la cura resulta peor que la enfermedad
«Hay caminos que parecen derechos, pero al final de ellos está la muerte». Proverbios 14: 12
Un día, uno de nuestros pastores llamó a la oficina de la Asociación para pedir ayuda. Dijo que su hermana tenía una compañera de trabajo que estaba atravesando una crisis emocional muy seria. Hablamos con la señora y nos contó su situación. Su esposo había muerto inesperadamente al ser atropellado por un automóvil. No hubo despedidas, solo la triste noticia. Después del funeral, ella quedó sumida en una profunda angustia que llegó incluso a amenazar su salud física y mental. Una amiga de trabajo le dijo que conocía un método para que ella pudiera comunicarse con su esposo en el más allá y le dio la dirección de un lugar donde se celebraban sesiones espiritistas.
Allí, supuestamente, habló con su «esposo» y experimentó «calma», pero no por mucho tiempo. Al llegar a su casa se dio cuenta de que su hija había sido poseída por un demonio. ¡Vaya «casualidad»! Nos reunimos con ambas debo decirte que me entristeció mucho ver el rostro triste de aquella jovencita. La madre nos contó que cada vez que el demonio, que se hacía pasar por una dama cansada de estar en el «más allá» y que buscaba un sustituto, poseía a su hija la llevaba al cementerio y la acostaba en una tumba donde algún día la dejaría definitivamente.
Oramos con ella y luego decidimos visitarla en su hogar para darle seguimiento. Cuando llegamos pude ver varias personas escandalizadas en la puerta de una vivienda. Cuando verificamos la dirección, la vivienda donde estaba el tumulto era la misma casa que buscábamos. Le dije a mi compañero que era mejor que nos marcháramos, pero en ese momento escuchamos desde adentro de la casa la grotesca voz de una mujer pronunciando nuestros nombres.
Mañana te contaré el resto de la historia. Pero, ¿has notado que a veces las «soluciones» que buscamos por cuenta propia terminan empeorándolo todo? Como dijo @Dios por medio del Sabio: «Hay caminos que parecen derechos, pero al final de ellos está la muerte» (Proverbios 14: 12). Solo cuando escogemos el camino trazado por el Señor tenemos un final feliz garantizado, aunque el camino a veces sea difícil. Por eso hoy te invito a iniciar el día buscando al Señor y siguiendo el camino que él trace para ti. Ese siempre será el mejor camino.
16 de enero
El nombre más poderoso
«Por tu nombre, Señor, ¡hazme vivir! Porque eres justo, ¡sácame de la angustia!». Salmo 143: 11
Continuemos el relato que iniciamos ayer. Cuando entramos a la casa, vimos a la joven poseída, gritando nuestros nombres para atemorizarnos. Nos decía que ese cuerpo era suyo y que nada ni nadie se lo arrebataría. Como había mucha gente reunida y cada quien decía algo diferente decidimos marcharnos, pero la madre de la joven se abrió paso entre la multitud y, llorando, nos suplicó que no la abandonáramos. Entonces mi compañero hizo salir a todos los presentes, quedando solo nosotros y la familia.
No podíamos creer lo que veían nuestros ojos: la jovencita se movía por el suelo como una serpiente, vomitaba y su voz era grave y chillona. La levantamos del piso y yo oré mientras el pastor que me acompañaba leía porciones de la Biblia. Por momentos pensamos que el enemigo acabaría con la vida de aquella muchacha ahí mismo frente a todos. Tratamos de controlar los movimientos de sus manos y sus pies, pero entonces empezó a golpear la pared con la cabeza rápida e ininterrumpidamente. Entonces le rogamos a la joven que invocara el nombre de Jesús, que solo él podía librarla.
Aquella joven intentó pronunciar el nombre de Jesús una y otra vez, pero la voz del demonio la acallaba con insultos y blasfemias. Finalmente, después de un largo tiempo de lucha lo logró: «Jesús, libérame», dijo con voz débil. Luego lo repitió con voz más fuerte y lo continuó haciendo hasta que quedó libre. Aquel mismo día, la abuela y la madre de la dama entregaron un altar espiritista que tenían en su casa, pues habían comprendido la gravedad de su error al buscar respuestas en el lugar equivocado. Pero más que todo, habían comprendido que hay poder en el nombre de Jesús. @Dios dice a través de Elena G. de White que: «Satanás, con toda la hueste del mal, no puede destruir al más débil de los santos de Dios» (Profetas y reyes, p. 341).
No sé qué desafíos enfrentarás hoy. De lo que sí estoy seguro es de que hay poder en el nombre de Jesús para defenderte de los ataques del enemigo y para guiar todos tus pasos en este día y siempre. ¿Te gustaría invocar su nombre al iniciar tu jornada?
17 de enero
No lo que merecemos
«Cuando yo los trate a ustedes, no de acuerdo con su mala conducta y peores acciones, sino haciendo honor a mi nombre, entonces reconocerán que yo soy el Señor». Ezequiel 20: 44
Muy temprano en la mañana, al terminar mi devocional, unos hombres tocaron la puerta.
—Pastor, venga con nosotros. En el camino le diremos de qué se trata.
Una visita a esas horas de la mañana, bajo esos términos, en esa zona... definitivamente se trataba de algo peligroso. Obedecí y, cuando estuve listo, partí con ellos. En el trayecto me explicaron que me llevarían a un lugar en las montañas donde bautizaría a una persona, cuyo nombre no conocería y cuyo rostro tampoco vería. Solo tenía bautizarlo y listo.
El primer día caminamos doce horas y llegamos a un caserío donde pasamos la noche. Comimos y luego dormimos. Al día siguiente lo mismo: caminamos doce horas y llegamos a un lugar donde comimos y pasamos la noche. Al otro día me levantaron y me llevaron a la orilla de un caudaloso río de aguas verdes. Me vendaron los ojos, entramos al agua y allí esperamos. Entonces llegó el misterioso candidato.
Cuando estaba a punto de orar, escuché a muchas personas salir de la selva. Uno de los hombres me dijo:
–Están armados y nos van a matar.
En ese instante pensé: «Si nos van a matar, este hombre debe morir bautizado». Hice la oración lo más rápido que pude. El caballero se sentó en las aguas, se inclinó hacia atrás, y las aguas del río lo cubrieron. Estaba bautizado.
Entonces tensé los músculos, esperando el impacto de las balas. Pasó un lapso que me pareció una eternidad, el hombre se incorporó, salió del agua y desapareció. Me quité la venda de los ojos y frente a mí había un grupo de personas armadas, todos llorando. Supe entonces que, de alguna manera, se habían enterado de que aquel hombre que había sembrado el terror en la zona y que había matado a muchas personas estaría allí y habían preparado una emboscada para matarlo. Solo que nunca imaginaron que lo encontrarían arrepentido de todos sus crímenes y dispuesto a entregar su vida a Cristo. Conmovidos, lo dejaron ir.
Aquel día Dios no permitió que ese señor fuese tratado como merecía, sino como lo necesitaba: con misericordia. Y @Dios manifiesta esa misma actitud hacia nosotros. Él te dice cada día: «Hoy paso por alto tus errores y tu pasado y te extiendo mi misericordia». ¿No son esas las mejores noticias?
18 de enero
Harvey
«Ya que has hecho del Señor tu refugio, del Altísimo tu lugar de protección, no te sobrevendrá ningún mal ni la enfermedad llegará a tu casa». Salmo 91: 9, 10
Zulma Ramírez entregó su vida al Señor desde muy temprana edad. Se preparó en la escuela de Teología de la Universidad Adventista de Colombia y se dedicó a la predicación del evangelio por medio del ministerio de la página impresa. Durante muchos años ha vivido en Houston, Texas. Recientemente tuvo que ser sometida a una cirugía, así que oró pidiendo la protección del Señor. En agradecimiento, decidió dedicar un año a la predicación en Colombia.
Fue así como llegó a la zona donde sirvo. Haría un recorrido de tres semanas impartiendo charlas para damas en varios auditorios de la zona. Ya llevaba dos semanas cuando sus familiares