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Formar-se en psicología


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de las interacciones en las aulas y su relación con los contextos de vida, con “la cultura vivida”, tomando una frase de mi amigo y colega Luis Moll. Sin embargo, y aunque una generalización es improcedente, el transitar por los caminos de la formación me hace pensar que hay una pedagogía crítica fuerte y comprometida no solo en América Latina, la cual fue su cuna; incluso en Estados Unidos, Canadá y España hay gente que ha estado moviendo perspectivas críticas desde hace bastantes años.

      Tania: ¿Qué desafíos enfrenta la formación futura en psicología?

      Wanda: El mayor desafío, a mi juicio, es comprender que las producciones en las disciplinas de historia, sociología, antropología, economía política y tecnologías de la información no son saberes accesorios para la elaboración de explicaciones psicológicas, sino indispensables para abordar nuestros propios procesos de entendimiento y compresión. Desde mi perspectiva, la formación en psicología, como en cualquier disciplina, debe comenzar por la enseñanza de estrategias para fomentar el pensamiento crítico y la acción social, y por el reconocimiento de que ambas implican la dimensión afectiva y la dimensión ética.

      En el fondo de esta cuestión está el problema de la formación de formadores. En mi opinión este problema no ha recibido la atención que merece en las instituciones de educación superior, aunque en años recientes y en reconocimiento del problema las instituciones han creado organismos para enfrentarlo.1 Aunque recientemente se ha visto algún interés, este recae en lo técnico nuevamente; por ejemplo, la UPR-RP ha creado el Centro para la Excelencia Académica y han hecho un trabajo destacable, pero se orienta más en brindar a los docentes estrategias, que en generar debates.

      Tania: Sí, por ejemplo, el avalúo del aprendizaje, que tiende a plantearse más como proceso técnico. En su implantación en la UPR-RP, se tiende a cuantificar qué porcentaje de estudiantes domina unas competencias en cada curso y qué acciones transformadoras pueden realizarse para que el alumno mejore esas competencias. Para llegar a lo anterior, es usual que se administren previamente unas rúbricas, como métodos de evaluación del aprendizaje en los cursos, que también suelen ser cuantitativas.

      Wanda: Claro, entiendo el principio y su lógica administrativa pero no puede reducirse a eso, ya que hay otros procesos más profundos en el que la evaluación se inserta y no se discute.

      Tania: También las dificultades o contradicciones que enfrentamos los docentes para hacer avalúos precisamente porque las poblaciones estudiantiles son heterogéneas. Se parte de la premisa, con estas técnicas, de que tenemos poblaciones homogéneas y que como tal se deben evaluar.

      Wanda: Sí.

      Tania: Pasemos a la tercera parte, relacionada con el tema de formarse en la psicología: desde tu perspectiva, ¿cuáles son los aspectos/procesos nucleares de la formación en psicología?

      Wanda: Creo que el núcleo de la formación está en el entrelazamiento del dominio crítico de la materia que se estudia y se enseña, las estrategias y técnicas que se emplean para el desarrollo de ese dominio y las dinámicas interpersonales que caracterizan el proceso de construcción de conocimiento. Estas tres dimensiones son inseparables. En más de una ocasión, algunas en el rol de estudiante y otras en el de docente, escuché decir cosas como “¡qué mucho sabe este profesor, qué pena que no sepa enseñar!”. Esta expresión y sus variantes marcan aspectos y procesos fundamentales en la formación en psicología puesto que implican, a mi juicio, una dinámica particular entre el dominio de contenidos que se inicia con una mirada histórico-cultural al objeto de estudio (se trate de psicología del desarrollo, del aprendizaje, métodos de investigación psicológica o cualquier otra área de la disciplina), por un lado, y las relaciones interpersonales que crean condiciones de posibilidad para la construcción colaborativa de conocimiento, por el otro. La particularidad de la dinámica está en función de una compleja interacción entre las subjetividades del estudiante y el docente con sus singulares características, los materiales y las estrategias que se utilizan en la actividad pedagógica, las características de los contextos específicos de aprendizaje, las posibilidades de significar los contenidos en su pertinencia a estos y otros contextos, y los métodos y el sentido de la evaluación de la formación (que debería ser para mejorar los procesos, no solo para rendir cuentas).

      Tania: Rendir cuentas a las agencias acreditadoras, que principalmente las solicitan.

      Wanda: Claro.

      Tania: Sintetizando, esto es lo que piensas acerca de la importancia de los núcleos. Cuando dices “¡qué mucho sabe un profesor, pero qué poco sabe de enseñar!”, ¿te refieres a que debemos hacer énfasis en la manera de enseñar, en los procesos dialógicos?

      Wanda: Es un balance entre ambas cosas, podrás tener la mejor técnica, pero si no tienes el dominio del contenido no será un avance para la formación.

      Tania: ¿Entre el dominio de una materia y en la forma de enseñar?

      Wanda: Exacto.

      Tania: ¿Qué nos puedes contar sobre la relación profesor-alumno en el proceso formativo?

      Wanda: Desde mi perspectiva esta relación condiciona todo el proceso de aprendizaje. Si eres un docente autoritario y esperas que en un examen se repita lo que ya dijiste, eso orientará el proceso educativo en una dirección. Si, por el contrario, eres un docente que le da al estudiante la opción de escoger una línea de argumento y defenderla, irá por otra dirección. Para mí es fundamental que esa relación de profesor y estudiante esté fundamentada en el respeto, en el diálogo y en el desarrollo de capacidad argumentativa. Antes de enseñar algo sobre cualquier cosa, considero que es importante explorar qué piensa y siente el sujeto que se aproxima a su aprendizaje; desconocer e ignorar las ideas y afectos que trae consigo el o la estudiante es de entrada una limitación en la construcción de conocimiento. De la interrogación colaborativa de esas ideas, a veces asociadas con el diálogo socrático (aunque prefiero relacionarlas con la indagación dialógica), dependen el alcance y la profundidad del acto de aprender.

      Tania: Para el estudiante desarrollarse, justamente en esa capacidad argumentativa, ¿es fundamental para ti que el profesor sea receptivo a la misma?

      Wanda: Claro, es recíproco, debe ser una relación de respeto sobre esa base y sobre el deseo de entender el punto de vista del otro.

      Tania: ¿Cómo analizas las implicaciones subjetivas que trae, para los estudiantes, el formarse en psicología?

      Wanda: Pienso que hay implicaciones subjetivas en cualquier formación, pero en psicología (al menos en teoría) debe facilitar una identificación y análisis de las mismas. El estudiante debe ser asistido al leer un texto, en la interpretación, en el desarrollo del argumento, asistirle en todo ese proceso educativo. Ahí está la verdadera implicación subjetiva y uno como docente debe asistir. Esa subjetividad de la persona en formación se va a construir en relación con la de uno, y de cómo se posibilite o se interrumpa ese diálogo, el docente puede ser tanto un facilitador como un obstaculizador.

      Tania: ¿Es central esa subjetividad en la relación de alumnos-profesores?

      Wanda: Sí, sin embargo, es muy poco discutido este asunto en los procesos de formación. Estos se enfocan más en la presentación de datos e información que en el análisis de las configuraciones subjetivas que emergen y se transforman en procesos de enseñanza-aprendizaje.

      Tania: ¿Es en esa relación que se posibilita el diálogo y el aprendizaje?

      Wanda: Claro.

      Tania: ¿Y cómo analizas las implicaciones subjetivas que tiene, para los docentes, el ser un formador en la psicología?

      Wanda: Veo estas implicaciones muy similares a las mencionadas para los estudiantes. Las llamadas reuniones de facultad o departamentales con frecuencia se orientan a la discusión de asuntos relacionados a la administración y la gestión de la docencia, con escasa o ninguna consideración a entender y explicar la subjetividad del docente. Es decir, se dedica poco o