María Antonia López-Burgos del Barrio

Por tierras de Antequera


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decide ir a Málaga pasando por Campillos y Antequera, ya que su guía le dijo que había una buena corrida, donde toreaban los mejores toreros de Sevilla. Describe Teba, aunque dice que no encuentra nada digno de mención a excepción de un pintoresco pastorcillo utilizando una honda. En Campillos las mujeres de la posada le prepararon un arroz que encontró muy sabroso y apunta que le gustaba la cocina española bastante más que la alemana o la italiana. Durante todo su camino se va refiriendo a la cantidad de cruces levantadas en los lugares donde había ocurrido un asesinato. Llegaron a Antequera bastante tarde, recorrió el pueblo y paseó a la luz de la luna por su bonita alameda. A la mañana siguiente, siguió cabalgando rumbo a Málaga.

      Procedente de Granada, donde había permanecido cinco días, llegó a Loja el Reverendo Richard Roberts a principios de diciembre de 1859. Desde allí, siguió camino pasando por Archidona. De este dice que es un pueblo alargado, construido en una ladera muy empinada y pavimentado siguiendo las irregularidades del terreno. Describe las escarpadas rocas que se elevan por encima, a las que compara con el monte Cervino, y dice que producen un efecto sorprendente ya que ellos las veían desde la llanura que hay debajo. Llegaron a Antequera a eso de las nueve de la noche. Se alegró de encontrar una posada relativamente limpia, “casi merecedora del apelativo de Fonda”. Del pueblo dice que es grande y con casi 16.000 almas y con mucho tráfico; de los antequeranos, que son una raza de personas muy agradables. Un gran número de hombres estuvieron más de dos horas merodeando por la posada para hacerles los honores, por lo que dedujo que no corren peligro de dañar su salud por la excesiva dedicación al trabajo y que no están habituados a ver ingleses. Salieron a la mañana siguiente rumbo a Campillos. Antes de llegar les sorprendió un enorme lago salado lleno de aves salvajes. En Teba dice que es el lugar más desértico de todos los que han visto en España. Este viajero, como tantos otros con anterioridad, hace referencia a la historia de Lord James Douglas cuando participó en una refriega durante su asedio. Se sorprende ante la casi completa ausencia de cortijos y ofrece una extensa descripción de las eras y del proceso de trilla. Después de pasar Teba el camino estaba bordeado por flores, que no sólo lo hacían bonito dando color a las áridas sierras de las veredas por las que iban avanzando y perfumando el aire con la más dulce de las fragancias, sino que esto le hizo recordar su lejano hogar allende los mares. Al día siguiente, 8 de octubre, llegaron a Ronda.

      El 26 de abril de 1869, Mrs. W.A. Tollemache llegó en tren a Antequera procedente de Córdoba. Desde la estación de Antequera tuvieron que continuar en una diligencia hasta Loja, donde continuaba la línea férrea hasta Granada. Esta viajera ofrece una buena descripción del camino y la forma de viajar entre estos dos pueblos.

      Durante el otoño de 1870, viajó por Andalucía Mary Catherine Jackson, autora de la obra World Sketches in the Sweet South, publicada en Londres en 1873, en la que describe sus experiencias en Gibraltar, Andalucía y el norte de Marruecos. Entre Gibraltar y Granada viajó completamente sola, motivo este por lo cual he seleccionado un pasaje que he titulado “Miedo a los ladrones en Archidona”.

      En 1873, H. Willis Baxley fue de Granada a Málaga en tren. Autor de la obra Art-remains and Art-realities, Painters, Priests and Princes, publicada en Londres en 1875. Desde Loja tuvo que seguir viaje en diligencia durante una hora hasta la estación móvil de la línea que se va aproximando desde Bobadilla. Desde allí, el tren se va deslizando despacio, y llega en unas dos horas a Bobadilla, pasando por Antequera, donde dice que hace entre tres y cuatro siglos, se extraían restos romanos para utilizarlos en monasterios y otros lugares, y cerca de la que, en el camino a Archidona, se encuentra el romántico lugar conocido como la “Peña de los Enamorados”.

      El último autor perteneciente al siglo XIX es C. Bogue Luffmann, australiano de nacimiento, cuya obra A Vagabond in Spain se publicó en Londres en 1895. Atravesó España de norte a sur caminando entre 1892 y 1893 y con la sola compañía de su bastón. Rumbo a Málaga, ofrece una amena descripción de su viaje desde Estepa a Alameda y Archidona.

      En lo que respecta al siglo XX he creído conveniente incluir una serie de autores que también han dejado narraciones de su paso por tierras de Antequera. Es obvio que los viajes se fueron modificando con el paso de los años y que muchos de los peligros y dificultades que estos entrañaban en épocas pretéritas dejaron de ser un escollo insalvable a la hora de llevar a cabo un viaje por Andalucía, sin embargo, vemos cómo la fascinación que ejerce la zona que nos ocupa no ha dejado indiferente a nadie.

      En primer lugar, Aubrey F.G. Bell, autor de la obra The Magic of Spain, Londres 1912, ofrece una brevísima descripción del trayecto entre Antequera y Málaga. Dando un salto en el tiempo, tenemos el relato de Cecilia Hill, escritora que describe Antequera, El Torcal y Archidona tomando como referente la narración de Washington Irving.

      En 1936, Walter Starkie viajó a pie, al igual que C. Bogue Luffmann lo había hecho unas décadas antes. Walter Starkie, como un trovador del siglo XX, viajaba ganándose el sustento tocando el violín por las calles y los bares de las poblaciones que visitaba. El texto “Con un violín en Antequera” describe su paso por estas tierras. Cedric Salter, autor de Introducing Spain, Londres 1953, viaja desde Ronda y hace una brevísima descripción de Antequera y sus alrededores.

      Marjorie Grice-Hutchinson, en su obra Malaga Farm, Londres 1956, incluye el relato de una excursión por la zona norte de la provincia de Málaga en la que describe El Torcal y Antequera así como su visita a los Dólmenes. El último autor que incluyo en esta selección de textos es Alastair Boyd, cuya obra The Road from Ronda. Travels with a Horse through Southern Spain, Londres 1969, narra el viaje que realizó y su descripción de Cañete la Real, Teba, Cuevas de Becerro y Por Tierras de Antequera.