Las dificultades de lo digital
La naturaleza abstracta del medio digital es lo que dificulta la comprensión de su real alcance. Esta dificultad consiste, más precisamente, en la imposibilidad de entender una dimensión numérica con los parámetros y criterios de la materia. Por siglos hemos interpretado la naturaleza y la tecnología bajo un punto de vista mecánico o por medio de la física y de la química: las máquinas son extensiones del cuerpo humano, los medios de comunicación son una extensión de la vista y del oído; la cámara fotográfica es, en este sentido, un ojo mecanizado, más rápido y preciso. Sin embargo, lo digital parece ser una extensión del cerebro, pues se habla de redes, de conexiones, de información. En este sentido, lo que define los medios masivos según McLuhan28 es radicalmente diferente del concepto de lo masivo de Benjamin. McLuhan ha subrayado justamente que masivo no se refiere a una cantidad de personas unificadas por ciertas características sociales (como el proletariado), sino el hecho de que estas personas son acomunadas por la simultaneidad de la comunicación en el tiempo real de la información.
Lo cual es cierto, pero la metáfora del cerebro humano, que estaba de moda en la década de 1960, se demuestra hoy inadecuada para representar la naturaleza digital. Las tecnologías hardware y software, así como la elaboración paralela y la inteligencia artificial, están transformando las redes informáticas y las computadoras en entidades radicalmente diferentes del cerebro humano y serán capaces de desarrollarse en forma independiente de nuestros parámetros de pensamiento. Por las computadoras, en suma, el hombre comienza a ser expulsado del centro de la tecnología, que se desarrollará sin referencias al cuerpo humano o a su cerebro, sino buscando y encontrando paulatinamente su propia naturaleza.29
La ciencia posmoderna y el arte
Las redes y las autopistas de la información que distribuyen los datos en tiempo real, la simulación y el lenguaje matemático propios de la tecnología digital apelan a una nueva y más estrecha relación con la ciencia, que repercute en las humanidades y, naturalmente, en las artes y en la educación. Poco importa si esta inmanencia científica es explícita o implícita, es decir, si la percibimos directamente; querámoslo o no, tenemos que dialogar con ella. Por otro lado, la ciencia se relaciona con las humanidades no solo por medio de la tecnología. Hay algunas investigaciones científicas, en efecto, que han dado una dirección inesperada a muchos aspectos metodológicos y epistemológicos y que han creado campos de estudio totalmente nuevos, cuyos resultados, pertinentes en sentido interdisciplinario, obligan a revisar los hábitos mentales y las creencias que subyacen en nuestras relaciones con las ciencias en general.
Estas novedades derivan de la necesidad de enfrentar y comprender la complejidad de los procesos contemporáneos, sociales, económicos y naturales; por ejemplo el clima, la ecología, la globalización. En estos casos, las herramientas de la ciencia clásica cartesiana y positivista, que interpreta la realidad bajo una perspectiva mecanicista y reduccionista, se encuentran en dificultades.
Uno de los aspectos de la posmodernidad, por lo tanto, es este cuestionamiento de la ciencia, que se apoya en algunas teorías (usadas más o menos a propósito, como decían Sokal y Brickmont, y que no debemos tomar como verdades absolutas) que se suelen agrupar bajo el rubro de la complejidad. Esta se desarrolla en un contexto de la filosofía de la ciencia que es el relativismo epistemológico y se compone de algunas ramas de la matemática y de la física, así como de la teoría general de los sistemas, el caos y los sistemas dinámicos, la vida artificial y la autopoiesis. En realidad, más que cuestionar la ciencia, como pretende cierta filosofía posmoderna, estas teorías abren nuevos horizontes que están influyendo en la filosofía y el arte; es sobre todo con respecto a este último punto de vista que intentaré presentar algunos de los interrogantes que proponen.
Ciencia y filosofía
1. El relativismo epistemológico.- Los primeros años del siglo XX trajeron cambios científicos profundos, que originaron en la filosofía de la ciencia diferentes teorías sobre su validez metodológica y epistemológica. En la base de estos cuestionamientos está la idea de que la ciencia no es tan estable y segura como se suele pensar. El paso inicial lo dio la teoría de las “conjeturas y confutaciones” de Popper, que, como comenta Scruton: “... hizo el extraordinario descubrimiento de que el concepto central del método científico no es la verificación, sino la falsificación. No podemos verificar una teoría científica de modo conclusivo pero podemos confutarla de modo conclusivo”.30
En suma, lo que diferencia a la ciencia de las seudociencias no es tanto la posibilidad de verificar cualquier teoría o hipótesis, sino de poder modificarlas y cuestionarlas. Un segundo ataque a la estabilidad de la ciencia proviene de la teoría de las “revoluciones científicas” de Thomas Kuhn.31 De acuerdo con esta teoría, el desarrollo histórico de la ciencia se presenta como paradigmas, que forman la base epistemológica y metodológica comúnmente aceptada para el quehacer de la ciencia en un contexto histórico y social dado. Una revolución científica es un cambio de paradigma que introduce aspectos que la ciencia normal o había suprimido o no había percibido. Para Kuhn, el avance científico tiene que luchar no tanto con la dificultad teórica que presentan los nuevos paradigmas, sino con la hostilidad de los intereses sociales, económicos, religiosos y políticos preexistentes.
Pero el más importante y radical exponente de la crítica científica es Paul Feyerabend y su controvertida teoría de la “anarquía epistemológica”.32 Feyerabend, que ganó mucha fama con su anything goes, opina que la ciencia es irracional, porque no hay pruebas de racionalidad en la historia y en la práctica de la ciencia contemporánea. Además, es mejor así, porque si la ciencia fuera realmente racional, las consecuencias serían terribles tanto para la ciencia misma como para el individuo y la sociedad.
De todos modos, estas cuestiones epistemológicas, que, según Hacking, combinan las dudas fundamentales sobre la razón con temas políticos y metafísicos, en el fondo apuntan a cuestionar el poder absoluto de la ciencia y la posibilidad de explicar racional y exhaustivamente la naturaleza y el hombre.33 Entonces, aquí no se trata tanto de denegar el valor cognoscitivo de la ciencia, sino de poner en cuestión el lugar destacado que ocupa en el conjunto del saber humano y, por ende, en manifestar sus discordancias con los demás aspectos de la cultura y de la sociedad. Esta interpretación débil de la ciencia se apoya en dos teorías de la matemática y de la física, que ponen en entredicho, desde el interior de la ciencia misma, la exactitud del pensamiento científico y racional.
2. El teorema de indecidibilidad de Gödel.-34 Este teorema dice, en palabras simples, que la coherencia de un sistema axiomático no puede ser demostrada; para cada sistema formal es posible, por medio de sus mismos axiomas, llegar a proposiciones contradictorias. Este principio no es totalmente nuevo, siendo ya prefigurado en Kant, como reconocía el mismo Gödel. Kant decía que la razón, si quiere ser consistente, no puede ser completa; Gödel descubrió que el mismo razonamiento se puede aplicar a los sistemas matemáticos. Entonces, la verdad de cualquier sistema se debería buscar fuera del sistema mismo, con otro sistema; pero este será también incompleto, y así hasta el infinito. El resultado de Gödel demuestra, de ahí su importancia filosófica, epistemológica y computacional, que no obstante todos los esfuerzos posibles, el hombre no puede producir sistemas de representación o modelos de la realidad perfectos.35
3. La física cuántica.- Esta teoría es la que ha desencadenado los mayores cuestionamientos en los ámbitos científico, filosófico y epistemológico. Podemos resumir su núcleo problemático a través del principio de indeterminación de Heisenberg, el cual dice que no se puede determinar unívoca y precisamente la posición y la cantidad de movimiento de las partículas y que, generalizando, es imposible observar con exactitud todas las cosas del universo. La física cuántica pone atención sobre dos puntos fundamentales: el observador modifica el comportamiento del objeto observado y la investigación está restringida a un determinado aspecto del fenómeno. De esta forma ingresan a la ciencia conceptos contradictorios con sus fundamentos tradicionales: