Jacques Fontanille

Tensión y significación


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una relación de presuposición recíproca que nos dispense de fijar una prioridad, o de zanjar sobre el asunto de saber si se debe tomar “blanco” por “no negro” o “negro” por “no blanco”, como hace el binarismo.

      En lo que se refiere a la tercera propiedad, la reversibilidad es menos una propiedad que el resultado del análisis: desde el momento en que una dimensión es concebida como una gradiente, el aumento de los “más” tiene por correlato una disminución de los “menos”, así como una tensión decreciente tiene como correlato una laxitud creciente.

      En cuanto a la concesión, es una generalización de lo precedente: en cada punto de la gradiente se produce un pequeño “drama” en la inmanencia de lo que Bachelard llama la “vendetta de las decisiones contrarias”: en el devenir, trátese de una propiedad, como en el enfrentamiento de la rojez y del enrojecimiento, o de un proceso propiamente narrativo, una determinada valencia es correlacionada con el esfuerzo, con el trabajo de otra valencia inversa: una valencia de movimiento enfrenta una valencia de inercia, una valencia cohesiva se opone a una valencia dispersiva, etc. En suma, de valencias conversas (y “tranquilas”) se pasa a valencias inversas (e “inquietas”).

      La armadura propia de las definiciones paradigmáticas presenta una complejidad continua por una parte, y por otra una disimetría irreductible. De suerte que (i) en nombre de la complejidad [A/B], ningún componente podría darse aisladamente, y (ii) en nombre de la disimetría, A y B pueden recibir, tanto uno como otro, una orientación positiva, pero entonces atribuyendo una orientación negativa al otro.

      Solo nos queda denominar las magnitudes que, por su exclusión recíproca, constituyen el intervalo en el que van a inscribirse los valores intermedios. Desde el punto de vista figural, es decir, de las categorías atestiguadas en el plano del contenido y en el de la expresión, al mismo tiempo, son la intensidad y la extensidad. Desde el punto de vista figurativo, o sea, de las categorías atestiguadas en el plano del contenido únicamente, admitiremos que el espectro del valor tiene como términos extremos: para la intensidad, los valores de absoluto, en los que predomina la “mira”*; para la extensidad, los valores de universo, en los que predomina la captación. Pero en un caso como en otro, se trata solamente de una dominante: los valores de absoluto prevalecen en detrimento de los valores de universo, y recíprocamente.

      Es tiempo de poner un ejemplo. El libro de Tocqueville, De la démocratie en Amérique, presenta una aproximación paradigmática que trata de aprehender las diferencias entre el tipo de sociedad propia del Antiguo Régimen y aquel que se ha instalado en la otra orilla del Atlántico, y además, una aproximación sintagmática, en el sentido de que Tocqueville considera el advenimiento de la democracia y el declive de la aristocracia como ineluctables, si bien las “razones del corazón” le llevan a preferir la aristocracia a la democracia. Pero más que la existencia de la oposición misma, son los términos en los que Tocqueville la expresa lo que retendrá nuestra atención:

      Comprendo que en un Estado democrático, constituido de esa manera, la sociedad no será inmóvil; pero los movimientos del cuerpo social podrán ser en ese caso regulados y progresivos. Si en esa sociedad se encuentra menos brillo que en el seno de una aristocracia, se encontrará también menos miseria; las satisfacciones serán menos extremas y el bienestar más general; las ciencias menos desarrolladas y la ignorancia más escasa; los sentimientos menos enérgicos y las costumbres más suaves; se observarán allí más vicios y menos crímenes12.

      El sistema aristocrático elige el brillo de los valores en detrimento de su extensión, del mismo modo que el sistema democrático adopta la máxima extensión a la que puede aspirar, a expensas de la “mediocridad”, como queda establecido en la frase: “las satisfacciones serán en ella menos extremas y el bienestar más general”. Desde el punto de vista paradigmático, las oposiciones por las que logramos captar dos configuraciones son de dos órdenes: la orientación positiva de los valores de absoluto, propios del sistema aristocrático, contrasta con la orientación igualmente positiva de los valores de universo, propios del sistema democrático; pero se opone al mismo tiempo a la orientación negativa de los valores de universo en el seno del mismo sistema aristocrático.

      Una configuración bien atestiguada manifiesta así “dos” oposiciones que desembocarán en programas distintos de exclusión: una externa, la otra interna, aunque es frecuente que la segunda se imponga a la primera: en ese caso, dos sistemas de valor en oposición “externa” quedarán fundidos en uno solo, sometidos a un solo punto de vista: un sistema de valores homogéneo se estabiliza, orientado por una “oposición interna”. De hecho, formular la categoría como un cuadrado semiótico significa adoptar la perspectiva que ha logrado imponer su orientación a los valores. El diagrama de las valencias que aparece a continuación traduce el punto de vista adoptado por Tocqueville, y revela su preferencia por los valores de absoluto, pues la imposición de una correlación inversa entre la intensidad y la extensidad señala ya la perspectiva de aquel que considera que el otro régimen, el de los valores de universo, tiene que haber renunciado al “brillo”, a la intensidad, en provecho de la difusión máxima:

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       2.2 Definiciones sintagmáticas

      Las definiciones sintagmáticas asumen la complejidad específica de los términos extremos de la profundidad; en un caso, una intensidad sin extensidad, en la que se puede reconocer una definición válida de lo uno o de lo único. En el otro caso, una extensidad sin intensidad, en la que se puede reconocer una definición de lo universal. Basta identificar ahora los operadores que suscitan una distensión en cada complejo: en el caso de los valores de absoluto, parece que son la selección y el cierre los operadores principales, que obtienen como beneficio la concentración, mientras que los valores de universo demandan el consenso de la mezcla y de la abertura, logrando como beneficio la expansión. La sintaxis canónica adquiere entonces la forma de un ciclo:

      [selección → cierre → abertura → mezcla → selección]

      No obstante, si dicha distensión es necesaria, no es suficiente. La elucidación de la dinámica sintáctica, en el espíritu de los fundadores de la semiótica europea, incluye también la dirección, para Hjelmslev, y el límite, para Saussure.

      En cuanto a la dirección, creemos que la perspectiva escogida, a partir de la alternativa entre valores de absoluto y valores de universo, afectará a todo el discurso y funcionará como una instancia de selección, dejando pasar las configuraciones discursivas compatibles con el punto de vista adoptado, y deteniendo aquellas otras que tienen que ver con el otro régimen de valores. Es así como Tocqueville deja entender, en el texto citado, que el crimen sería al régimen aristocrático lo que el vicio al régimen democrático, de suerte que esa operación de selección, que puede ser explícita, incluso axiomatizada, da cuenta de la homogeneidad del discurso, que se desprende ciertamente de la isotopía de este, pero que no la explicita. Las magnitudes enuncivas, en un caso el crimen, en el otro el vicio, están regidas por el régimen axiológico asumido por el sujeto, individual o colectivo, de la enunciación.

      Para el régimen que apunta a los valores de absoluto, el máximo de intensidad está vinculado a la unicidad, es decir, a una magnitud definida por su tonicidad y por su exclusividad; en el plano discursivo, esa magnitud será calificada como algo “sin par”, “incomparable”, “único”: él solo o ella sola serán los únicos predicados dignos de dicha concentración de valor, como se puede observar en el segundo cuarteto del célebre soneto de Verlaine:

      Car elle me comprend, et mon coeur transparent

      Pour elle seule, hélas! cesse d’ être un problême

      Pour elle seule, et les moiteurs de mon front blême

      Elle