tiempo de cinco años para conseguir la colonización californiana. Como superior de la misión, y cosmógrafo real, iba el misionero jesuita Eusebio Francisco Kino quien estaría acompañado por el padre Matías Goñi. (7)
Los preparativos fueron largos y complicados, (8) y finalmente la expedición partió de Chacala, Sinaloa, rumbo a la bahía de La Paz, en California, el 18 de enero de 1683. Estaba compuesta por tres navíos: la Limpia Concepción de Nuestra Señora, mejor conocida como la Capitana; la San José y San Francisco Xavier, conocida como la Almiranta; y una Balandra. Comandaba la Capitana don Blas de Guzmán, y la Almiranta Francisco de Pereda y Arce. En la Almiranta viajaban don Isidro de Atondo, los padres Kino y Goñi, el cirujano de la expedición, fray José Guijosa, hermano de la orden de San Juan de Dios y José de Castro como maestro de sangrar. Componían los expedicionarios más de cien personas que incluían hombres y mujeres, quienes realizarían los diversos trabajos que se ofrecerían, entre soldados, obreros, marineros, labores domésticas, etc. Como parte del grupo venían varios indios bautizados de las regiones aledañas. La Balandra no salió con ellos debido a varios retrasos que tuvo con su personal; estaba al mando del capitán Diego de la Parra quien posteriormente intentaría alcanzar al resto de la expedición.
Al salir de Chacala, Atondo no se dirigió directamente a California, sino a la desembocadura del río Sinaloa, donde cargó bastimento proporcionado por las misiones jesuitas: granos, aves de corral, ganado menor, entre otras cosas. Igualmente en Mazatlán se refaccionó. En este tramo perdió bastante tiempo en espera de la Capitana, la que se retrasó en varias ocasiones.
Llegada a California
Finalmente las dos naves, Almiranta y Capitana partieron del puerto en la desembocadura del río Sinaloa el día 18 de marzo de 1683. Debido a los vientos contrarios durante los primeros cinco días permanecieron cerca de la costa, pero después se lanzaron a la travesía del mar de Cortés, y el 25 de marzo avistaron ya la California. Seis días más tarde entraban a la antigua bahía de Santa Cruz de Hernán Cortés, bautizada para ese tiempo como La Paz.
Sin lugar a dudas el padre Kino se debe haber emocionado, ya que con este proyecto daba inicio al gran sueño de su vida; ser misionero entre gentiles, así que su primera ilusión era llegar a ver y convivir con los indios californios, quienes serían sus primeros neófitos. Pero pasaron varios días antes de que estos indios dejaran verse.
El primero de abril las dos naves anclaron en el puerto interior de la gran bahía. Antes de desembarcar, Atondo mandó pregonar una proclama en la que se hacían varias advertencias. Primero indicaba que la expedición estaba siendo financiada por el Rey y sus objetivos eran “entrar y fundar y establecer en [California] el santo Evangelio”. (9) Nada de búsqueda de riquezas, amazonas, ciudades de oro, minas, perlas y otros mitos que expediciones anteriores habían tenido como objetivo.
Mapa 3. Atondo y Kino llegan a La Paz en la Almiranta y la Capitana (marzo-abril de 1683). Diseño de José Luis García.
También se indicaba que por ningún pretexto ni manera alguna, hagan la menor vejación a ninguno de los naturales de dicho reino de Californias so pena de la vida que se ejecutará inviolablemente en el que esta orden quebrantare en cualquier cosa de lo que en él se contiene, ni tampoco les quiten a dichos naturales ninguna cosa de lo que tuvieren so color de cambio que les obligue a formar queja… así mismo ninguno sea osado de entrar en sus casas o ranchos sin su consentimiento. (10) Esta orden se debió a los abusos que anteriormente los pescadores de perlas habían hecho a los indios, y a experiencias amargas de pasadas rebeliones indias, en distintas partes de la Nueva España, debidas a robos a veces aparentemente insignificantes, como el de una sola gallina o una perla.
Un tercer aspecto de la proclama era un estímulo para los miembros de la expedición, ya que indicaba que si alguien lograba, gracias a su esfuerzo honesto, alguna riqueza de oro, plata, ámbar o perlas, podría conservarla siempre y cuando pagara el quinto real. Igualmente se mencionaba que cada uno de los participantes recibiría los honores correspondientes a sus méritos.
Después del pregón, Atondo, acompañado de los capitanes, pilotos, algunos soldados y marineros saltó a tierra, inspeccionando la zona con el fin de localizar un sitio donde establecer un primer poblado. Pronto localizaron un gran palmar en medio del cual existía un manantial rodeado por un cañaveral. A pocos metros se encontraba un promontorio donde posteriormente se labró una cruz con una de las palmas. Este era el sitio que finalmente Atondo seleccionó y que en nuestros días es el antiguo centro de la ciudad de La Paz. El palmar tenía una longitud de cuando menos dos kilómetros y presentaba buenas condiciones para que un poblado floreciera, incluyendo suficiente tierra para la siembra. En los siguientes días efectuaron varios reconocimientos por la bahía con el fin de conocer el terreno y preparar mejor el establecimiento.
Provincia de la Santísima Trinidad de las Californias
Toma de posesión
Fue hasta el día cinco de abril que el Almirante tomó formalmente posesión de la tierra en nombre del rey de España Carlos II. Para ello, todos se vistieron con sus mejores galas, presentando armas, disparando los arcabuces y gritando vivas y hurras al rey. Todo en orden y concierto bajo la diestra guía del Almirante Atondo, quien procedió a nombrar lo que creían era una gran isla como Provincia de la Santísima Trinidad de las Californias, la que a partir de ese momento era parte formal del reino de España. Como ya lo hemos visto no fue esta la primera toma de posesión de esta tierra, ya que desde 1535 Hernán Cortés había realizado la primera toma, seguida posteriormente por otras más. Atondo confirmó el nombre que llevaría la bahía Puerto de Nuestra Señora de La Paz, respetando así esta toponimia impuesta por Sebastián Vizcaíno desde 1596, cuando intentó establecerse en este mismo lugar. El acta de toma de posesión, dice: En el puerto que llaman de La Paz, reino de la California, a cinco días del mes de abril de mil seiscientos y ochenta y tres años, el señor Almirante don Isidro de Atondo y Antillón, dijo:…en cinco de dicho mes de abril [de 1683], saltó su merced dicho señor Almirante en tierra, con… los muy reverendos padres Eusebio Francisco Kino y Pedro Matías Goñi, de la sagrada Compañía de Jesús, y fray Joseph Guijosa, religioso profeso de San Juan de Dios, y de los capitanes de mar y guerra don Francisco de Pereda y Arce y don Blas de Guzmán y Córdoba, y el alférez Martín de Verástegui, y veinte y cuatro soldados, todos con sus armas prevenidos y amunicionados… el alférez Martín de Verástegui… traía en la mano un estandarte de carmesí colorado, pintada y bordada por él un lado la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, y por el otro lado de dicho estandarte grabadas y bordadas las armas reales de su Majestad… y estando dichos capitanes y toda la infantería con las armas y dicho alférez con el estandarte en la mano, a la seña que dicho señor Almirante hizo, dispararon la arcabucería y dicho alférez tremoló tres veces el dicho estandarte diciendo generalmente y repitiendo muchas veces ¡viva don Carlos II, que Dios guarde muchos años, monarca de las Españas, nuestro Rey y señor natural! en cuyo Real nombre dicho señor Almirante tomó la posesión referida de este reino, que le intituló y nombró la Provincia de la Santísima Trinidad de las Californias… (11)
Finalizada la toma de posesión por parte de Atondo, enseguida el padre Kino efectuó otra ceremonia solemne por medio de la cual tomaba posesión del sitio para el obispado de Guadalajara, ya que anteriormente las Californias habían estado en disputa entre los obispados de Guadalajara y Durango. Dice esta segunda toma: En el puerto de Nuestra Señora de La Paz en cinco días del mes de abril… yo Eusebio Francisco Kino y Pedro Matías Goñi, religiosos de la Compañía de Jesús, en virtud de las licencias y facultades… que [otorgó] el ilustrísimo señor don Juan de Santiago de León Garabito, obispo de la ciudad de Guadalajara… tomamos posesión de este reino en este puerto de Nuestra Señora de La Paz, administrando los santos sacramentos con la licencia que para eso tenemos del dicho Ilustrísimo señor a quien todos reconocieron por su legítimo pastor y a nosotros dichos religiosos por sus tenientes vicarios y jueces eclesiásticos… (12)