Nathan Burkhard

La herencia maldita


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este liando con todo sola.

      —Cuida tus palabras jovencito —inquirió Michel molesta ante las insinuaciones de Joe.

      Él tan solo soltó una risa que no llegó a sus ojos —Discúlpenme por ser tan directo, pero a usted señora le importa un rábano lo que le suceda a Natle. Usted ni se da cuenta que Gabrielle la utiliza como su propio saco de boxeo indagó él desdeñoso.

      Es algo que no te incumbe, podrás ser el novio de Natle, podrás ser de su especie, pero no te permitiré levantó el dedo índice amenazadoramente, mientras que la mirada de Michel era sostenida por la del joven enamorado.

      Basta Michel le llamó la atención Jonathan tomando la mano de su esposa y obligándole a bajar la mano Tiene razón, sabes que Joe tiene toda la razón.

      Michel volvió el rostro hacia su esposo, lanzándole una mirada más que amenazadora, era una ligera advertencia a su paz mental, la poca paz mental que tenía junto a esa mujer que desconocía cada día más.

      Ante los reclamos del muchacho, Miaka hizo acto de presencia, extendió sus inmensas alas en medio del jardín, sí, había estado ocultando muchas cosas, entre ellas el futuro de esos dos chicos, pero era tiempo de aclarar que Joe estaba cegado por un amor que jamás pasaría de ser un enamoramiento de verano ¿Qué quieres escuchar de mis labios? dijo el guardián tras ellos, obligando a Joe a dar un paso hacia atrás y enfrentarlo.

      —La verdad. Quiero la verdad Miaka, no más juegos, no más acertijos tontos.

      —¿Aunque duela quieres saberla?

      —Sí —asintió con la cabeza.

      —No te importa que luego de saberla ya no veras de la misma manera y notar que el amor que le profesas es pura ilusión. ¡Todo cambiará Ïlarian! le advirtió.

      —Nada cambiará, nada cambiara entre nosotros ¡La amo!

      —Sabes que esa palabra es muy fuerte.

      No sabes lo que yo siento Joe enfurecido golpeó su pecho con fuerza No sabes lo que yo siento.

      Sí lo sé. Tantos años en la tierra los ha ablandado, de pasar a ser seres poderosos se han convertido en débiles, susceptibles al dolor y al amor, no se supone que debería ser así, ustedes debían estar ya preparados para la batalla Miaka vio a los padres acongojados ante las duras palabras, pero con ello pidió con un asentimiento de cabeza que los dejaran solos, necesitaba hablar con el muchacho sobre la cruda verdad que estuvo ocultando por más de veinte años, Jonathan y Michel al verlo pedir con la mirada un poco de privacidad se retiraron hacia la cocina dejándolos solos.

      Es solo una niña, Miaka Joe inquirió en un gesto despreciativo.

      Es un arma, un arma poderosa y destructiva que arrancará vidas, susceptible a la enfermedad, poderes débiles, se van extinguiendo poco a poco y eso es lo que pasa con ustedes dos, han decidido crear un propio mundo donde no involucra a nadie más que a ustedes dos y su patética pantomima de amor y devoción.

      Sí crees que amar me hace débil, pues lo soy, prefiero ser débil antes de seguir tus absurdos juegos.

      Piora está tratando de hacerlos el punto central de ataques, tratando de hallar una grieta para poder obtener lo que quiere, está tratando de obtener más tiempo para hallar lo que busca y lo encontrará, es cuestión de tiempo, tiempo que nosotros no tenemos. Joe les dije lo necesario para que ustedes sigan, discúlpame por desear ocultar el tenebroso pasado de sus padres, incluyendo los de Natle hizo una pausa para guardar sus alas y reunirse con él en el interior de la casa.

      —¿Qué tratas de decir? Qué nuestros padres, nuestros padres biológicos tuvieron algo que ver en la extinción de nuestro mundo.

      —¡No fueron héroes, Joe! Todo lo contrario, peleaban para la subsistencia de su raza, nuestra raza, la prevalencia de la sangre real, no podíamos ceder el poder a razas impuras, a seres cuya fuerza de destrucción era más grande, nos vencerían con un solo chasquido de dedos. Linus hizo lo que tuvo que hacer para que la sangre real perdurar con el tiempo, pagó el precio, un precio demasiado caro pero yo no lo decepcionaré, su hija cumplirá con cada mandato dado y ordenado a mí.

      Joe le lanzó una mirada que ciertamente le hizo esbozar una sonrisa cínica Dices que el padre de Natle arrasó con una raza nueva porque ella siguiera en su trono. ¿Qué reino debemos gobernar? Si solo han quedado cenizas de nuestro mundo y de nuestros padres.

      ¡Linus hizo lo que un rey debía hacer! vociferó el tigre.

      Pero no a cuesta de nuestra propia paz y tranquilidad, a costa de nuestra propia vida. Lo que sabemos de ellos es una vil mentira trataba de no enfurecer, pero fue imposible, sus padres y su historia solo fueron cuentos utópicos para ocultar desastres llenos de sacrificios y sangre, condenándolos a un desastre mayor.

      Ellos no fueron una imagen de perfección y libertad, asesinaron a muchos por mantener a Natle como sucesora del reino al igual que a ti. Convertirse en seres supremos es solo el principio de lo que sus padres designaron para ustedes dos.

      Al escuchar ello, Joe tan solo se quedó callado por un momento, hizo la pausa que necesitaba para poder respirar, pero ese aire parecía viciado ¿Natle? ¿Qué pasará con ella?

      —Lo que se esperó de ella desde el comienzo. Que tome el trono, que haga surgir a nuestro mundo del polvo y la niebla, que haga surgir nuestro reino liderado por nueva sangre, la vida para ella siempre fue y será corta.

      Un sacrifico respondió él hosco.

      Su destino.

      Su boca apretada en un una amarga línea confiriéndole un aspecto más fiero, Joe se negaba a aceptar cada palabra de Miaka ¿Llamas destino a que ella de más que su vida por una raza que no merece subsistir?

      Nuestra raza es superior y de que te puedes quejar si ella te entregará el trono y tú serás nuestro nuevo rey.

      Ante aquella confesión, Joe dio un paso hacia atrás sintiendo el duro y profundo golpe en la boca del estómago, palideciendo de tan solo imaginar ese escenario —¿Qué debo esperar? ¿Qué debemos esperar? Si no puedo pensar en el futuro, un futuro con ella, viviremos para siempre luchando con el mal que nos ataca día a día y noche tras noche, debo esperar sentado y nada más dijo con furia.

      Un futuro con ella no es parte del plan Joseph. Jamás fue parte de su destino estar junto a ti. ¡Nunca dije que ambos gobernarían!

      Quizás el cinismo del guardián, que no guardaba ningún sentimiento lo enfureció más que la misma verdad, Miaka la había cuidado, criado y hablaba de ello con tanto cinismo, un cinismo que ciertamente lo enervó ¡Qué cinismo! Se supone que tú la criaste, la protegiste.

      No confundas cariño con protección, deber con sentimientos. Tú creciste siendo su guardián, un guerrero, entrenado para ser un rey, yo tan solo fui su guía, pero la verdad es que tú serás quien lidere nuestras futuras batallas, ella, solo es un arma, un medio para un fin y uno de ustedes no existirá en un mañana, eso debes entender Miaka murió por dentro al decirle un futuro no lejano a Joe, sin saber que Natle había escuchado parte de la conversación.

      —¡No! —se negó a creerle —¡No! No puedo dar crédito a lo que dices. Jamás creeré nada ¿Y sabes por qué? —hizo una pausa intentando dar fuerza a sus palabras —Porque jamás nos dieron a elegir ¡Nos impusieron esto! —gesticuló con ambas manos, girando sobre sus talones para salir de la casa, necesitaba un poco de tiempo para asimilar una verdad que él no podía manejar.

      Natle cubrió su boca con ambas manos, el hacer algún ruido podía poner en evidencia que había escuchado la conversación, pero ese día tomó la mejor decisión, alejarse de todos — Uno de ustedes no existirá en un mañana, eso debes entender retrocedió y se encerró en su habitación, se llevó las manos hacia la cabeza cayendo de bruces, fue la primera vez que Natle rogó a sus padres, al cielo y a Dios que le ayudaran, pero nunca tuvo la respuesta que deseaba o más bien la que necesitaba.

      Joe se detuvo en el umbral de la puerta, se volvió ese guardián mentiroso