José Carlos Gómez-Menor Fuentes

Raices históricas de san Juan de la Cruz


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B. Casado (coord.), Tendencias historiográficas actuales, UNED, Madrid, 2004. En esta obra encontramos una laguna importante por el olvido casi total de la hagiografía y de la importancia, en el siglo XVII, de Jean Bolland y su escuela. Los bolandistas, apunta E. Pacho, implantaron "el rigor histórico en el campo de la hagiografía tradicional. Desde el nacimiento de los Acta Sanctorum no es posible identificar la hagiografía con la leyenda o la deformación histórica. Por lo mismo, tampoco cabe la confrontación excluyente entre hagiografía y biografía, a no ser que se haga referencia únicamente a la temática", E. Pacho, "Hagiografias y biografías de san Juan de la Cruz", A. García Simón (dir.), Actas del congreso internacional sanjuanista, Junta de Castilla y León, Valladolid, 1993, pp. 119- 142, p. 131.

      II

      Una revisión valorativa de la bibliografía sanjuanista

      1. Una biografía colateral: José de Velasco, Vida, virtudes y muerte del venerable varón Francisco de Yepes (1616).

      Antes de que apareciera ninguna biografía de san Juan de la Cruz se publicó en Valladolid, en 1616, una biografía de su hermano Francisco de Yepes redactada por el carmelita calzado fray José de Velasco. Vio la luz, por tanto, 25 años después de la muerte del Doctor Místico.

      Algunos afirman (como Nicolás Antonio) que hubo una edición anterior, en 1615 en Medina del Campo, de la que no se conocen ejemplares[18]. Hubo otra edición (corregida y aumentada) en 1617, también en Valladolid. A ello hay que añadir una tercera de la que se conserva un solo ejemplar, que carece de algunas hojas –como la portada, de ahí que se ignore lugar y fecha de edición– en el Archivo Silveriano de Burgos, posiblemente acabada en 1619. Finalmente, una cuarta en Barcelona en 1624.

      Este libro apareció incluido en el índice de los libros prohibidos por la Inquisición en 1634. En 1992 Ana Díaz Medina hizo una excelente edición de este libro que fue publicado por la Junta de Castilla y León.

      Aunque se trate de una obra sobre su hermano Francisco, es importante resaltar que se dedican a fray Juan seis capítulos del libro segundo (apenas una veintena de páginas). Y que fray José de Velasco no conoce a Francisco de Yepes de oídas o a través de terceros, pues fue su confesor durante sus últimos tres años de vida. El hermano es, por tanto, la principal fuente de información que maneja José de Velasco[19]. Esto es importante porque, aunque en el libro se incurran en algunas exageraciones o excesos (como ciertas revelaciones ingenuas o exageraciones de difícil verosimilitud), sin embargo se apuntan datos que responden a la realidad de los hechos[20]. Pero no porque aparezcan estos extraños ingredientes hay que renegar in toto del libro[21], que constituye una espléndida fuente de información de la familia Yepes y, además, fuente única de la etapa infantil de Juan de Yepes, transcurrida en Fontiveros y en Arévalo hasta 1551, cuando Juan tiene alrededor de los diez años[22].

      Esta obra no se inserta, en nuestra opinión, dentro de la corriente plenamente barroca, ya que, si nos atenemos a la cronología, daría comienzo unos años más tarde. Por eso consideramos que no se la debe incluir en la llamada “historiografía barroca”. Más bien parece que, por su estilo y su época, es de corte cervantino, poniendo el acento en un estilo narrativo muy llano y sencillo y en ciertas exageraciones sin alejarse de la realidad a la que se quiere referir.

      El resultado es un libro extenso y un tanto pesado (por ser bastante reiterativo), por lo que creemos sinceramente que son muy pocos los lectores modernos que lo han leído en su integridad.

      2. Una biografía frustrada y ayudada: José de Jesús María (Quiroga), Historia de la vida y virtudes del Venerable padre fray Juan de la Cruz (1628).

      Esta es, en rigor, la primera biografía que se escribió sobre san Juan de la Cruz. Curiosamente, apareció la primera edición en Bruselas. La obra sale de España poco después de 1625, llevada tal vez por un pariente de Quiroga, y se entregó a las religiosas carmelitas de Bruselas. Estas lo ofrecieron, como un tesoro, a la Archiduquesa e infanta de España, Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, que era muy devota del Doctor Místico. Hacia 1626 la princesa gobernadora decidió la impresión y la divulgación de esta obra histórica. Encargó a un cronista de la Orden cisterciense la revisión del texto original. La obra llevaba únicamente una brevísima aprobación dada en Bruselas a 19 de diciembre de 1627, debida al teólogo Enrique Smeyers, canónigo de Bruselas y Censor ordinario de libros.

      El libro se agotó en menos de cuatro años y medio