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Formar-se en psicología


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servicio a la sociedad y a las personas en sus distintos contextos. En esa concreción y en esos esfuerzos, lógicamente hay que tomar en cuenta la realidad histórica, el contexto social, cultural, sociopolítico y geográfico, y otros muchos elementos que resultan fundamentales para intervenir como psicólogos de forma eficaz, ayudando a las personas en su mundo. Encontrar esa unidad en la diversidad, esa combinación del pluralismo en un enfoque que haga reconocible la identidad de la disciplina a nivel mundial es fundamental, y más en el proceso de globalización que estamos viviendo. Ahora bien, dicha globalización se ha de completar con aspectos de la “localización”, porque la psicología siempre se ejerce en un determinado contexto y el contexto concreto y local (envuelto a su vez en el marco global) tiene un peso importante. Por eso, el planteamiento más pertinente para reflejar esa doble perspectiva que se ha de tomar en consideración es el de un enfoque “glo-cal” que combine lo global y lo local. Sobre estas cuestiones tuve la oportunidad de reflexionar en alguna de mis publicaciones durante el tiempo en que fui presidente de la International Association of Applied Psychology (IAAP)5 y también en la experiencia que durante más de diez años venimos realizando en el marco del programa Erasmus Mundus sobre Psicología del Trabajo y las Organizaciones que se imparte por un consorcio de universidades de distintos países.6

      En relación con las semejanzas y diferencias de los psicólogos en España y en Latinoamérica, yo diría que, por una parte, hay amplias semejanzas por la gran ventaja de tener una lengua en común, de leer los mismos textos y por tener acceso a lo que se hace allí y aquí. El hecho de que muchos españoles hayan ido a países iberoamericanos –por ejemplo, Ignacio Martín-Baró–, se hayan involucrado y arraigado en esa realidad, y también, por otra parte, que con creciente frecuencia estudiantes de posgrado y doctorandos vengan aquí y aporten sus puntos de vista, sus planteamientos, sus preguntas de investigación a los planteamientos de investigación que se hacen en los distintos departamentos,7 todo eso hace que haya una parte de componentes comunes.

      Junto a eso, lógicamente, las realidades son parcialmente diferentes entre España y Latinoamérica, además hay importantes diferencias en la psicología en las diversas partes de Latinoamérica; incluso, veo que hay una gran diversidad en planteamientos paradigmáticos. Creo que esa diversidad es enriquecedora y, en la medida en que haya diálogo y se esté abierto a considerar con rigor las aportaciones de las distintas partes, es un elemento de innovación. Considero un reto importante, como en casi todas las partes del mundo, hacer compatible el rigor y la responsabilidad de científicos con la respuesta a las demandas y necesidades sociales, con la forma de tematizar los problemas, de analizarlos y de investigarlos. Así pues, uno de los desafíos en los que habría que ahondar para avanzar sería, quizás, que se importen menos conocimientos y tecnologías de forma acrítica y que se investigue más localmente, desarrollando tecnologías adecuadas para cada contexto; por ello es importante que lo que se importe se haga de manera crítica y rigurosa y, por tanto, con las adaptaciones oportunas. Ese mayor desarrollo e investigación, creo que se ha de hacer desde el diálogo con la comunidad internacional y con las estrategias y metodologías rigurosas, que permitan fundamentar la actuación profesional. Cuando digo “rigurosas” no necesariamente identifico ese término con metodologías cuantitativas, en muchas situaciones es fundamental una aproximación de corte cualitativo, de reflexión crítica; reconociendo las fortalezas y debilidades que cada una de esas aproximaciones tiene, su utilidad y su alcance, así como su aportación a la evidencia científica, ambas tienen que inspirar la intervención psicológica de los profesionales, la cual ha de basarse tanto en la evidencia científica, como en la experiencia profesional valiosa.

      Juan Pablo: Centrándonos en la formación en psicología, ¿cuáles serían los aspectos y procesos nucleares de dicha formación?

      José María: En eso me tengo que remitir a lo que he venido trabajado durante los últimos veinte años, desde 1997, siendo consciente de que en lo que ahora voy a comentar, el énfasis y el foco es europeo. En ese año acepté ser miembro de un equipo de psicólogos de diversas partes de Europa que estaba configurando la profesora Ingrid Lunt para desarrollar un proyecto de investigación sobre la formación y certificación de la psicología en Europa. Ese equipo, con ampliaciones y cambios, ha venido trabajando todos estos años liderado por la profesora Lunt y ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la disciplina en Europa y en el mundo, pero principalmente en Europa. Junto con los profesores Bernhard Wilpert y Robert Roe y una docena más de investigadores y profesores de distintas universidades europeas hicimos una reflexión profunda y fundamentada sobre la diversidad de modelos de formación en el continente; analizamos las diferentes aproximaciones, las distintas trayectorias y los diversos enfoques, y desarrollamos una serie de propuestas sobre las que pedíamos aportaciones de varios grupos de interés en diferentes países. Así, se escucharon las contribuciones de las conferencias de decanos de facultades de psicología, las asociaciones profesionales y científicas, las organizaciones de estudiantes de psicología y otros grupos de interés relevantes. También se presentaron los trabajos y sus avances en los simposios de diferentes congresos, jornadas y seminarios que se realizaban en diferentes países europeos sobre el tema. Poco a poco fuimos configurando lo que podría ser un modelo nuclear o fundamental que fuese una guía, por supuesto con mucha flexibilidad en cuanto a la concreción definitiva de los componentes que se debían considerar para la formación de los psicólogos.

      El modelo propuesto se estructuró en dos ciclos, aunque había flexibilidad también en su duración. Tres años de grado, dos años de posgrado y un año de práctica supervisada hacían un modelo de formación para el ejercicio profesional de la psicología en Europa. En ese modelo, y como se puede ver en el libro EuroPsy,8 señalamos que es importante entender los fenómenos psicológicos desde una perspectiva individual, los procesos psicológicos básicos, los componentes del desarrollo evolutivo, los componentes de las patologías, los aspectos diferenciales y de la diversidad, los fundamentos y bases biológicas, además de la necesidad de una mirada social y grupal e incluso societal, institucional y organizacional. En el “modelo EuroPsy” se resalta la importancia de tres vías (individual, grupal y societal) y también se presta atención a las tres salidas básicas e iniciales (clínica y salud, trabajo y organizaciones, y educación). Igualmente se pone énfasis en la formación en metodologías cualitativas y cuantitativas y también en el diálogo con otras disciplinas y en algunos aspectos de esas disciplinas. Esto lo proponíamos en unos niveles de la aproximación de grado9 y posteriormente en el posgrado. Se planteaban como viables diversas posibilidades con distintos grados de especialización, porque queríamos ser respetuosos con diversas opciones formativas con tradición en Europa y valiosas en determinados entornos y ámbitos. Por eso tratábamos de no ser excesivamente prescriptivos, pero sí señalar los componentes que harían que esa formación fuese fundamentalmente idónea para que no se desdibujara la identidad de la disciplina y de la profesión en el continente.

      En el posgrado (segundo ciclo), se permitían opciones de una formación que profundizara en los procesos básicos o que atendiera a procesos formativos aplicados y profesionales generalistas, que introdujeran a los estudiantes en varias salidas profesionales. También se consideró una formación profesional más centrada en alguno de los campos clásicos de intervención de los psicólogos. En este sentido, establecimos cuatro campos: el primero, clínica y salud; el segundo, educación y desarrollo; el tercero, psicología organizacional y del trabajo; y el cuarto se dejó abierto para que cada país incluyera aquel ámbito de práctica más consolidado y desarrollado; que tuviera clara imagen social como servicio profesional de los psicólogos. Según los países, se atendían ámbitos como intervención psicosocial, psicología forense, o de tráfico y seguridad vial, entre otros.

      Juan Pablo: Veo que el modelo es muy global, y aunque se recogieron diversas realidades europeas tiene una aplicabilidad general.

      José María: Sí, había un programa impulsado por la Unión Europea, el programa Tuning Europa,10 en el que se hacía un esfuerzo por definir las guías y características básicas comunes que debiera considerar el diseño de los programas educativos universitarios en distintos campos de la enseñanza superior. Se buscaba que un amplio grupo de profesores universitarios, asociaciones y profesionales participasen en configurar lo que debería