Denis Fortin

Enciclopedia de Elena G. de White


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estaba inexpresablemente feliz y me parecía estar rodeada por ángeles radiantes en las gloriosas cortes celestiales [...] fue un cambio triste y amargo despertar a las realidades insatisfactorias de la vida mortal” (SG 2:31-35; LS80 193; PE 45-48). Esa visión, después llamada “la visión del Clamor de Medianoche”, fue de gran importancia para el grupo de creyentes. Como la mayoría de los milleritas, Elena ya había abandonado la creencia de que en el 22 de octubre de 1844 se cumpliera alguna profecía, aunque todavía esperaba la pronta segunda venida de Cristo (WLF 22; Ct 3, 1847).53 La visión la llevó a aceptar de nuevo la fecha y a readoptar por un tiempo el concepto millerita de la “puerta cerrada”, aunque la visión misma no decía que los pecadores ya no podían convertirse (ver *Puerta cerrada).54

       Sus primeros esfuerzos públicos

      Después, James escribió: “Entramos en esta obra sin un centavo, con pocos amigos y con mala salud, sin un papel y sin libros”. Las “congregaciones eran pequeñas” y no tenían “lugares de culto”, así que la mayoría de sus reuniones se hacían en casas. Solo “rara vez” asistían a sus reuniones otros que no fueran adventistas, “a menos que los atrajera la curiosidad de oír hablar a una mujer”. El patrón habitual de sus reuniones era que James White “daba una disertación doctrinal” y, después, Elena “presentaba una exhortación considerablemente larga, transitando con suavidad el camino hacia los sentimientos más tiernos de la congregación”. La parte de él era plantar la semilla, la parte de ella era “regarla”, y Dios daba “el crecimiento” (ibíd., p. 127).