Marie Estripeaut-Bourjac

Hagamos las paces


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desde 1948. Museo de Arte Moderno de Bogotá. Bogotá: Ed. Norma, 1999.

      Wills, M. «Entretien avec Oscar Muñoz», Photographies. Catálogo de la exposición “Photographies” (Oscar Muñoz). Paris: Filigranes Éditions, 2014, 80-111.

      Zalamea, J. Literatura, política y arte. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, B.B.C., 1978.

      Notas

      1 Profesora titular de español en la ESPE d’Aquitaine-Université de Bordeaux (Francia). Doctora en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad de la Sorbona y magister en Literatura y Lingüística Hispanoamericana en el Instituto Caro y Cuervo. Ha publicado L’Écriture de l’urgence en Amérique Latine; Palabras de mujeres: Proyectos de vida y memoria colectiva; Femmes, travail, métiers de l’enseignement: rapports de genre, rapports de classe; Mixité et éducation: pratiques sociales et dimensions culturelles; El mal en la literatura latinoamericana; Usages et mésusages de la laïcité: éducation et politique. [email protected]

      2 Se trata de una referencia al vídeo de Juan Manuel Echavarría, Guerra y Pa (2002).

      3 Al respecto se pueden consultar, en complemento de la bibliografía al final de esta introducción: Domínguez H., Javier et al. El arte y la fragilidad de la memoria. Medellín: Universidad de Antioquia, Instituto de Filosofía, Sílaba Editores, 2014; Horne, John. «Locarno et la politique de démobilisation culturelle», 14-18 aujourd’hui. Today, Heute, n° 5, mai 2002, p. 73-87; Lorenzano, Sandra, Buchenhorst, Ralph (eds.). Políticas de la memoria. Tensiones en la palabra y la imagen. Buenos Aires y México: Editorial Gorla y Universidad del Claustro de Sor Juana, 2007; Rubiano, Elkin. “Las víctimas, la memoria y el duelo: el arte contemporáneo en el escenario del postacuerdo”, Análisis político, n° 90, mayo-agosto de 2017, p. 103-120; “’Cuerpos sin duelo’ y deuda simbólica: el lugar del arte en contextos de violencia”, Cuadernos de Música, vol. 12, n° 2, julio-diciembre de 2017, p. 31-48; “La Guerra que no hemos visto y la activación del habla”, Estudios filosóficos, n° 58, julio-diciembre de 2018, p. 65-98.

      4 Tampoco se puede dejar de asociar 1985 con la erupción del Nevado del Ruiz y la tragedia de Armero (13 de noviembre) que, entre otras cosas, entretuvieron mucho más a la prensa internacional que lo occurrido en la capital.

      5 “Es preciso deternerse un instante en la gran cercanía entre la amnistía y la amnesia, que derivan de la misma palabra griega. No es una casualidad si, en la ciudad griega, la amnistía remitía a una amnesia activa; en otras palabras, al compromiso bajo juramento de olvidar” (Alloa, 2014, p. 62). Esta cita proviene del libro de Nicole Loraux, La Cité divisée. L’oubli dans la mémoire d’Athènes. Paris: Payot, 1997. Las traducciones al español son mías.

      6 Auspiciada por la Fundación Puntos de Encuentro que cuenta entre sus propósitos “impulsar, apoyar y exhibir al público proyectos que preserven la memoria histórica a traves del arte” (Catálogo, p. 7). Esta fundación, impulsada por el artista Juan Manuel Echavarría, permitió que excombatientes de los tres bandos (guerrilla, paramilitares y ejército) contasen en el seno de varios talleres sus historias de guerra para comunicarlas al conjunto de la sociedad.

      7 El CNRR en 2009 registraba 198 iniciativas y el PNUD, 275 en 2006 (CNRR, p. 16).

      8 Ver supra, nota 3.

      9 En 2013 se arrojaba la cifra de 25.000 desaparecidos.

      10 Estas dos obras conforman un triptico con el vídeo Novenarios en espera.

I. Las figuras tutelares

       PRÁCTICAS DE COMUNICACIÓN EN LA CULTURA POPULAR 1

      Jesús Martín-Barbero

      Solicitado para formar parte de un libro colectivo sobre experiencias de comunicación alternativa, es necesario que comience por aclarar que este trabajo no versa sobre procesos alternativos de comunicación, sino sobre la comunicación otra, que implica en sí misma y revela ciertas prácticas cotidianas de las masas, esa otra forma en la que se comunican tanto los grupos como los individuos de las culturas populares.

      Es sobre cultura, por tanto, más que de “comunicación” de lo que aquí se va a tratar. O, si se prefiere, es de comunicación, pero de la que se realiza por fuera de lo que la mitología mass-mediática define como tal, sin canales ni medios oficialmente reconocidos y sin tecnología importada. Vamos a hacer el relato de ciertas prácticas —en plazas de mercado y cementerios— que materializan y hacen visible la memoria popular, o mejor, vamos a hacer el relato de lo popular como memoria de otra matriz cultural amordazada, deformada, dominada. Pero nombrar esa cultura otra (negada) es nombrar aquella que la niega y frente a la que se afirma a través de una lucha desigual y con frecuencia ambigua. Lucha que remite al conflicto de clases, pero sin agotarse en él, ya que remite también, y desde más lejos, a la conflictiva convivencia en nuestra sociedad de dos economías: la de la abstracción mercantil y la del intercambio simbólico (Baudrillard, 1972, pp. 63-66 y pp. 212-223; 1976, pp. 7-13). La primera es aquella donde la significación de cada objeto depende de su “valor”, en que el sentido de un objeto se produce a partir de su relación con todos los demás objetos, esto es, a partir de su valor abstracto de mercancía —valor “abstraído”, separado del trabajo— y de su inscripción en la lógica de la equivalencia, según la cual cada objeto vale por o puede ser intercambiado por cualquier otro. La segunda es aquella en que los objetos significan y valen en relación con los sujetos que los intercambian, aquella donde el objeto es un lugar de encuentro y de constitución de los sujetos: inscripción, por tanto, en otra lógica, la de la ambivalencia y el deseo.

      No estamos idealizando situaciones, sino proponiendo una clave de lectura para las prácticas que vamos a narrar, ya que estas no se inscriben en una diferencia interior al discurso burgués —como las estudiadas por Verón en su investigación sobre el doble discurso y en conflicto con él (1973; 1974)2. Porque, en las plazas de mercado y en los cementerios tradicionales, lo popular no es solo asunto de consumo, de “recepción”, sino de positiva emisión, o mejor, de producción. La plaza de mercado y el cementerio son, para las masas populares, un espacio fundamental de actividad, de producción de discurso propio, de prácticas en las que estalla un cierto imaginario (el mercantil) y la memoria popular se hace sujeto constituido desde otro imaginario y otra lengua.

      El relato que vamos a hacer recoge esquemáticamente una investigación llevada a cabo con alumnos de los cursos de semiología en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Tadeo Lozano de Bogotá (1974-75) y en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Valle, en Cali (1976-77).

      I. Los mercados

      El objeto de nuestro análisis es la plaza de mercado urbano, situada a medio camino entre la plaza de mercado campesino (a la que remiten como paradigma muchas de sus prácticas) y el supermercado, hacia el que tiende, en algunos aspectos, su organización. Inserta en la estructura y el paisaje urbano, la plaza de mercado es, sin embargo, un lugar aún no homogeneizado ni funcionalizado completamente, aún no digerido por la maquinaria mercantil, pero cuya especificidad no es rescatable más que por oposición a ese otro lugar de la funcionalidad y el fetiche del objeto que es el supermercado. Nuestra investigación se inicia en la ciudad de Bogotá teniendo como eje la plaza de Paloquemao y el supermercado Carulla, y continúa en la ciudad de Cali comparando la plaza de Santa Helena con el supermercado Ley.

       1. Topografía

      Llamo