rel="nofollow" href="#ulink_b3aedf53-0319-5cb6-9554-b56ddcdaacf2">6- Ibíd.
7- Ibíd.
8- Cf. Amor, E., “Un más allá de la intimidad”.
9- Ibíd.
10- Lacan, J., “El atolondradicho”, Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2012, p. 509.
11- Musachi, G., El otro cuerpo del amor, Paidós, Bs. As., 2010.
12- Cf. Solimano, M. L., “Más allá del falo”.
13- Épiney-Burgard, G.; Zum Brunn, E., Mujeres trovadoras de Dios. Una tradición silenciada de la Europa medieval, Paidós, Barcelona, 1998.
14- Ibíd.
15- Cf. Sánchez, B., “Cuerpo de baile”, cap. 1 “Invenciones en la sexuación”.
16- Lacan, J., “La tercera”, Intervenciones y textos 2, Manantial, Bs. As., 1988, p. 106
17- Épiney-Burgard, G.; Zum Brunn, E., Mujeres trovadoras de Dios…, op. cit., p. 14.
18- Cf. Solimano, M. L., “Más allá del falo”.
19- Cf. Amor, E., “Un más allá de la intimidad”.
20- Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aún, op. cit., p. 89.
21- Cf. Amor, E., “Un más allá de la intimidad”.
22- Lacan, J., “Lituratierra”, Otros escritos, Paidós, Bs. As., 2012, p. 25.
23- Cf. Amor, E., “Un más allá de la intimidad”.
24- Laurent, E., Los objetos de la pasión, Tres Haches, Bs. As., p. 131.
25- Duras, M., Emily L., Tusquets, Barcelona, 1988, p. 74.
Conversación
Mónica Torres: Quiero agradecer los tres trabajos que me parecen excelentes. En efecto, es un tema que he recorrido más de una vez y sobre el que quiero hacer una puntuación, porque que es importante no confundir el goce femenino con la posición femenina, desde mi punto de vista. Para mí la posición femenina está en el lugar del
En esa misma línea ‒respondiendo a la pregunta de Claudia Zampaglione en el chat acerca de la diferencia entre el goce de la privación y el goce místico‒ el goce de la privación es algo que Lacan trabaja en el Seminario 17, es decir, antes del Seminario Aún y que Eric Laurent ha tomado para hablar del antecedente del goce femenino. El antecedente del goce femenino es histérico porque el goce de la privación es histérico, ya que consiste en privarse –“hacer huelga” dice Lacan– del goce fálico. Es una manera de señalar lo que sería el privarse del tener, pero por el lado del goce y no por el lado de la falta en lo simbólico. Están las dos palabras: la privación, que alude a la falta en lo simbólico, pero es goce de la privación que, aun siendo histérico, es antecedente del goce femenino.
Pablo Russo: Quería hacer un par de observaciones, una retomando, lo que presentaba Eliana sobre las beguinas que era un movimiento de mujeres. En la primera clase tomamos la cuestión de las mujeres y me ocupé de la relación de los feminismos con el psicoanálisis. Pero Eliana subrayaba que ellas, en este amor infinito y en el constante intentar decir, producen una recreación del lenguaje; me preguntaba si algo de lo femenino, a veces, encarnado en movimientos de mujeres, produce una recreación del lenguaje. Por lo tanto, cuando se ponen a decir, cantar, dar sus testimonios de la experiencia del amor, del goce en el cuerpo, o gritar a viva voz, producen un efecto del lenguaje. Vemos las novedades que está sufriendo el lenguaje por estos movimientos.
El otro comentario es que a partir del último de Lacan, solemos hacer una especie de oda a ese goce femenino, difícil de atrapar y de explicar, y depreciamos el goce fálico. Me interesaría rescatar que, aún con las manifestaciones del Otro goce, hay algo de la pervivencia la lógica fálica aún hoy. Y remarcar lo que Lacan subraya en ese mismo momento de enseñanza, que es el obstáculo del goce fálico. En estos mismos Seminarios 19, 20, habla de ese goce que haría falta que no esté para que se acceda al Otro goce. Es decir que para ellas, aun desdobladas entre centro y ausencia, el goce fálico es un obstáculo y no sólo para los varoncitos que tenemos ese pequeño apéndice que nos molesta y perturba y nos lo impide.
Eliana Amor: Me llamó la atención encontrarme con un movimiento de mujeres cuando iba a leer a una mística. Me preguntaba qué se puede aprender de este movimiento de beguinas para leer los movimientos feministas actuales. Porque cuando las leía me resonaban algunas cosas: lo que implica la sororidad, cómo se ayudan entre ellas y forman un movimiento independiente de los hombres, que no quiere decir que no tuvieran relación, pero el punto era no depender de ellos. El concepto de sororidad tiene que ver con darle autoridad a otras mujeres, no implica necesariamente estar de acuerdo, llevarse bien, ser todas iguales, ni pensar todas lo mismo, sino que una mujer le pueda dar autoridad a otra. Me parece enriquecedor para pensar sobre los movimientos feministas abordar a estas mujeres que eran maestras unas de otras para transmitirse algo de la experiencia, que diera lugar a la experiencia de una por una. Me sorprendió pues no esperaba encontrar eso allí y por eso le dediqué una buena parte del trabajo a contarlo, porque habitualmente sabemos de las místicas, pero esta dimensión más política que tenían no está tan explorada por nosotros, y además me resonaba de modo diferente esta frase de Lacan que afirma que la mística no es lo que no es la política, y que incluso la mística es una cosa muy seria. No tengo respuestas sobre eso, pero me permitía leerla casi planteándome una investigación.
Mónica Torres: Voy a responder a la pregunta de Claudia Núñez en el chat acerca de la articulación entre la posición femenina y la posición del analista. La posición del analista ciertamente coincide con la posición del fin de análisis y también con la posición femenina, pero no con el goce femenino, que es otra cosa, y por eso esto es posible tanto para hombres como para mujeres.
Quería retomar esto que plantea Eliana sobre la cuestión de la política porque me recordó un artículo de Eric Laurent, en su libro Los objetos de la pasión, donde plantea que ha habido muchos movimientos femeninos, y que si