y ello nos ayuda a entenderlas mejor y a acotarlas en su alcance, identificando mejor sus límites y posibilidades. Entonces ese dia-logos se convierte en un proceso fundamental para hacer progresar nuestra propia formación y preparación como profesores, y la de los estudiantes, en un contexto de internacionalización que nos prepara mejor para un trabajo transnacional y transcultural, necesario pese a que no nos movamos de nuestro propio entorno y cultura, porque también este es cada vez más internacional. Estas experiencias nos ayudan también en la mejora de la propia investigación científica, porque también en ella es importante contemplar los componentes culturales y contextuales en los cuales la ciencia se identifica, se produce y en los que se utiliza.
Juan Pablo: Nos queda el último bloque de la entrevista, el cual está referido a cómo ves el porvenir de la psicología como ciencia y como profesión…
José María: La psicología emergió hace casi siglo y medio por hibridación de dos ciencias, la fisiología y la filosofía, y así se planteó buena parte de la investigación que se hizo en el laboratorio de Wundt, aunque de forma interesante fue también el propio Wundt quien estudió la psicología de los pueblos y de las culturas. No sé cómo será el futuro de la psicología. Podría ocurrir que, igual que emergió por la hibridación de dos disciplinas académicas, también evolucione integrándose en diversas disciplinas nuevas junto con otras ciencias (por ejemplo, la neurociencia, la economía comportamental, etc.); de hecho, cabe constatar fuerzas centrifugas que dispersan los conocimientos psicológicos integrándolos en un buen número de ámbitos multidisciplinares. En estos momentos vemos cómo la investigación psicológica en combinación con la investigación en economía está produciendo avances importantes reconocidos por premios tan prestigiosos como el Nobel de Economía; también vemos el fuerte progreso de las neurociencias en el cual la psicología juega un papel muy significativo; y podríamos seguir analizando cómo diferentes ramas de esta disciplina se integran en nuevos ámbitos interdisciplinares de la investigación. Por tanto, cabe constatar que hay una serie de tendencias que son muy valiosas, que suponen un enriquecimiento importante para nuestra disciplina en sus diferentes ámbitos, pero que pueden tener riesgos, siendo el más importante la desaparición de la identidad mínima y básica para que la psicología como tal se reconozca como una ciencia. Esta es una cuestión crítica y un gran reto que tenemos encima de la mesa, y creo que lo tenemos en un entorno y en unos planteamientos globales, o si queremos “glo-cales”, puesto que la globalización está planteando nuevas cuestiones y demandas a este respecto.
De hecho, la cuestión de la identidad de la psicología cobra mayor transcendencia cuando se plantea en el nivel global: ¿cuál es la visión que de la psicología se tiene a nivel global?, ¿en qué se coincide al definir la psicología en África, Latinoamérica, Asia, Europa, Norteamérica y en Oceanía?, ¿qué integra y cuáles son los rasgos fundamentales de lo que pudiéramos caracterizar como la identidad mínima de lo que es un psicólogo? Es importante constatar que se han realizado esfuerzos en diversos ámbitos, y desde luego la IAAP y la International Union of Psychological Science (IUPsyS) han realizado contribuciones importantes. Ahora bien, la demanda y la necesidad es de tal magnitud que queda mucho camino por hacer. Creo que también las grandes empresas editoriales juegan un papel, puesto que a su vez venden identidad de la psicología en sus publicaciones. Ahí hay un reto importante.
Rainer Silbereisen, en su periodo como presidente de la IUPSyS, editó un libro16 en el que se publicó una encuesta sobre la enseñanza de la psicología en distintos países del mundo, en más de ochenta o cien países. Ahí se reflejan algunos aspectos comunes, pero también la importancia de seguir avanzando en la clarificación de cuáles han de ser esos aspectos. Ha habido otros esfuerzos importantes como la “Declaración universal de los principios éticos de los psicólogos” y la “Declaración universal del modelo de competencias de los psicólogos” que, basándose en parte en planteamientos regionales como el modelo europeo Europsy, el norteamericano o el de Latinoamérica, y con inputs de países asiáticos, han planteado una declaración sobre las competencias nucleares en la formación y en la práctica profesional de los psicólogos en el ámbito universal. Se trata de mostrar los componentes comunes y fundamentales de lo que es un psicólogo y de lo que puede hacer, de forma que sea visible y comprensible en el nivel global. Lógicamente, eso se ha de enriquecer para que tome concreción en los diferentes contextos, con una aproximación “glo-cal”. Sin embargo, los localismos sin más, tampoco contribuyen en gran medida al desarrollo de la psicología y al reto que tenemos en un entorno global.
Si hay algo que completar en estas reflexiones, habría que decir que hay instituciones y entornos de carácter global en que se integran los diferentes países; organizaciones como las Naciones Unidas, International Labor Organization o la World Health Organization, entre otras, que tienen un ámbito global y donde la psicología tiene que estar y debe jugar un papel relevante de promoción y defensa de sus contribuciones y su potencial para el abordaje y mejora de cuestiones fundamentales a las que se enfrenta la humanidad y las sociedades; cabe mencionar la convivencia, la calidad de vida, el bienestar y la justicia en el mundo y de la sostenibilidad. El reto es inmenso, porque la tentación que tenemos es la de focalizar los esfuerzos de los psicólogos, incluso los de los líderes de la psicología, en nuestro propio país o como mucho en nuestra región. Sin embargo, es importante promover las actuaciones a nivel mundial y global, tanto mediante la federación de las organizaciones internacionales, como en la promoción de las relaciones y cooperación internacional de los psicólogos, en especial las de los líderes, para que en el marco de organizaciones internacionales contribuyan a la construcción y desarrollo de la función internacional de la psicología.
Una formación plural, antidogmática y sensible a las culturas, las realidades y las comunidades
https://doi.org/10.17230/9789587206937ch4
Marco Eduardo Murueta Reyes conversa con Juan Diego Lopera Echavarría*
Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad de Antioquia
Marco Eduardo Murueta Reyes es doctor en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también estudió la maestría en Filosofía y la licenciatura en Psicología. Es profesor titular de la carrera de Psicología de la UNAM-Iztacala, en donde labora hace treinta y siete años; tutor y docente del doctorado en Pedagogía de la UNAM; catedrático del doctorado en Educación del Centro de Estudios Superiores en Educación (CESE, 2003-2017). Autor de la Teoría de la praxis en psicología, producto de sus investigaciones y construcciones teóricas las cuales han tenido un enlace continuo con su práctica por más de treinta y cinco años como psicoterapeuta. Miembro fundador y presidente de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología (Amapsi). Precursor de la Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología (Ulapsi) y secretario ejecutivo de la misma entre 2007-2009. En 2006 propuso la conmemoración del “Día de la Psicología Latinoamericana” el 8 de octubre, en honor a Ernesto “Che” Guevara. Miembro fundador y presidente de la Asociación Latinoamericana para la Formación y Enseñanza de la Psicología (Alfepsi) entre 2011-2015. Entre sus obras más destacadas, tenemos el libro Psicología. Teoría de la praxis (Tomo I. “Conceptos básicos” y Tomo II. “Transformación Educativa”) del año 2014. Creador e impulsor del Manual latinoamericano de salud y enfermedad psicológicas (ML-SEPsi).
Juan Diego: Profesor Marco Eduardo, muchas gracias por aceptar esta entrevista. Para comenzar, cuéntenos cómo fue su formación, cómo ha sido su trayectoria académica y su experiencia docente.
Marco Eduardo: Cuando era estudiante de la carrera de Psicología en la UNAM-Zaragoza, entre los diecinueve y veintiún años, trabajé como prefecto en una secundaria, en una colonia pobre que estaba surgiendo en situaciones muy limitadas y donde logré tener un gran acercamiento psicológico con los jóvenes. En la universidad estábamos viendo técnicas conductistas, las cuales, con un matiz propio, que ya no era propiamente conductista