Umberto Roncoroni

La forma emergente


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entendiendo con eso, en realidad, la muerte de la pintura. Hay aquí una lección histórica que es importante recordar: la innovación tecnológica nunca se reduce a una simple diferenciación de lenguajes y de estética. En efecto, la transformación causada por la fotografía y la reproducibilidad técnica es mucho más radical, ya que implicó un cambio estructural no tanto en el arte, cuanto en la sociedad y en su forma de comunicar.24

      La historia del arte contemporánea, que en este sentido no ha aprendido la lección de la fotografía, tiene dificultades para incorporar teóricamente tanto las tecnologías de la reproducibilidad técnica cuanto el consecuente desarrollo conceptual del arte contemporáneo. Es también significativo que la historia del arte excluya el campo de los medios masivos: fotografía, cine y televisión tienen sus historiadores especializados, lo que se observa también en las instituciones educativas. En efecto, los historiadores del arte han renunciado a interpretar el arte contemporáneo, pero la razón no es solamente su excesiva fragmentación o aceleración, sino la ausencia de un enlace tecnológico y social que es lo que permite llenar y sustentar algún tipo de interpretación unitaria de sus fenómenos. Así, el arte contemporáneo es dejado en manos de los críticos, que son una especie de historiadores del arte comprometidos con el mercado. Pero la falta de estudios históricos exentos de intereses económicos ha generado una distorsión que ha traído abajo definitivamente la credibilidad de todo el sistema.

       Benjamin y la reproducibilidad técnica

      El problema de la reproducibilidad técnica de las obras de arte ha sido planteado en toda su magnitud por Walter Benjamin. Quizás hoy algunos momentos de su discurso puedan resultar contradictorios, pero hay un punto clave, que Benjamin llama “aura”, el cual mantiene inalterada su fuerza cuestionadora. El concepto de aura, en efecto, propone nuevos problemas a la comprensión del arte cuando se examina en el contexto de la tecnología digital, y por eso me parece importante resumir aquí algunos de sus aspectos.

      Según Benjamin,25 el significado de la obra de arte se fundamenta en su unicidad, es decir, en su hic et nunc; este concepto se refiere, en primer lugar, a la naturaleza única e irrepetible del acto del artista que piensa y produce la obra; en segundo lugar, a las condiciones espacio-temporales, culturales y sociales para las cuales esta ha sido creada y destinada. En este sentido, la verdadera obra de arte debe ser “auténtica”, en cuanto auténtico significa precisamente la conservación de su unicidad. Y la obra de arte, en tanto auténtica, tiene también un contenido verdadero, que es validado por la relación con la historia de su contexto. La autenticidad, para Benjamin, se fundamenta en la tradición del uso, por lo tanto el arte encuentra sus raíces en su función originaria religiosa y cultual. Históricamente, el cambio de uso empezó en el Renacimiento, cuando las obras de arte tomaron valor estético (como algo que debe ser visto), dejando el aspecto cultual en segundo plano. El hic et nunc, la autenticidad y el recuerdo del uso religioso conforman el aura de la obra de arte.

      Ahora bien, la reproducibilidad técnica (fotografía e imprenta) provoca la deconstrucción del aura, por medio de la eliminación del hic et nunc y de la autenticidad. Primero, porque la obra de arte se produce mecánicamente, destruyendo de esta manera la relación unívoca entre la habilidad del artista y la calidad de la obra; luego, porque la obra también se puede reproducir mecánicamente, fuera del alcance del artista que la ha creado, perdiendo de esta manera su valor como original; finalmente, mediante la fotografía, una obra de arte (como la catedral, según el ejemplo del mismo Benjamin) puede abandonar su ubicación y viajar, como imagen, en una revista o en un libro, directamente a los ojos del espectador. Este aspecto cuestiona ulteriormente el concepto de la autenticidad en cuanto testificación histórica, porque la reproducción ha perdido el enlace de la obra de arte con su contexto originario.

      Hay otro factor que Benjamin señala, esencial con relación al medio digital, que es la transformación que se crea entre el objeto y su imagen creada con la técnica fotográfica. Este cambio nace por las diferentes capacidades de la óptica natural y de la óptica de los objetivos fotográficos, que pueden captar detalles y aspectos de la obra de arte que son imperceptibles por el ojo humano. En este sentido, la reproducción de cualquier objeto en una fotografía es algo diferente del objeto percibido por el hombre en su hic et nunc natural.26

      Todos los aspectos de la problemática tecnológica del aura están desarrollados por Benjamin con relación al concepto de público en cuanto masa, en el cual es implícito el deseo de eliminar cualquier diferenciación entre lo que es igual y uniforme y lo que es único y original; la reproducibilidad técnica satisface este deseo, haciendo que lo único se vuelva igual en sus copias. Esto es importante, porque la eliminación de la unicidad elimina también el aura del artista, ya que queda implícitamente cuestionada la mitología romántica del genio creativo como intérprete de lo original y eterno.

      Para Benjamin, que habla desde la perspectiva del materialismo histórico, este proceso es benéfico, porque tanto el aura como el genio son conceptos que pueden ser utilizados en sentido totalitario. Benjamin no podía imaginarse que las cosas se manifestarían hoy en una forma muy diferente, y que los valores del socialismo no son aquellos que han sustituido los valores cultuales del aura. Pero no es este el lugar para discutir estos problemas; la cuestión que me interesa es que tanto el aura como el genio no se dejan eliminar tan fácilmente, y no solo por razones políticas, sino porque estas instancias permanecen como exigencias primarias27 de la sociedad y como estructuras de la tecnología digital.

       El aura y lo digital

      El aura y el genio son problemas centrales para el debate acerca del arte, de la tecnología y de la comunicación, y han influido en el situacionismo de Debord, Baudrillard y otros autores. Pero con la tecnología digital aparecen factores íntegralmente nuevos, que están vinculados con la tecnología y con el contexto cultural posmoderno en el cual lo digital se desarrolla. Las diferencias entre las imágenes reproducidas por la técnica analógica y la síntesis digital abarcan todos los aspectos del aura: el concepto de original y el hic et nunc; el proceso de la reproducción de la realidad en la imagen; la creatividad y la autoría (el genio del artista).

      El proceso de producción de la imagen de síntesis se puede llevar a cabo de muchas maneras; la fotografía, la pintura, la ilustración o el diseño digital utilizan diferentes herramientas digitales, lo que obliga a estudiar el aura y el genio desde más de un punto de vista. Por ejemplo, el valor agregado de la fotografía analógica consiste en el proceso óptico y mecánico que genera la imagen; de esta forma, la realidad colabora con el ojo humano en la producción. Según Benjamin este mecanismo cuestiona el concepto de creatividad y de genio ligado a la producción manual de la pintura o del dibujo; pero con el método digital, gracias a la inmaterialidad que lo caracteriza, estos dos planos se confunden y el proceso fotográfico y el del dibujo se pueden sobreponer y mezclar. Así, por medio de los programas de fotorretoque podemos crear y manipular la fotografía como si fuera una pintura, y viceversa.

      Con respecto al concepto de original, hay una diferencia esencial entre la fotografía (y por ende la cinematografía y la televisión) y la tecnología digital, que se debe a la naturaleza de la imagen sintética. Sintético significa que el contenido de la imagen digital no está vinculado a los fenómenos reales mediados por nuestra percepción (en este sentido, es cierto que la óptica fotográfica establece también una distancia con el ojo humano, pero la referencia a lo real es obligatoria). La imagen sintética, en efecto, es generada por simulación matemática, que modela en ecuaciones y algoritmos la complejidad formal y estructural del objeto real. La síntesis numérica puede entonces reproducir la realidad sin depender de esta y a la realidad se refiere solamente a través de sus procesos generativos, es decir, reproduciendo no tanto los efectos ópticos visibles sino los mismos mecanismos naturales que los producen. Aquí debe ser planteado nuevamente lo que diferencia al original de la copia: la imagen de síntesis no es la copia o imitación de un objeto real, sino que ella misma es una especie de original; en otras palabras, la imagen sintética no es una imagen sino un ente real, ambiguo en su naturaleza ontológica. En conclusión, el concepto de genio y de creatividad, cuestionado