniendo a las personas.
Cuando acompañamos a Lesly a la cocina, le susurro a Larry que he comprobado que Loann está en la fiesta. El choca los puños conmigo y yo hago una mueca de sufrimiento. Mi amigo toma mis hombros con ambas manos y sacude mi cuerpo un poco más fuerte de lo que yo desearía.
—Sé valiente como siempre lo eres, es solo un chico. Solo ábrele tu corazón y veamos qué pasa.
—Pensé que ibas a decir alguna obscenidad —digo divertida.
—Bueno, yo solo te aconsejo el corazón. Si deseas abrir otras cosas, pues...
Golpeo su hombro y luego le doy un abrazo. Cuando me separo, encuentro el rostro desencajado de Lesly.
Mierda, no.
***
Convencer a Lesly de que Larry y yo solo somos buenos amigos, me toma una parte de la noche. Cuando lo consigo, la dejo junto a Larry y le hago prometer a mi mejor amigo cuidar de ella. Después de eso, me enfrasco en la difícil tarea de encontrar a Loann.
Primero, busco por los alrededores de la piscina, seguido de la sala principal, los pasillos hacia la cocina y la mini sala de recepción. Pero no hay señales de él.
¿Acaso hay la posibilidad de que se haya arrepentido de estar aquí? ¿Acaso se ha encontrado con alguna chica y ahora está en alguna habitación de esta mansión haciendo cosas sucias, y a espaldas de Disney?
Pues yo debo velar por la dignidad de Disney.
O bueno, no, pero debo saber dónde maldita sea está.
Antes de subir un escalón más hacia el segundo piso, me detengo. Miro a todos a mi alrededor y observo a cada una de las personas que están aquí. Nadie de esta fiesta conoce a Loann Cooper, por lo tanto él no puede haberse involucrado con ningún grupo simplemente porque no está en su entorno seguro.
Analizo un poco más la situación. Bien.
Té helado es un chico arrogante, frío, inteligente, poco sociable y, por algún motivo que desconozco, está aquí. En la fiesta de Trina Halth. Podría ser bien una razón de venganza como lo intuye Larry, o simplemente un tema de querer pasar el rato y nada más. Sin embargo, eso no quita todo lo que pueda seguir odiando. Así que…
¡La biblioteca!
Sí claro, Defne. Qué original eres.
Bien, ahora el único problema es: ¿Dónde está la bendita biblioteca?
Recuerdo la casa de mi padre en Miami; similar a esta, pero con menos habitaciones. Las casas de playa siempre tienen un despacho pequeño, no tan grande porque usualmente los adinerados no las usan para realizar trabajos de oficina. Son tan solo para atender algunos pendientes de trabajo. Así que intuyo debe estar en alguna habitación del segundo piso, justo en donde la vista da hacia el mar, ya saben, para mantener relajado a un empresario cuando quiere tener una idea nueva de negocio.
Genial, amo ser tan analítica.
Me dirijo hacia la segunda planta con rapidez. Reviso las habitaciones del lado derecho con vista hacia la playa, pero todas están cerradas, probablemente ocupadas por parejas de universitarios teniendo sexo. Clásico.
Solo una me da el acceso que necesito, giro la perilla de la puerta y esta se abre. ¡Mierda! Ya estoy cerca de verlo, mis manos sudan y mi cuerpo tiembla mientras me adentro a la habitación. Todo está oscuro, solo escucho unos gemidos de placer. Me congelo.
Dios, que no sea lo que estoy pensando.
Enciendo la luz y encuentro una imagen que no hace que mi corazón se comprima, pero sí que mi estómago lo haga.
Es JC teniendo sexo con una de las amigas de Trina.
***
Cansada de toda esta ridícula situación, voy hacia la primera planta con el paso un poco arrastrado. Me duelen los pies de tanto caminar, siento ansiedad por no encontrar a Loann y, para colmo no, encuentro ningún maldito baño disponible. He almacenado demasiado líquido por todos los tragos que bebí mientras buscaba a Loann.
Sé que mi té helado ya no está en esta fiesta y sé que mis posibilidades de decirle lo que siento se han ido a la basura esta noche. Y sé también que probablemente ahora esté con Lilian besándose y reconciliándose en algún restaurante de la ciudad o, en el peor de los casos, en su habitación.
Odio mis pensamientos. Odio no poder odiar a Loann. Odio estar enamorada de él.
Me recuesto en la pared de uno de los pasillos, exhalo un momento y trato de ordenar mis ideas. No quiero perder el control y no debo desfallecer solo porque esta noche no fue mi oportunidad, porque habrán más y estoy segura de eso.
Miro hacia el lado derecho y encuentro una puerta semiabierta, rezo internamente porque sea un sanitario. Al llegar, confirmo que lo es. Cierro la puerta y me miro en el espejo. Mi cabello rubio esta desordenado y mis mejillas más rozadas que lo frecuente. Lavo mi rostro y luego voy al inodoro. Después de vaciar todo el líquido de mi interior y lavar mis manos, jalo la llave. Voy de regreso a la puerta, pero entonces escucho unos quejidos extraños que vienen de la ducha.
Me acojono un poco, digo, cuánta probabilidad hay de que encuentre a un matón dentro de la casa de Trina, o a un pervertido, o tan solo un universitario dopado. Retrocedo unos cuantos pasos decidida a huir de ahí, pero los quejidos se oyen cada vez más fuertes y no parecen ser de un matón, sino de un universitario ebrio. Tengo curiosidad en saber quién es, así que con algo de temor avanzo hacia la ducha y corro la puerta de cristal polarizado que nos separa. Cuando revelo la identidad del desconocido, me hielo, pero tan pronto veo su rostro adormecido esa gelidez se transforma en algo cálido. Mi corazón golpetea con fuerza y mis piernas tiemblan más que una gelatina. Aún es los momentos más desfavorables sigue viéndose como un modelo de revista.
¿Cuánta probabilidad hay de encontrar a té helado en una bañera ebrio?
1%,