Carolina Gómez Hinojosa

Educación basada en experiencias de investigación


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del país. Son utilizadas ampliamente en las comunidades rurales del centro del país como alimento, donde se les tiene gran aprecio. En la región hidalguense del Valle del Mezquital se guisan en salsa de xoconostle y en hojas de maíz. En el primer caso, se añaden a una salsa de xoconostles molidos, fritos y condimentados con chile verde y cebolla picados. Los segundos son quintoniles salteados en manteca de cerdo con ajo y cebolla, envueltos en hojas de maíz y cocidos en comal.

      Xohue: Insecto del orden de los hemípteros, que se consume en su fase de ninfa, de entre 3 y 4 semanas de edad, ya que en su fase adulta tienen un sabor agrio y desagradable. Los xohues son parecidos a los jumiles, pero negros con manchas anaranjadas y blancas; se desarrollan en grandes colonias que cuelgan de las ramas del árbol de mezquite, donde se recogen con guantes, ya que al tocarlos orinan y pueden manchar manos y ropa de color amarillo. Se comen asados, fritos o crudos vivos. Para prepararlos se ponen en una tina con agua con cal, se lavan y se secan. Después se tuestan sobre el comal y se comen calientes o fríos con sal y chile en tortillas calientes, o se utilizan para preparar salsas.

      Ximbó: Palabra con la que se designa la penca tierna del maguey. Entre los otomíes en Hidalgo se utiliza para envolver alimentos y cocinarlos en horno de tierra. Por extensión, también se designa así a una preparación envuelta en penca de maguey.

      Xoconostle: es el fruto proveniente de la nopalera; es muy similar a la tuna en color y forma, sin embargo, este presenta un sabor ácido o amargo y que contrasta totalmente con la fruta dulce que es el higo chumbo, como también se le conoce a la tuna (Pruneda, 2019).

      Referencias bibliográficas

      Estado de Hidalgo. (2000). Cuaderno Estadístico Municipal de Santiago de Anaya. Dirección General de Planeación. Gobierno del estado de Hidalgo.

      Duhart, F. (2002). «Comedo ergo sum. Reflexiones sobre la identidad cultural alimentaria». Gaceta de Antropología, 18. (Artículo 15). Disponible en http://www.ugr.es/~pwlac/G18_15Frederic_Duhart.html.

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      Hernández, J. (2018). Cuando la alimentación se convierte en gastronomía. Procesos de activación patrimonial de tradiciones alimentarias. Procesos de activación patrimonial de tradiciones alimentarias. Cultura-hombre-sociedad, 28(1), 154-176. https://dx.doi.org/10.7770/0719- 2789.2018.cuhso.01.a01

      Herrera Gómez, A. R. (2016). repository.uaeh.edu.mx. Disponible en: https://repository.uaeh.edu.mx/revistas/index.php/icshu/article/view/2752/2776

      Meléndez, J y Canez, G. (2009) La cocina tradicional regional como un elemento de identidad y desarrollo local: el caso de San Pedro El Saucito, Sonora, México. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-45572009000300008

      Michel, D. (16 de julio de 2018). Se preparan para la feria de Santiago de Anaya 2018. Periódico Síntesis.

      Montecinos, A. (2016) Turismo Gastronómico Sostenible: Planificación de servicios, restaurantes, rutas, productos y destinos. Pp. 226-230. Editorial Porrúa.

      Muñoz Zurita, R. M. (2014). Larousse Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana. México: Larousse.

      Pruneda, A. (2019). ¿El xoconostle te ayuda a bajar de peso?. Cocina Delirante. Disponible en: https://www.cocinadelirante.com/tips/beneficios-del-xoconostle

      Secretaria de Turismo (s.f). Turismo Gastronómico. Disponible en: http://rutasgastronomicas.sectur.gob.mx/

      Capítulo 2

       Recetas tradicionales. Dos experiencias en documentar el patrimonio biocultural de los saberes locales

      Mario Fernández Zarza

      Omar Vicente Guadarrama Fuentes

      Resumen

      Al hablar sobre la cultura alimentaria, ésta, implica prácticas, representaciones, imaginarios y clasificaciones que desvelan visiones diversas de cada contexto gastronómico. Las normas de lo culinario conectan preparaciones, texturas y sabores que dan sentido social al acto de comer dentro de la vida de las personas. Gracias al desarrollo de estos estudios sobre la alimentación, se han constatado las diferencias culturales entre cada territorio a nivel gastronómico. Sin embargo, en algunas latitudes aún persiste un desconocimiento de lo ‘auténtico’ de cada gastronomía, porque pasa desapercibido por su cotidianidad. De ahí la importancia de documentar estos saberes que forman parte del patrimonio biocultural de los pueblos. El presente capítulo es un ejercicio que permite guiar la forma de documentar el saber-hacer de las personas para conservar dicho conocimiento desde el ámbito de la gastronomía. El trabajo fue desarrollado mediante un enfoque cualitativo a partir de revisión de literatura, entrevistas en profundidad semiestructuradas, trabajo de campo y observación participante. El estudio se desarrolló en dos casos en particular, por un lado, una receta que ha persistido con el paso de los años, pero que sus gramáticas sociales han cambiado y son los tamales de frijol con mole de Tonatico, Estado de México. Por otro lado, una receta que se ha olvidado con el paso de los años y sólo se encuentran pocos registros de esta, pero que posee una técnica culinaria prehispánica de gran relevancia como el pato embarrado. A partir de estas dos experiencias es posible generar una propuesta de sistematización en la documentación de saberes locales hacia la preservación de ese patrimonio biocultural, ligado con la gastronomía de los pueblos. Definitivamente, dicho procedimiento es un bosquejo práctico y eficaz para las nuevas generaciones de personas gastrónomas.

      Palabras clave

      Gastronomía, recetas, patrimonio biocultural, saber-hacer.

      Introducción

      México es un país multicultural representado por más de 62 sociedades indígenas, donde se puede observar la evolución y trascendencia histórica complementada con la sociedad mestiza. Dicho pluralismo cultural surge a partir de la incursión de matices de distintos pueblos del mundo occidental, que propiciaron un cambio en hábitos y costumbres dando un giro paulatino a un eje principal de la vida cotidiana: la cultura alimentaria mexicana (Sandoval, 2001). Así, al hablar sobre la cultura alimentaria, ésta, implica prácticas, representaciones, imaginarios y clasificaciones que desvelan visiones diversas de cada contexto gastronómico. Las normas de lo culinario conectan preparaciones, texturas y sabores que dan sentido social al acto de comer dentro de la vida de las personas (Amaya-Corchuelo, Fernández-Zarza y Aguilar, 2018).Gracias al desarrollo de estudios sobre la alimentación, se han constatado las diferencias culturales entre cada territorio a nivel gastronómico. Ahora es posible concebir que alguna cultura sea más sibarita y otra más tecnificada o manual. Gastronomías como las de México, España, Italia, Colombia, Nicaragua, Senegal, Zimbabue, Taiwán o Nueva Zelanda, están basadas en ingredientes, procesamientos y formas de consumo que las hacen distintas entre sí, aunque compartan multitud de elementos. Estas diferencias hacen que al conocer e interactuar con gastronomías ajenas a la propia, las personas indistintamente cataloguen a una comida como ‘exótica’, entrando en el juego entre lo ‘exótico’ y lo ‘auténtico’; siendo que estos dos términos van de la mano, porque la comida ‘exótica’ es ‘auténtica’ al mismo tiempo en un contexto y en otro (Johnston y Baumann, 2014). En algunas ocasiones lo ‘auténtico’ pasa desapercibido por su cotidianidad, de ahí la importancia de documentar estos saberes que forman parte del patrimonio biocultural