Roger Ángel Loza Tellería

Arúmeden


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vio que un día vieron asomarse unas cabezas aborígenes por varios lugares del anillo externo. Varios de ellos se aventuraron a mirar dentro del artilugio y observaron quietamente cómo se movía el ciberdroide cilíndrico, pero este los detectó y activo sus anillos de defensa y se elevó.”

      Y ante el asombro de Grenzio, Mintrode no les atacó, solo pasó a escanearlos, dando informe de lo hallado:

      “Vida primitiva humana, no sedentaria, son aborígenes selváticos que viven de la caza y pesca natural. Nivel inteligencia menor a 50; no conocen tecnología, construyen simples techos con palma inclinados al piso para protegerse del ambiente. Son de raza pequeña, tienen los cabellos largos y están desnudos, su aspecto es desnutrido, mala alimentación, tasa de mortalidad alta, por contaminación con restos de animales y residuos dejados junto al río. Una revisión de todas las chozas cercanas estableció que los aborígenes eran unas 80 personas, de las cuales 32 podrían ser suficientes para esa tarea.”

      “Entonces Adrin1 programó al ciberdroide para ejecutar la modificación biológica de fortalecimiento para que ejecuten la tarea de nivelar al halo. Si continuaba recibiendo luz solar consecutiva, podría obtener energía suficiente para elevarse un poco y con la fuerza combinada de los aborígenes, llegaría a nivelarse en la cima del cerro; de esa manera recibiría más energía solar y modificaría la posición de los dos halos exteriores, sobre el halo interior y así podría horadar la tierra para ocultarse dentro.”

      Grenzio vio que, el visor holográfico cambiaba de fecha por añadas y al final mostró los resultados del plan.

      Los aborígenes se veían robustecidos y divididos en dos grupos de ocho parejas, dispuestos para jalar la parte más alta del anillo exterior y nivelarlo. En la pantalla aparecieron varias tentativas que lograban reducir la inclinación unos grados, pero los aros no se movían. Sin embargo, los aborígenes procedían a ejecutar otras tentativas.”

      Finalmente, la pantalla mostró un último intento, cuando Adrin1 logró iniciar la rotación del anillo interior y se elevó de un costado en tierra unos metros y los grupos aborígenes acudieron sin miedo a retenerlo horizontal y empujarlo hasta que el artefacto, efectuó, con su última energía, la unión de los anillos externos sobre el interno, y horadó un cráter en el morro y todos los indígenas del grupo de empuje gritaron a coro: ¡Uzumbí! (ha saltado). Los otros pares del grupo de jalado respondieron: ¡Azaeté! (se ha ocultado).

      “Mintrode enchufó sus inyectores de comunicación y pasó toda la información a la única pantalla visible dentro del halo. Adrin1 trato de comunicarse con el módulo esférico y los intentos quedaron fallidos. Los meses y años pasaron por decenas, en un ajetrear robótico con varias tentativas para buscar partes del siniestrado halo, con pocos resultados."

      “El ciclo de enseñanza y mejoramiento genético prosiguió, cambiándoles el aspecto feroz que tenían en la cara y elevando bastante su estatura. Por otra parte, introdujo energía briónica en el cerebro para cosecharla futuramente y reactivar a la esfera.”

      "En menos tres generaciones, aparecieron imágenes con sorprendentes cambios en la anatomía de los aborígenes recién nacidos, que fueron adquiriendo características somáticas de otras razas que Adrin1 tenía en sus datos biogenéticos. Les dio el nombre Amborí (renacidos). "

      "Mintrode prosiguió a cumplir la última instructiva dedicándose a la tribu, enseñando el proceso para talado, selección, cortado y armado de árboles madereros. Los Amborí adquirieron características palafiticas, aprendieron a edificar sobre ríos y lagunas, para aguantar los períodos de desborde e inundación. La tribu nómada se convirtió en sedentaria y aprendió: a fabricar arcos y flechas; agricultura tropical y el uso de hierbas naturales medicinales y mortíferas, como la fabricación de canoas movidas por remos."

      "Un pequeño reino poderoso se estaba formando, gracias a la intervención biogenética imprevisible y difundida por un pequeño ciberdroide, sin supervisión. La aldea, que apenas contaba con unos 100 habitantes se había incrementado prolíficamente hasta 800; Los Amborí se volvieron expertos guerreros, labriegos, artesanos y proliferaron tanto que empezaron a buscar horizontes más extensos."

      "Mintrode dedicado a deambular por la zona, se había entrampado en una rutina. Permitió que se tapara el morro piramidal con la maleza invasora. El techo del morro, se cubrió de verde y fue tapado en todos sus contornos, impidiendo la llegada de rayos solares, reduciendo al mínimo la actividad supervisora del halo Adrin1. "

      "Con el avance tribal, llegó el ansia de guerra y expansión, la sangre guerrera, en estado latente, había despertado. Los caciques, habían formado un régimen de obediencia sumisa. Los prisioneros eran sacrificados en una ceremonia, donde eran sacrificados para comerlos, a excepción de la cabeza, que era arrojada a la poza Azaeté."

      "Había llegado una costumbre antropófaga a la tribu guerrera Amborí, sin supervisión de su iniciador. Pronto las secuencias conquistadoras, subiendo y bajando el gran río, se hicieron periódicas y los retornos triunfales como un acontecimiento y gran fiesta en la aldea, transformada en una comarca de más de 1.000 personas, diseminadas a orillas del río Paramingú."

      A Grenzio le parecía que todo transcurría normal, tratándose de un pueblo guerrero codicioso de sus vecinos, si no fuera por un pequeño, pero relevante acontecimiento que ocurrió una noche cerrada:

      “La pantalla, mostraba un movimiento inusitado de Mintrode, que se dirigía a la cima del morro y empezaba a limpiar toda la maleza exterior acumulada por añadas e ingresaba a la sala donde el halo había activado varias pantallas y zumbaban sus tres aceleradores hadrónicos. El halo se hallaba más energético."

      "Era un gran suceso y no provenía de alguna fuente espacial. Solo existía una explicación. ¡El Guardián había despertado! y enviaba su energía briónica a Adrin1, que intentó contactar a la esfera, y no pudo, así que ordenó al Ciber ir de inmediato a la serranía."

      "Cuando Mintrode llegó al segundo pico, las imágenes que vio Grenzio, le produjeron intrigantes sensaciones. Se veía al ciberdroide tratando de ingresar a la cueva, pero ésta seguía cerrada, sin embargo, en el pico se distinguía claramente un fino rayo azul saliendo por la cima y a seguir se veía a Mintrode subir en forma zigzagueante, hasta que alcanzó el pico y empezó a cavar entorno al rayo y en poco tiempo vio salir un gran destello de luz azulina."

      "El ciberdroide escaneó cuidadosamente hasta unos tres metros dentro el hueco y logró grabar una parte en que se veía la cueva; había abierto un hueco y podía detectar una buena parte de la baliza automática que estaba en el techo y esta brillaba emitiendo rayos azules de comunicación, pero la apertura no era lo suficientemente amplia para permitir salir integralmente de los rayos y enviar su ubicación, ni el ciberdroide podía ingresar por el pequeño hueco."

      "Mintrode no estaba capacitado para efectuar trabajos de perforación, se requería tener energía de la esfera y programas específicos. El ciberdroide efectuó varios torpes intentos para mover algunas piedras que estaban en la cima y no pudo llegar a buen término. Entonces retornó hacia el halo, donde trato de comunicarse, sin éxito. Sin embargo, terminó de limpiar los ramajes superiores y el halo recibió por varios días luz solar plena, que le proporcionó más energía; esta vez, no para elevarse, para entregársela en su totalidad al ciberdroide."

      "Los aborígenes, que veían absortos las idas y venidas de Mintrode, decidieron seguirle hasta la cordillera y se atrevieron a subir la alta serranía, aquejados por el esfuerzo de soportar la altura. La noche les cayó y contemplaron asombrados, como el ciberdroide trataba de horadar la cima del segundo pico y gritaron a voces Aramía (que buscas) y al poco tiempo, salió una pavorosa llama azul que se tragó al ciberdroide, provocando una estampida aborigen, rodando por las colinas."

      "Este suceso quedó marcado, cuando a las tres horas de cada madrugada, salieron imágenes de un haz poderoso que irradiaba una secuencia de pequeños rayos azules, que contenían señales codificadas, dirigidas hacia un punto específico entre las estrellas; la sonda enviaba