Carlos López Degregori

Lejos de todas partes


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el pozo

      III

      Y así he vivido varios años.

      Pruebo con una astilla mi crueldad.

      Cuento la misma historia a los cerdos

      y ellos sólo gruñen.

      A veces alguno sueña comprender

      y trata de morderme,

      entonces maldigo, vocifero,

      me marcho algunos días

      pero nada puede

      reemplazarme.

      Y el pozo está en todas partes:

      lo reconozco a mi espalda trajinar,

      lo diviso oscuro en el cielo

      como una trampa de planetas

      o pequeño

      exacto

      apostado en la palma de mi mano.

      ¿Qué roba un pozo a lo real?

      No pienses cabeza al revés.

      No trueques

      ni siegues

      viejo pozo.

      Y caigo con los cerdos

      el bastón.

      Reino.

      Pendo cada noche de la cuerda.

      1981, en el vigésimo noveno año de mi edad

      Una casa en la sombra

      (1986)

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      I

      Este es mi cuento

      Este es el único que podría ser mi cuento

      Y comienza vacío entre los árboles

      aguardando cada tarde a quien se deja atravesar

      ciego

      para contarse en el follaje

      Hubo una vez un bosque ennegrecido

      Sin hombres tierra

      mito

      animales

      Yo era el guardabosques

      aguador

      y a cada árbol debía conducir

      a tientas

      hasta el más negro entendimiento

      Cocer la luz

      Construir una cabra de madera

      ¿Y qué luz da un bosque

      sino una nodriza?

      Este es mi cuento de vinagre

      mi preñez

      la cabra y aguador que se aniquilan

      II

      Me decía a mí mismo

      ¿Cómo puede alguien

      acostarse con los árboles?

      No pondré un huevo

      No frotaré dos trozos de madera

      Y si un árbol es bueno

      así tendrá que ser

      si uno es malo elegiré

      entre el guardabosques o la cabra

      Cocer la luz

      hacer tu nacimiento más sencillo

      guardar bosques por milenios

      Y una tarde vacía

      incendié tu leche de madera

      I

      Nunca guardé bosques

      pero crecí errante

      sosteniéndome en los árboles

      Pasión del que sobrevive en el error

      y crea espléndido su ruina

      Viudo

      hijo afligido

      madre de la barba inmóvil de mi padre

      me encerré en una cabaña inaccesible

      para recuperar estas imágenes

      este reino inferior

      Y no aguardes consuelo

      Nada existe vivido de contar

      Desentiérrate

      Yérguete soberbio en esta hoja

      tal vez para caer

      Y recuerda que no existe cerradura

      la puerta da al bosque

      y la puerta

      siempre regresa a la cabaña

      II

      Vino el invierno

      Una ciénaga creció

      hasta cubrirme anónimo de signos

      Y ahora escribo con vinagre en la pared

      trazos vertiginosos

      contendientes

      la canción de mi nodriza

      Años para endurecer una visión

      para confabular con estos seres inferiores

      y que una cabra al fin me hablase desde el muro

      No te asombres

      no mientas

      no confíes

      una cabra imperfecta te fuerza a responder

      reniega de la luz

      llena de cieno

      tus entrañas

      I

      Y le pregunté al guardabosques

      idéntico

      a mí mismo

      ¿Cómo puede alguien acostarse con los árboles?

      Todo bosque es brutal

      Basta el recuerdo intolerable que nos deja

      llenamos con ciénagas su ausencia

      y a la ciénaga con cabras

      Vaciamos los árboles de cuerpos

      tornamos a contar

      Y así nos vamos llenando o vaciando

      Este es mi cuento

      Este es el único que podría ser mi cuento

      Aguardando cada tarde a quien se deja atravesar

      ciego

      para destruirse en el follaje

      II

      No eres árbol

      cieno

      Dejas pasar el tiempo

      y obtienes lo negro

      aguador

      Y aún crear tinieblas es inútil

      Y aún quemar madera

      Y no eres la historia que he