Eric Barone

Sanar sin fronteras


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ser humano, hacia un conocimiento interno definitivamente inscripto en su memoria.

      J: Ahí se encuentran las bases de dos de sus libros destinados a docentes, pero también muy importantes y sumamente interesantes para los psicólogos: “Como Aprender a Aprender”, y “Como Aprender a Enseñar”.

      A partir de este concepto que Barone elaboró a sus 16 años, se ha construido el sistema más abarcador y más autárquico de la pedagogía mundial, cuya máxima consecuencia se verá en los próximos años en algún invento electrónico de divulgación social masiva.

      Barone afirmó asimismo que, para achicar el tiempo necesario para grabar automatismos a lo largo de días de repetición, basta con aumentar el nivel de concentración del estudiante. Él había experimentado estados de auto­hipnosis y descubrió que el método más rápido, menos costoso y menos invasivo para lograr un aprendizaje efectivo, era inducir a sus alumnos a un estado hipnótico.

      Entre sus 18 y 23 años se abocó a experimentar con voluntarios. Rápidamente, todos sus alumnos voluntarios pudieron experimentar cómo, más allá de aprender la guitarra clásica, también podían acelerar su aprendizaje de matemáticas, biología, baile clásico, idioma y todo lo que quisieran.

      Escritor nato, Eric Barone preparo entonces lo que fue su único libro editado en francés: “ABC DEL HIPNOTISMO”.

      C: Ese libro está totalmente superado por el que hemos estudiado nosotros, los Terapeutas Akáshicos, que se llama: “Hipnotismo & Bioenergía”. Todo el contenido del libro “ABC del hipnotismo” esta resumido en el capítulo 4 de este libro. Lo que Barone agregó en él es toda la ciencia de la bioenergía que adquirió después de partir de Francia.

      Después de años de discretas investigaciones, a los 28 años, el 13 de octubre de 1983 convocó a toda la prensa francesa en el primer piso de la torre Eiffel para dar su primera conferencia de prensa. Presentó a los primeros alumnos del mundo que habían aprendido a manejar un auto en estado hipnótico y que, gracias a ello, habían logrado pasar el examen. Una reacción en cadena mediática se generó:

      NHK Tokio envió un equipo a filmar a sus alumnos manejando en estado hipnótico, Paris Match, L´Express, Le Monde de L´Éducation, Vous et Votre avenir, radios nacionales como RTL y Europa 1, canales de televisión como Antenne 2 le dedicaron una hora de emisión el 31 de diciembre del mismo año, por la noche, como marcando que algo grande estaba cambiando y que había que decirlo al mundo en una fecha tan simbólica como era el cambio de año.

      Esa etapa que pasó en Paris fue, para Eric Barone, una fase más de sus investigaciones. Y se encontró entonces en una segunda encrucijada, comparable a la que le hizo elegir entre ser un concertista famoso o un docente e investigador. Tenía que elegir entre transformarse en empresario explotando su descubrimiento o continuar en la senda de la investigación hasta dar con las causas y consecuencias de su descubrimiento e innovación.

      R: Creo que nadie puede comprender bien la situación en la cual se encontraba entonces. Eric era un hombre solitario, incomprendido y solo. Había creado un imperio increíble, llegando a ser el hipnotizador más famoso de Francia. El número uno de la revista VOUS ET VOTRE AVENIR en la que se hablaba de él, se agotó en 24 horas y fue leída por 250.000 personas. Lo mismo sucedió con Paris Match y L`Èxpress. El impacto en los medios en Francia fue extraordinario. Miles de personas fueron a él pidiendo, suplicando, ser hipnotizados. Barone terminó ocupando pisos completos con cabinas individuales, hipnotizando personalmente a pacientes desde las 6 de la mañana hasta que se hacía de noche, reemplazado por asistentes después de la inducción. También dirigía cursos nocturnos en los cuales sus alumnos eran despertados, cada media hora, y puestos en estado de conciencia limitada para aprender idiomas en un mes, gracias a la activación reducida de algunas zonas de sus cerebros mientras que otras zonas dormían profundamente. Barone mantenía experimentalmente a pacientes oncológicos quince días con sus noches en estado hipnótico, ayudándolos a resistir los terribles tratamientos del doctor Schwartzenberg. Cuenta que un periodista deportivo, Gil Lambert, ahora desencarnado, al que ayudó a superar ese trance, se mantenía en estado hipnótico gracias a un segmento de la música del grupo Pink Floyd. Y nos contó que ese periodista escuchó una vez en un taxi, fortuitamente, ese mismo fragmento y se puso a vomitar como si hubiese estado todavía en tratamiento oncológico. Barone registraba cada incidente de este tipo y lo tomaba en cuenta en sus conclusiones.

      Al momento de decidirse por la investigación, una duda esencial lo impulsaba: había logrado demostrar experimentalmente que nuestro cerebro puede aprender hasta 40 veces más rápidamente, pero le restaba descubrir cuál era el carburante desconocido que le permitía lograrlo. Solo descubriéndolo podría aspirar a transformar, lo que hasta ese momento era una hazaña, en un hecho cotidiano, al alcance de todos.

      R: Y aquí aparece la diferencia entre un empresario y un investigador. Si Barone hubiera permanecido en Francia para explotar sus descubrimientos, hoy en día sería, seguramente, un hipnotizador de proyección internacional, director de institutos pedagógicos y dueño de franquicias internacionales. Pero, por suerte, ninguna de esas glorias le intereso. Decidió terminar los cursos que estaba dando y dedicarse a una tarea que le llevó un cuarto de siglo: responder a una pregunta pendiente que lo obsesionaba: ¿CUÁL ERA EL SUPERCARBURANTE QUE HACÍA POSIBLE LA ACELERACIÓN CEREBRAL?

      C: ¡Qué suerte que decidió ser más investigador que empresario! Sabemos que empezó un largo viaje y que estuvo en Paraguay, Argentina y Brasil. Todos le hemos preguntado por qué eligió esos países y a todos nos sorprendió por su respuesta: hay una línea de energía que parte de Benarés, ciudad sagrada de la India, y pasa por esos países. Barone sabía que un gran renacimiento mundial ocurriría desde Sudamérica y quería ser partícipe de esa cruzada.

      J: Vuelvo a mi caballito de batalla: Barone es un superdotado y voy a demostrárselos una vez más. Llegó a Paraguay sin saber ni una sola palabra de castellano. Todos sabemos que fue un mal alumno, que era incapaz de memorizar su número de teléfono o el número de su documento de identidad, que es alguien que no llega a asociar un rostro con su nombre.

      C: ¿Y no hay algo de patológico en esto?

      J: Tal vez pero ¿a quién le importa? Un mes después de haber llegado a Asunción, ya hablaba correctamente el idioma sin haber visto ni un profesor y sin tener una memoria como la nuestra que somos univer¬sitarios. Eso es lo importante. Obviamente le preguntamos sobre el tema y esa vez no pudo contestarnos como hace siempre diciéndonos: ‘lean mis libros’ porque ya los habíamos leídos, y sabíamos que la con-testación no se encontraba allí. Entonces se explayó, ¿se acuerdan?

      Nos contó que hacía decenas de veces por día los asanas de kundalini que enseña en sus libros, que abría las puertas del Tao, que también enseña, y otros ejercicios para cargarse de una energía especial: el supercarburante que alimenta el supercerebro. Luego, usando sus propias técnicas, se ponía en estado auto hipnótico para provocar una anomalía de tiempo. Porque, en efecto, la conciencia del tiempo genera cansancio mental, distrae al alumno, baja su rendimiento por minuto de trabajo y acelera la facultad de olvidar en lugar de la de memorizar. En ese estado especial, que enseña a obtener en el libro “Hipnotismo & Bioenergía”, la mente se pone en situación de VDM PASIVA (vigilodinámica pasiva explicada en el libro “Como Aprender a Aprender”). En forma artificial la memoria se vuelve fotográfica. Repitiendo tres días seguidos las mismas listas, (que son presentadas en el libro “Como aprender Inglés en un mes”, pero que se pueden aplicar a cualquier otro idioma), las palabras se graban a cierta profundidad de automatización y se inscriben en lo que él llama las capas de mamushka.

      C: Sí, ése es el nombre que le pone Eric al producto del encuentro entre la conciencia y el tiempo, lo que genera una capa energética nueva alrededor de TODO el cuerpo, en ciclos de 72 horas, es decir, cada tres días. En ella se graba todo lo abstracto, pero también lo emocional y todo lo que se escapa del mundo tridimensional, (mientras que los conocimientos relacionados con este mundo material se graban en el cerebro neuronal). Esta teoría revolucionaria afirma que el cerebro energético ocupa todo el cuerpo y varios centímetros alrededor suyo, por lo que escapa de lo tridimensional.

      R: