de White rara vez reconoció públicamente críticas contra sus visiones o discutió con sus oponentes. Su artículo del 28 de agosto de 1883 en la Review and Herald, titulado “Our Present Position” [Nuestra posición actual], daba sus razones: “Muchos preguntan: ‘¿Por qué no contradice estos informes? ¿Por qué permite que circulen?’ Se ha hecho la misma pregunta una y otra vez durante los últimos cuarenta años. Mi respuesta es, parafraseando a los de antes: ‘Estoy haciendo una gran obra y no puedo detenerme’ ”.388
Resumen: 1866-1883
Una de las características más comunes de los que se oponían a Elena de White era una visión estática de la inspiración y la revelación profética, lo que no permitía que el mensajero profético creciese en comprensión. Snook y Brinkerhoff argumentaron que, como Elena de White creía en una puerta cerrada después de recibir su primera visión, ella no podía ser un profeta verdadero.389 Al año siguiente, William Sheldon, el primer adventista no sabatario oponente de Elena de White que fue publicado, argumentó que ella no podía ser un profeta verdadero porque no creyó en el sábado hasta más de un año y medio después de haber recibido su primera visión, y recién en años posteriores consideró que guardar el primer día de la semana era la “marca de la bestia”. Carver continuó los mismos argumentos y Blanchard se convirtió en una baja del adventismo sabatario cuando no aceptó el mensaje emergente de la Reforma Prosalud. Estos antagonistas tempranos rehusaron reconocer que Dios, aunque siempre tiene el cuidado de asegurarse de que la revelación sea entendida y comunicada correctamente por su mensajero, no le exige a este que tenga infalibilidad personal de interpretación o de perspectiva.
Los últimos años del período de oposición organizada fueron de transición. Los años 1881 y 1882, y el fiasco que condujo al cierre temporal del Colegio de Battle Creek trajeron desarrollos significativos. Uriah Smith rechazó el testimonio de Elena de White para él, y empezó a diferenciar entre lo que se le “mostraba” en realidad a ella en visión y las cartas que ella escribía. Por varios años, él creyó que las cartas de ella expresaban opiniones personales que, a menudo, estaban influenciadas por otros. Cuando Alexander McLearn dejó la presidencia del Colegio de Battle Creek, se asoció con los provocadores miembros de la Iglesia de Dios en Marion, Iowa. Quizá su asociación con ellos y los problemas que habían surgido en Battle Creek influyeron para que ellos renovaran su desafío a los adventistas del séptimo día y a Elena de White en particular. El pequeño folleto escrito por A. C. Long parece haber tenido mayor influencia debido a las dificultades que enfrentaba el Colegio de Battle Creek.
Quizá la persona más afectada por las dudas que tenía Smith sobre Elena de White fue D. M. Canright. Él dejó el ministerio por un tiempo durante 1883, regresó por unos pocos años, y después, finalmente, lo dejó para siempre en 1887. Por el resto de su vida, fue el adversario más importante de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y de Elena de White; y sus publicaciones continúan ejerciendo su influencia en la actualidad.
III. Canright, Kellogg y la nueva oposición (1884-1919)
Durante las últimas décadas de la vida de Elena de White, mucho del material publicado en contra de ella fue generado por una nueva colección de oponentes. La Facción Marion continuó agitando asuntos polémicos, pero fue eclipsada por la obra de D. M. Canright, quien fue un líder de la Iglesia Adventista por largo tiempo, y por aquellos asociados con John Harvey Kellogg, un médico destacado y director médico del Sanatorio de Battle Creek.
D. M. Canright
Poco después de abandonar definitivamente su fe adventista a principios de 1887, Canright comenzó a publicar, en distintos periódicos religiosos y seculares de Michigan, artículos en contra de las enseñanzas de sus excolegas. Su libro de mayor distribución, Seventh-Day Adventism Renounced, tuvo 14 ediciones entre 1889 y 1914.390 El contenido básico fue extraído de una serie de artículos publicados en el Michigan Christian Advocate, un periódico metodista de Detroit. El libro de Canright es una extensa reseña crítica de la historia y de las enseñanzas de los adventistas del séptimo día. No se enfocó principalmente en Elena de White aunque, a lo largo del libro, se encuentra un hilo de comentarios hostiles acerca de su don profético y de su influencia, y hay un capítulo dedicado al tema.391 Artículos escritos por Canright también aparecieron en varios otros periódicos, como Christian Oracle de Des Moines, Iowa; World’s Crisis, Daily Telegraph, de Kalamazoo; Union, de Otsego; y Christian Herald, de Detroit.392 Estos artículos llevaron a una larga respuesta publicada el 22 de noviembre de 1887 en un número de la Review and Herald Extra. Este ejemplar de veinte páginas, junto con otro de cuatro páginas del 21 de febrero de 1888, fue reeditado en 1888 y en 1895 como un cuadernillo titulado Replies to Elder Canright’s Attacks on Seventh-day Adventists.393
Canright publicó otras obras contra las enseñanzas adventistas, como Adventism Refuted in a Nutshell (una serie de diez folletos), The Complete Testimony of the Early Fathers y The Lord’s Day From Neither Catholics Nor Pagans.394 Desde 1887 hasta el fin de su vida en 1919, D. M. Canright publicó y predicó contra las enseñanzas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y Elena de White.
Canright conservó correspondencia que había recibido de James White y de Uriah Smith, y que creía que ponía en duda el contenido y la manera en que Elena de White compartía sus testimonios.395 Estas cartas, junto con publicaciones tempranas como A Word to the “Little Flock”, eran documentos importantes para Canright; y después de su muerte, siguieron siendo usados por E. S. Ballenger y quienes publicaban Gathering Call. Ahora los originales forman parte de la Colección Ballenger/Mote, que se encuentran en la Biblioteca James White del Centro para la Investigación Adventista de la Universidad Andrews, en Berrien Springs, Michigan.
Life of Mrs. E. G. White de Canright
La publicación más importante de Canright fue su libro de 291 páginas, Life of Mrs. E. G. White, Seventh-Day Adventist Prophet: Her False Claims Refuted, publicado en 1919.396 La mayoría de los argumentos en contra de las visiones y el don profético de Elena de White publicados desde entonces tienen como punto de referencia este libro, que sigue siendo la respuesta negativa más extensa al don profético de Elena de White.
Canright admitió que había recibido ayuda de otros expastores adventistas. “Varios ministros adventistas han provisto ayuda valiosa en la preparación de estas páginas. Una vez fueron creyentes en la inspiración divina de la Sra. White, pero los simples hechos, finalmente, los obligaron a renunciar a la fe en los sueños de ella”.397 Uno de estos pastores fue William Allen Colcord, que quedó amargado tras un conflicto con A. G. Daniells, en 1913, por un problema de regalías con la Review and Herald. Su confesión de 1934 incluía “ayudar a D. M. Canright a escribir su libro Life of Mrs. E. G. White”.398
La influencia duradera de la obra de Canright exige que se dé un breve resumen. La introducción del libro compara a Elena de White con otros aspirantes a profeta: Emanuel Swedenborg, Ann Lee, Joanna Southcott, Joseph Smith, Mary Baker Eddy, Charles Russell y Alexander Dowie. En el primer capítulo, el autor argumenta que a los escritos de Elena de White se los coloca “al mismo nivel que la Biblia” y que son aceptados por los adventistas del séptimo día como “la palabra de Dios”.399 El segundo capítulo continúa con el tema y concluye que, si los escritos de Elena de White son igual de inspirados que la Biblia, entonces deben ser una parte de la “Biblia” adventista. Además, afirma que los adventistas, engañosamente, ocultan este hecho en sus publicaciones.400 Canright, que había sido un líder de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, eligió exponer una postura que, como adventista, había sabido que era falsa. Rehusó reconocer que los adventistas del séptimo día, y la misma Elena de White, consideraban que sus escritos estaban sujetos a la Biblia y tenían el propósito de dirigir a la gente a la Biblia. Aunque los adventistas del séptimo día siempre creyeron que los