Pero, en vez de eso, Julián sonrió y asintió con aprobación:
—Qué chévere.
Yadriel se echó a reír de la sorpresa y observó a Julián con curiosidad mientras este empezaba a dirigirse hacia la iglesia. Tenía una belleza clásica de cejas pobladas y nariz recta; parecía una de las estatuas de piedra que adornaban los nichos de la iglesia. La reencarnación de un guerrero azteca.
Cuando Julián se dio cuenta de que Yadriel lo estaba mirando, el nahualo apartó los ojos rápidamente.
—¡Oh! —Julián se acordó de algo—. En tu casa hay comida, ¿verdad? Que lo de que tengo hambre lo decía en serio.
Yadriel soltó un suspiro irritado:
—Primero tenemos que meterte en casa sin que te vea mi abuela, pero sí, hay comida; se pasó el día entero cocinando.
—¿Comida casera de tu abuela? —exclamó Julián, incapaz de contenerse.
—¡Chsss!
—Ah, perdón.
Yadriel notó una sensación fría en la nuca cuando Julián se le acercó y, con gran preocupación, le preguntó al oído:
—¿Los fantasmas pueden comer?
Santa Muerte, llévame pronto.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.