de terminar la carrera de psicología, cuando tenía veintidós años y estaba en el noveno semestre, logré ingresar con la categoría de ayudante de profesor “B” a la Facultad de Psicología de la UNAM; pero no éramos “ayudantes”, éramos profesores encargados de una cátedra. Ahí estuve dos años, trabajando prácticas de desarrollo psicológico con alumnos de quinto semestre. En varias ocasiones los alumnos no creían que yo fuera el maestro ya que nuestras edades eran similares. Hacíamos un ejercicio de laboratorio con videos sobre los diferentes enfoques de la psicología del desarrollo infantil; por ejemplo, sobre la aplicación de algunas de las pruebas de Gesell, o una ilustración en video de cómo se aplicaban y cómo se caracterizaban a los niños desde el enfoque de Gesell, de Piaget, de Ana Freud, de Kantor, entre otros. Aprendí y leí mucho de Piaget con algunos docentes de esta facultad y realizamos algunos videos documentales que por ahí están disponibles.
Antes de cumplir dos años en dicha facultad, en noviembre de 1981, ingresé como profesor de asignatura de cuarenta horas en la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales Iztacala (ENEP-Iztacala), la cual –doce años después– cambió al nombre de Facultad de Estudios Superiores Iztacala, que es parte de la UNAM; es un campus que está al norte de Ciudad de México, en una zona marginada. Una de las características de Iztacala es que en su plan curricular tiene un gran peso el servicio a la comunidad. A mí me tocó dar quinto y sexto semestre desde el principio, coordinando estudiantes para brindar servicio a la comunidad, lo cual es una figura muy interesante de Iztacala.
Juan Diego: ¿Los estudiantes prestan ese servicio a la comunidad?
Marco Eduardo: Sí, se llama prácticas al servicio de la comunidad y es una de las asignaturas que va desde el quinto hasta el octavo semestre, quince horas por semana. El servicio a la comunidad es parte de lo que habría que retomar de ese plan de estudios en otros planes de estudios que se planean; la idea del servicio a la comunidad por parte de los estudiantes.
Sin embargo, al mismo tiempo que la carrera de psicología en Iztacala tenía como virtud la intervención psicológica en la comunidad, también tenía como una limitante que el enfoque era totalmente conductista, y sus conceptos y técnicas chocaban con los usos y costumbres de las culturas comunitarias. El proyecto fue diseñado por Emilio Ribes, el más destacado de los conductistas en México, quien tenía también ideas pedagógicas y sociales interesantes, como ese compromiso con el servicio a la comunidad desde la universidad. Aplicar las técnicas conductistas tal cuales, producía una cierta fricción o una cierta discordancia entre los conceptos, las vivencias y los estilos de la comunidad que no eran tan conductistas.
Muy pronto se empezó a cuestionar el plan de estudios elaborado por Ribes. Iztacala surge en el año 1975, y en 1981 –antes de que yo entrara a finales de ese año– hay ya un quiebre epistemológico porque decían que el conductismo no funcionaba bien para la comunidad; adicionalmente, en ese momento llegaron a México personas exiliadas de Uruguay, de Chile y de Argentina, que tenían una tendencia más psicoanalítica y más psicosocial, algunas de las cuales ingresaron a trabajar en Iztacala. Esto influyó en el ambiente académico, y yo, que ya tenía una cierta vocación filosófica, desde que entré a Iztacala, y aún, estando antes en la facultad de psicología de la UNAM, comencé a pensar que había que proponer cosas novedosas.
Entre 1983 y 1984 empecé a plantear una nueva perspectiva psicológica. De hecho, en 1980, cuando yo estaba dando clases en la Facultad de Psicología, leí un libro de un autor yugoslavo, Mihailo Markovic, que para mí ha sido muy importante: Dialéctica de la praxis.
Juan Diego: Ah, ya. Me imagino que entonces por ahí llegaste a la “teoría de la praxis”.
Marco Eduardo: Ese libro es la base de la teoría de la praxis, porque una de las cosas que dice es que no solamente la acción motriz es praxis, sino que también el pensamiento, la imaginación, los sueños, las emociones son expresiones de praxis. A mí eso me convenció mucho, y lo vi muy congruente con las tesis de Marx sobre Feuerbach que yo tenía muy en cuenta desde años antes; había estudiado mucho de Marx y algo de Hegel. Al leer ese libro me di cuenta de que la praxis podía ser objeto de estudio y no solo categoría filosófica como lo era hasta entonces, desde Gramsci, y desde Marx mismo, incluso desde Hegel. La novedad que yo aporto, y que viene ya desde 1980, es que la praxis sea el objeto de estudio que unifique las cosas que la psicología ha estudiado de manera parcial.
Juan Diego: …fragmentada.
Marco Eduardo: Por un lado, la inteligencia; por otro, las emociones; y por otro más, la conducta. La praxis tiene dos características fundamentales: una es que es integrativa de las diferentes facetas que las teorías psicológicas anteriores habían manejado, y la otra es que la praxis es exclusivamente humana. En esa época, un compañero de la Iztacala decía que la psicología consistía en el estudio de la conducta de los organismos.
Juan Diego: Es la definición clásica del conductismo.
Marco Eduardo: Le pregunto entonces si nuestros estudiantes tendrían que ir a zoológicos, o a circos o a estanques, donde también habría organismos.
Juan Diego: Claro, eso se deduciría de esa definición.
Marco Eduardo: Y la praxis es solamente humana, ya que esta tiene carácter histórico, y además puede dirigirse a fines mediatos, que es como la define precisamente Markovic: “acción social dirigida a fines”; mientras que el resto de las especies animales solamente puede dirigirse a fines inmediatos, no pueden tener como un plan para una hora después, o el día siguiente, eso no lo pueden estructurar más que los seres humanos. Entonces, la característica de la praxis es que es histórica, es contextual, y, por eso mismo, se dirige a fines. Desde ahí comencé a desarrollar una teoría, para lo cual vi la necesidad de estudiar la maestría en filosofía.
Juan Diego: Correcto.
Marco Eduardo: Para hacer la maestría en filosofía me pidieron que hiciera la mitad de las asignaturas de la licenciatura en filosofía, y después hice la maestría. Estudié bastante de filosofía, y mi tesis de maestría, aunque me gradué en 1991 por cuestiones de trámites, la terminé en 1988, en tres tomos, y se llama Psicología y praxis.
Juan Diego: O sea que ahí en esa tesis está fundamentada tu propuesta sobre la teoría de la praxis como campo de estudio de la psicología.
Marco Eduardo: Sí. Entre 1980 y 1988 se me agolpaba en la mente y en el discurso una serie de cosas que yo estaba visualizando en la psicología a partir de la dialéctica y a partir de la noción de praxis como objeto de estudio. Se lo explicaba a los filósofos y no entendían porque no sabían de psicología, se lo explicaba a los psicólogos y no entendían porque no sabían de filosofía.
Toda esta trayectoria para llegar a la teoría de la praxis la tengo por escrito en una especie de autobiografía que es la introducción al primer tomo sobre la teoría de la praxis. En la tesis de maestría quedó plasmada, en esencia, la teoría de la praxis, lo que me permitió una sensación de descanso, porque yo la traía agolpada en el pensamiento, pero no había podido sistematizarla y comunicarla anteriormente. Había intentado esbozarla para titularme de la licenciatura, traté de escribir la idea, pero me faltaban elementos filosóficos; así que, una vez hice la maestría en filosofía ya pude escribirla, me salieron tres tomos; más o menos quinientas cincuenta páginas.
Juan Diego: Sí.
Marco Eduardo: Lo que he hecho posteriormente es desarrollarla y hacerla crecer, y ha crecido mucho. Actualmente, en el 2017, la teoría de la praxis es, probablemente, la teoría más compleja de psicología que existe, y ya es un edificio con muchas áreas, con muchos departamentos, con muchas cosas específicas; aunque parezca un autoelogio, quitemos esa parte de aparente soberbia y veámoslo como algo descriptivo, podemos decir que, en este momento, es la teoría más compleja y en ese sentido puede considerarse como la más eficaz en psicología. Esto lo vamos probando. Otra cosa que descubrí hace como dos años es que es la única teoría que ha sido elaborada con bases filosóficas explícitas porque ni Freud, ni Piaget, ni siquiera Vigotsky tenían una formación filosófica