Es muy triste ver cómo a veces la ignorancia ciega a las personas. Hoy, en pleno siglo XXI, hay más intolerancia que nunca contra la fe y contra el cristianismo que en el pasado. Pero ya @Jesús lo había advertido y nos dejó una promesa en la Biblia: «Todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos recibirá cien veces más y heredará la vida eterna» (Mateo 19: 29, NVI). Si algún día debes escoger, escoge a Jesús. No te arrepentirás.
22 de enero
Salvemos a los niños
«Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí». Mateo 18: 5, NVI
Aquel domingo a las 9 de la mañana, Yuliana Samboní, de siete años, jugaba en la puerta de su casa en el barrio Bosque Calderón, en Bogotá. Horas después, a las 7: 30 de la tarde, fue encontrada muerta, con signos claros de tortura y violación. El autor del crimen fue un arquitecto de 38 años, perteneciente a una reconocida familia de la sociedad, que la había raptado en la puerta de su hogar. Este caso es solo uno de miles que ocurren a diario en el mundo entero. Las cifras en torno al grado de violencia que padecen los niños son escalofriantes.
Su vulnerabilidad los expone a asesinatos, violaciones, abusos, mutilaciones genitales, trabajos forzosos, maltrato, reclutamiento para la guerra y otros males que ni siquiera quiero mencionar. El mundo se ha enloquecido, y muchas veces los que más sufren las consecuencias son los niños. Cerca de 1,000,000,000 de niños padecen maltrato de parte de quienes deben cuidarlos. En Australia, se reporta que una de cada diez familias aboga por castigar a sus hijos con bastones, palos o cinturones, mientras que en el Reino Unido unos 17,000 niños deben recibir atención especial cada año tras haber sufrido abusos y maltratos. La cifra de niñas casadas asciende a 14,000,000 por año.
¡No podemos quedarnos de brazos cruzados! Eso no es lo que @Dios desea para sus criaturas y, como sus representantes en la Tierra, hemos de colaborar con los ideales del Cielo. Me siento afortunado de saber que le estoy escribiendo a una de las generaciones más conscientes en materia de justicia social y a una generación que vez tras vez se ha levantado en favor de los más débiles. Hoy tú y yo podemos elevar una oración por los niños del mundo. Podemos dedicar nuestro tiempo, dinero y energías a instituciones que proporcionan el cuidado necesario a niños vulnerables, pero sobre todo podemos amar a los niños que tenemos cerca, a esos que sufren en las calles de tu ciudad y de la mía. En Mateo 18 Jesús se identificó con los niños. ¿Tendrás tú el valor de amarlos como a Jesús?
23 de enero
Dos o tres reunidos
«Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Mateo 18: 20
Se estaba llevando a cabo una serie de reuniones de evangelización en San Pascual, Antioquia, un pueblo enclavado en las montañas. El caserío había sido construido en el lomo de una cordillera, con una sola calle y las casas ubicadas a ambos lados, casi en el vacío. Pero la predicación de la verdad, como a menudo ocurre, estaba levantando malestar en las autoridades religiosas del pueblo, y desde el altar de las otras iglesias se advertía del mensaje que se estaba predicando y se pedía no asistir a las reuniones ni abrir las puertas al expositor, porque era «un enviado del diablo».
Una noche el programa inició como de costumbre. Por la configuración del lugar, el predicador quedaba de espaldas a la puerta principal. Aquella noche comenzó su exposición igual que cada noche. Al mismo tiempo, observaba el rostro de los asistentes para asegurarse de que estaban comprendiendo lo que decía.
Repentinamente, el predicador observó un cambio abrupto en los rostros de la audiencia. El espanto se apoderó de todos. Él no entendía lo que estaba pasando ¿será que había dicho algo ofensivo? No, todos miraban con terror hacia la puerta del local. Cuando se volteó, vio a un hombre con un machete, tratando de meter su caballo al local y blandiendo su arma contra el predicador.
El hombre espoleó al caballo para que avanzara. El brioso animal obedeció la orden de su jinete y avanzó, introduciendo la cabeza y la mitad del cuerpo en el local. Pero repentinamente retrocedió de manera precipitada, como si hubiese observado algo que le produjo terror. El jinete picó de nuevo al caballo con la espuela, pero el animal se resistió. Entonces Mercedes, la dueña del local, corrió hacia la puerta, la cerró de golpe y la aseguró con un fuerte madero. El hombre reaccionó con violencia y descargó toda su furia y frustración dándole machetazos a la puerta y lanzando toda clase de improperios contra los que estaban dentro. Pero al final se rindió, y aquella y todas las demás noches la verdad se proclamó en San Pascual.
La promesa de @Jesús sigue vigente hoy: «Donde hay dos o tres en mi nombre, ya sea bajo techo o por Zoom, como pasó durante la pandemia, yo estoy ahí. Mi presencia te protege y mi verdad transformará tu corazón».
24 de enero
Un vaso de agua
«Cualquiera que les dé a ustedes aunque solo sea un vaso de agua por ser ustedes de Cristo, les aseguro que tendrá su premio». Marcos 9: 41
El pastor había llegado recientemente a aquella población donde trabajaría al frente de un nuevo distrito. Durante varios días recorrió las calles buscando una vivienda para mudarse, pero no obtuvo ningún resultado. Una calurosa tarde, después de otra infructuosa búsqueda aquel dirigente cristiano dio por terminada la tarea. Sacó su pañuelo para secarse el sudor de la frente y justo en ese momento vio a un caballero en la puerta de su vivienda, mirándolo fijamente.
Lo saludó respetuosamente y, como respuesta, el hombre le preguntó:
—¿Está buscando algo, cree que puedo ayudarlo?
El pastor le contó todo. Después de escucharlo atentamente, lo invitó a pasar y le ofreció un vaso de agua. Luego le hizo varias preguntas:
—¿Cuándo trae a su familia? ¿Cuántas personas son ustedes? ¿Cuál es la cantidad de dinero que puede pagar por el alquiler?
El pastor respondió todas las preguntas y al final, el caballero dijo:
—Durante mucho tiempo he querido construir un apartamento aquí en mi casa. Sería un honor tener un pastor viviendo con nosotros. Si me da un mes puedo construir la vivienda que necesita.
Justo un mes después aquel hombre entregó las llaves del apartamento a la familia pastoral, y el pastor pudo vivir allí cómodamente. Mucho tiempo después, el pastor se encontró en peligro. Mientras predicaba en una zona montañosa, grupos armados tomaron aquel pueblo. Cuando se acercó al comandante para pedirle que por favor no impidiera la reunión de la noche, fue retenido y obligado a quedarse con ellos para almorzar en compañía de las autoridades del pueblo y otras figuras importantes.
Mientras almorzaban, unas jóvenes combatientes trajeron a una compañera que sangraba abundantemente. Acostumbrado a servir, el pastor se levantó instintivamente a ayudar y cuando terminó, las damas le agradecieron y añadieron:
—Conocemos tu nombre, sabemos dónde vives, nos tocó hacerte un reconocimiento de inteligencia. Debe saber que eres como un ángel para el dueño del apartamento donde vives. Recibimos la orden de ponerle explosivos a esa casa, pero cuando te mudaste allí, desistimos de hacerle daño.
¡Ofrecer un vaso de agua al pastor le salvó la vida! Un vaso de agua es el servicio mínimo que podía brindársele a una persona. Puede parecer insignificante, pero a la vista de Jesús la amabilidad es sumamente importante. @Dios te dice hoy que «a veces, las acciones más pequeñas pueden acarrearnos grandes bendiciones». ¿Estás dispuesto a ofrecer hoy al menos un vaso de agua a alguien que lo necesite?
25 de enero
Dios nunca me abandonará