Charles A. Walker

De Túpac Amaru a Gamarra: Cusco y la formación del Perú republicano


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al otro por la violencia. Moscoso decía que Arriaga, en un intento por defender sus intereses políticos y económicos en la región, dirigió la resistencia ante los representantes de la Iglesia, mientras que Arriaga se quejaba de que Moscoso había sobrepasado su jurisdicción y había apoyado actividades subversivas en la región. Ambos apelaron a las conocidas aversiones de los Borbones: Moscoso al disgusto frente a los omnipotentes funcionarios locales y Arriaga a la oposición a sacerdotes supuestamente rupturistas. Justo cuando el asunto llegaba a los tribunales, Arriaga fue ejecutado por Túpac Amaru y esta coincidencia en el tiempo respaldó las acusaciones que culpaban a Moscoso de haber apoyado a los rebeldes, por lo que este pasó los siguientes años defendiéndose de estos cargos.75 Además, durante la rebelión, Moscoso escribió informes largos y hostiles sobre el levantamiento, y recolectó dinero para las fuerzas realistas.76

      A fines de la década de 1770 y en 1780 ocurrieron docenas de alzamientos en diferentes áreas de los Andes, varias de las cuales tuvieron lugar solo meses antes del estallido de la rebelión de Túpac Amaru. En Arequipa y en la ciudad de Cusco ellas expresaban el extendido furor frente a las reformas fiscales impuestas por el visitador Areche. Como movimientos multiétnicos que empleaban una ideología ecléctica eran evidentes sus paralelismos con el movimiento de Túpac Amaru. Pueden hallarse algunos indicadores de que el propio José Gabriel estuvo involucrado en estos levantamientos. Aun cuando esto es cuestionable, sin duda ellos influyeron en la naturaleza y el momento del levantamiento que se inició en la provincia de Tinta en noviembre de 1780.

      El 1o de enero de ese año un pasquín escrito a mano, fijado en la puerta de la Catedral de Arequipa, proclamaba: “Quito y Cochabamba se alzó/ y Arequipa “¿por qué no?/ La necesidad nos obliga/ A quitarle al aduanero la vida/ Y a cuantos le den abrigo/¡Cuidado!”. El quinto día de ese mes se colocaron más pasquines. Uno de ellos estaba dirigido contra el corregidor de Arequipa Baltasar de Sematnat, quien había ofrecido una recompensa de 500 pesos por el arresto del autor de los versos del 1 o de enero. Decía:

      Semanat

      Vuestra cabeza guardad

      y también la de tus compañeros

      Los Señores Aduaneros

      q’ sin tener caridad

      han venido a esta Ciudad

      de lejanas tierras y estrañas

      a sacarnos las entrañas,

      sin moverles a piedad

      a todos vernos clamar

      Porque cierto, y es verdad

      que no hay un exemplar,

      de matar a estos ladrones,

      nos tienen que desnudar,

      y así, nobles Ciudadanos,

      en vuestra manos está

      que gocéis sin pensiones

      todas vuestras posesiones,

      quitándoles las vidas

      a estos infames ladrones.

      Y continuaba:

      Viva nuestro gran Monarca

      viva pues Carlos tercero

      y muera todo aduanero

      y muera todo mal govierno.