Julio Rilo

Los irreductibles II


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¿Cómo mierdas haces una temática para un concurso familiar que gire en torno a una cochina máquina? ¿Cuántos datos curiosos se pueden sacar para hacer interesantes las preguntas? Esto está siendo más un trabajo de investigación que de escritura. Yo no sé qué vamos a hacer, de verdad… Todas las ideas para anécdotas y preguntas que se han sacado los guionistas son muy flojas.

      Mientras le daba una larga calada al puro, Ricardo aprovechó para hablar:

       —Los gringos han empezado a trastear hace poco con un nuevo concepto en la ciencia ficción que tiene algo que ver con eso. Se llama «steampunk», y consiste en mezclar aspectos de la estética y la tecnología victoriana con conceptos habituales de la ciencia ficción.

       —Vaya… no tenía ni idea, pero suena muy interesante. ¿Cómo dices que lo llaman?

      —Steampunk.

      —Steampunk… Parece el nombre de un grupo de música inglés. —Hizo una pausa para dejar que Ricardo riera—. Voy a buscar más sobre el tema. Aunque no creo que valga ya, porque este programa se tiene que estar emitiendo el viernes. Ay, se supone que el director soy yo, pero aquí opina todo el mundo. ¿Te puedes creer que hoy nos ha venido el representante de Camilo Sesto con la propuesta de un número cómico y chistes para después de su actuación musical? ¡Chistes! ¿Desde cuándo se dedica a la comedia este… pelotudo?

       —Pues hombre, con ese pelo yo sí le veo futuro como cómico.

       —¡Ja! Sí… No, pero en serio, hacer comedia es un arte en sí mismo. Por eso me revienta que me vengan a meterse en cosas que no son lo suyo, porque si queda mal, es el programa el que queda mal… En fin, perdóname, que te estoy calentando la oreja, pero es que me tienen las bolas por el piso.

       —No es molestia, hombre.

      —¿Y cómo te va lo tuyo?

       —Pues ahí va.

      —¿Cuándo veré esa novela terminada?

       —Pues no lo tengo nada claro, don Narci… Chicho. No lo tengo nada claro, Chicho.

      —¿Y eso?

       —No sé, creo que no es lo mío.

      —¿Escribir?

      —¡No! Escribir sí. Las novelas.

       —Ah, claro. Cada formato tiene su intríngulis. ¿Y por qué no te ves haciendo novela?

       —Pues porque hay demasiada descripción que meter entre las escenas de diálogos. Siento que no hago avanzar la acción y que no llego nunca a aquellas escenas sobre las que quiero escribir. Además, que no sé qué pasos tendría que seguir para conseguir que me editaran.

      Kino no dijo nada, pero entendía perfectamente cómo se había sentido su padre.

      —Te entiendo —dijo Chicho—. Pero también te digo que hasta que no termines nada de lo que tienes no vas a poder dedicarte a esto. Preocúpate antes por terminar, que si el producto se puede vender los contactos saldrán solos. Además, tú tienes buenas ideas. Como la serie aquella sobre una habitación de hotel que cada capítulo está ambientado en una época diferente y con un reparto distinto y tocando géneros desiguales. O la otra serie de los viajes en el tiempo sobre la que me estuviste contando aquel día. Aquella que me recordó a Dr. Who. Que, por cierto, ¿has conseguido ver ya algún capítulo?

      —Aún no.

      —Ay, es que son difíciles de conseguir, y yo los que he visto son en inglés. Aunque te gustaría. Pero eso, que tienes buenas ideas.

      —Y alguna cosa terminada.

      —¡No me digas! Pero, si dices que la novela se te atraganta…

      —Exactamente. Son guiones lo que tengo terminado.

      —¿Tú haces guiones? No serías tan amable de ocuparte del guion de esta semana, ¿verdad? —Ricardo se rio nasalmente mientras fumaba—. No, pero en serio. ¿Escribes también guiones? Con la de veces que nos hemos quedado aquí hablando y no me habías dicho nada…

      —Ya, bueno… Es que me da vergüenza.

      —Entonces, poco futuro te veo yo como escritor, Ricardo, si te avergüenzas de tu trabajo.

      —No es eso. Es solo que le tengo mucho respeto. —Chicho hizo una mueca levantando las cejas—. Perdón. «Te» tengo mucho respeto.

      Chicho se quedó mirando su puro girar entre sus dedos con una enigmática sonrisa en los labios y sin decir nada. Kino, que siempre se había jactado de que era muy bueno leyendo a la gente, hubiera puesto la mano en el fuego porque Chicho no solo no se había creído que ese fuera el motivo principal, sino que además daba por hecho que Ricardo no quería aprovecharse de que lo conocía. No quería pedirle un favor.

      Sin embargo, Kino sabía que no era del todo así. Puede que su padre y Chicho se hubiesen hecho amigos a base de hablar todas las noches en las que trabajaba allí Ricardo, pero el motivo por el que este había ido a trabajar allí en primer lugar era que quería conocer a Chicho. Él mismo lo había admitido.

      De manera que finalmente allí estaba Ricardo creando una ocasión para hablar de sus guiones de una forma fortuita con el gran Chicho Ibáñez Serrador. A quien, por cierto, parecía que le solían gustar las ideas que tenía el joven Ricardo.

      —Parece que tengas miedo de algo —dijo Chicho.

      —Sí. De que me plagies el guion.

      —Yo ya no estoy pa esas —contestó Chicho después de una potente carcajada.

      —¿No vas a volver a hacer cine nunca más?

      —Ni loco. Ya era suficientemente difícil hace diez años, así que ahora ni me planteo volver a intentarlo. Es curioso, ese fue el motivo por el que me metí en tele y, sin embargo, aquí estoy, trabajando más y pasándolo peor que en cualquier rodaje.

      —Seguro que también te lo pasarás mejor. Algo bueno le verás.

      —Hombre, esto tiene sus cosas, no te voy a mentir. Bueno, entonces, ¿de qué trata ese guion tuyo? ¿Es corto o largometraje?

      —Es de largometraje.

      —¿Y de qué trata?

       —Pues a ver, lo primero, es una película que es imposible que algún día se llegue a rodar en España. Si fuese a alguna productora yanqui me compraría el guion al instante, pero aquí ni de coña.

      —¿Por qué?

      —Pues porque es una cinta de acción y aventuras.

      —Umm… Tienes tu parte de razón. No es un género que esté muy de moda hoy en día. Y menos en España.

      —Que es precisamente uno de los motivos por los que sería un éxito. No tendría competición dentro del género. Igual que pasó hace un par de meses, en noviembre, con La Guerra de las Galaxias. Nadie daba un duro por ella, y mira…

      —Buena observación. Quizá como no está de moda ese género el mercado no está saturado.

      —Efectivamente.

      —¿Pero también sería como La Guerra de las Galaxias? ¿Con navecitas y luces de colores?

      —No, no, no. Nada que ver. Bueno, hay algún elemento fantástico, pero nada que ver.

      —¿Y qué tiene esta película? ¿Qué cosas hay que llamen la atención?

      —Pues verás, como te decía sería una historia de acción y aventuras al estilo de los