Jesús Zamora Bonilla

Argumentación y pragma-dialéctica


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crítica las partes intentan alcanzar acuerdo sobre lo aceptable de un punto de vista en disputa viendo si se sostiene frente a dudas críticas y otras objeciones y tomando en cuenta ciertos puntos de partida mutuamente aceptables.8 Resolver una diferencia de opinión con base en los méritos de los argumentos no solamente requiere que se ofrezca argumentación, sino también que se hagan otras jugadas argumentativas tales como presentar un punto de vista y puntos de partida. En el modelo especificamos las diversas etapas que han de distinguirse en el proceso resolutorio y los actos verbales que constituyen las jugadas argumentativas que son instrumentales en cada una de dichas etapas.

      El modelo pragma-dialéctico de discusión crítica cumple funciones heurísticas y analíticas a la hora de manejar problemas de interpretación que pueden surgir cuando uno se ocupa de discurso argumentativo. Indica qué hay que buscar cuando se reconstruye discurso argumentativo desde una perspectiva atenta a la resolución y cuál es la manera más apropiada de analizar tal discurso. El modelo también cumple una función crítica proporcionando, a través de las reglas de discusión crítica propuesta por Grootendorst y por mí, un conjunto coherente de normas para determinar en qué puntos una jugada argumentativa se desvía del curso que conduce a resolver una diferencia de opinión sobre la sola base de argumentos. Como resultado de sus funciones heurística, analítica y crítica, el modelo pragma-dialéctico de discusión crítica constituye una base adecuada para desarrollar lineamientos prácticos para un mejoramiento metódico de la calidad de las prácticas argumentativas.

      Una discusión crítica abarca las cuatro etapas por las que debe atravesar un discurso argumentativo para resolver una diferencia de opinión. En primer lugar está la etapa de confrontación en que se expresa la diferencia de opinión. En segundo lugar está la etapa de apertura en se establecen los puntos de vista formales y materiales de la discusión. En tercer lugar está la etapa de argumentación en que se presentan argumentos para responder a las (presuntas) críticas. En cuarto lugar está la etapa de conclusión en que se determina el resultado de la discusión.

      3. Consolidación de la teoría estándar

      Por considerarse evidentes por sí mismas, y a veces por razones menos honorables, hay ciertos elementos indispensables del proceso resolutorio que en el discurso argumentativo suelen dejarse sin expresar: la definición de la diferencia de opinión, los puntos de vista procedimentales y materiales, las relaciones entre los diferentes argumentos ofrecidos en defensa de un punto de vista (es decir, la estructura de la argumentación) y la manera en que se supone que cada uno de tales argumentos apoya el punto de vista en disputa (es decir, los esquemas argumentales). Más particularmente, en una argumentación que a primera vista es parte de un monólogo algunos de estos elementos se suelen ocultar en el discurso y necesitan recobrarse mediante un análisis reconstructivo en que el modelo de discusión crítica sirve como herramienta heurística y analítica. En esta empresa el modelo constituye una “plantilla” que puede servir como punto de referencia y asegura que el discurso se reconstruya en términos de jugadas argumentativas relevantes para resolver una diferencia de opinión con base en los méritos de los argumentos presentados. Esta reconstrucción ha de desembocar en una “sinopsis analítica” que destaca aquellos, y solo aquellos, elementos en el discurso que sean pertinentes para una evaluación crítica.

      Entre las herramientas analíticas desarrolladas en pragma-dialéctica para reconstruir el discurso argumentativo en términos del modelo de una discusión crítica están las reglas de comunicación (van Eemeren & Grootendorst, 1992: 49-52). Estas reglas se basan en integrar, por un lado, una versión corregida de las condiciones de Searle para la feliz realización de actos verbales en la comunicación, y por otro lado, una versión corregida de las máximas de Grice para la conducción de interacciones verbales. En aquellos casos donde podemos asumir que los principios generales de comunicación e interacción no se han abandonado, el analista ha de empeñarse —al igual que hacen los escuchas o lectores ordinarios— por reconstruir los actos verbales implícitos en los que estas reglas parecen violarse, y ha de hacerlo de forma que se ponga remedio a tal violación y haya acuerdo entre el acto verbal reconstruido y todas las reglas de comunicación. Si seguimos ese procedimiento, entonces podemos reconstruir los actos verbales indirectos y las premisas inexpresas que parecieran violar las reglas de comunicación cuando se interpretan literalmente las enunciaciones que transmiten unos y otras (van Eemeren & Grootendorst, 1992: 52-59: 60-72).

      Para rastrear la conexión de la pragma-dialéctica con la realidad argumentativa se requiere de investigación empírica. La investigación empírica cualitativa realizada hasta hoy se ha enfocado primariamente en la manera en que las jugadas argumentativas que son relevantes para una discusión crítica se manifiestan en la realidad argumentativa así como en las claves que el modo de presentación revela para su reconstrucción (van Eemeren et al., 1993). Para mejorar nuestra comprensión pragmática en torno a cómo cumplir el requerimiento de que la reconstrucción