la termine, serás la primera en echarle un vistazo.
Mi madre suspira y luego camina hacia mí para acariciar tiernamente una de mis mejillas.
—Conozco esa mirada y sé que estás ocultando algo... —cuando intento convencerla de lo contrario, ella me detiene—. Tranquila, mi vida, te entiendo y no soy una entrometida. Solo espero que esa mirada de tristeza no se deba a un corazón roto. Sabes lo que pienso de eso. No me gustaría verte sufriendo por nadie. Menos por un hombre.
Mamá es muy orgullosa. Desde que papá se fue de esta casa, me hizo prometer que jamás me dejaría pisotear por nadie, que siempre iba a defender mi verdad y que nunca iba a ir tras de un hombre.
Oh, oh.
Digamos que Loann Cooper no es un hombre, es un ángel, un semidiós hijo de Poseidón, una pieza de arte esculpida en hielo.
Solo me limito a negar con la cabeza. Mamá asiente un poco más satisfecha y luego le da una ojeada a todo el lugar.
—¿Qué tal te ha ido en el trabajo? —pregunto para evitar que siga con el cuestionario.
Antes de responder, toma asiento en un viejo banco de madera.
—Han llegado demasiados manuscritos esta semana. Debo ponerme en marcha rápido, el lanzamiento es en unos cuantos meses.
—Quizás pueda ayudarte un poco —sugiero.
Ella emite un suspiro y luego me dedica una sonrisa de agradecimiento.
—Tengo que revisar unos nuevos que me llegaron la semana pasada. Son escritores jóvenes y me otorgaron la tarea de echarles un vistazo. Quizás también los consideren para publicar. Creo que podrías ayudarme en eso. ¿Aún eres buena en letras?
—Seguro que sí, pero no podría a menos que sea un libro de Biología molecular.
Mamá ríe, pero luego parece preocupada.
—Hija, ¿estás segura de querer estudiar medicina?
—Ya lo hago.
—Sabes a lo que me refiero. Siempre podrías solo renunciar y buscar lo que te apetezca.
—¿Por qué me dices esto?
—Porque puedo notar que te apasiona mucho más el arte. Si en realidad eso es lo que quieres, cuentas con todo mi apoyo.
—Mamá…
—No me respondas ahora, solo piénsalo.
Nos quedamos en silencio uno segundos. La oferta de mamá me ha tomado por sorpresa. Me encantaría, pero no sé si tendría el valor de tomar esa decisión. Dejarlo todo. A ella, a Larry y, sobre todo, a él.
—Creo que es hora de cenar —anuncia mamá.
—Arreglaré un poco el desastre.
Ella asiente y luego le da un beso a mi frente.
—No tardes, hice una sopa de pollo exquisita.
—Mamá —la riño.
—Bueno, en el empaque decía que era deliciosa.
Minutos después, me encuentro nuevamente sola en la habitación. Descubro el boceto y tomo el cuadro entre mis manos sosteniéndolo frente a mí. La radio ahora toca una nueva canción, esta vez suena I always love you de Whitney Houston. Dejo que la melodía se mezcle con el sin fin de emociones que me provoca ver el rostro de Loan.
Completamente encandilada por sus bellas facciones, recorro con las yemas de los dedos los trazos que dibujé y le permito a mi mente disfrutar del recuerdo de su rostro. Las imágenes se ven opacadas por gestos sombríos que debo y necesito cambiar. Me entristece saber que aún no tengo recuerdos agradables de él. Me entristece el pensar que esto solo quede en tontos anhelos. Pero no me da miedo admitir que estoy dispuesta a hacer que las cosas sucedan.
***
La siguiente “clase” de River consiste en recoger del criadero de animales a nuestros nuevos “proyectos de taller”, aunque yo prefiero decirles “hijos adoptantes”. A mi grupo, incluido mi chico frío, nos tocó un pequeño puerco de aproximadamente dos meses de edad, así que debemos ir a un criadero de un granjero de la comunidad para llevarlo a una de nuestras casas. La primera será elegida por un sorteo entre los cinco integrantes y tendremos que cuidarlo por cuatro semanas.
Espero no ser la primera.
Hemos elegido un punto de reunión entre todos el cual sometimos a votación —por sugerencia de Loann—. Abrimos un chat grupal en WhatsApp y coordinamos una hora de llegada. Yo, como siempre, voy tarde.
Obviemos lo emocionada que estoy por tener el número de Loann Cooper.
Todavía me quedan diez minutos en taxi hasta llegar al café, así que, utilizándolo como pretexto, decido marcar su número.
Y ni se pregunten por qué soy tan idiota de llamarlo a él y no a otro integrante.
—Hola, Loann, lamento la demora. Voy retrasada, pero llegaré en menos de cinco minutos.
—No soy Loann y… ¿por qué llamas a mi novio?
¿Disney?
—Porque soy integrante de su grupo de trabajo.
Diablos ¿por qué Loann dio el número de Disney?
¿Qué mierda significa eso? ¿Acaso cree que vamos a extorsionarlo? ¿Qué le mandaremos nudes por la madrugada?
—Se supone que los números son personales.
—Loann decidió dar el mío —dice, en un tono irritante—. Y, por cierto, todos aquí estamos perdiendo el tiempo por tu culpa. No creas que no tenemos cosas más importantes que hacer, Defne Prinsloo.
Cuelga y yo maldigo interiormente.
Que Lilian Disney sea tan terriblemente controladora solo significa que su relación no es tan perfecta como pensé. Incluso hasta me parece extraña. No es normal que tu uses el móvil de tu novia de una manera tan personal. Me pregunto quién es más tóxico, si él o ella. Todo apunta a que ambos.
—Llegas tarde—habla Loann en cuanto me ve llegar.
Oh, me habló.
—Y por cinco minutos —agrega Disney.
—¿Quién te nombró a ti como jefe del grupo? —cuestiono, ignorando a Disney.
Loann se cabrea un poco, los demás integrantes rebotan la mirada entre los dos.
—Nadie me nombró, solo expreso la incomodidad de todos —dice él.
Miro a mi alrededor. Me acerco a un chico llamado Patrick y coloco un brazo sobre su hombro. Su respiración se entrecorta por mi cercanía. Ojalá causara ese impacto en Loann.
—¿Crees que he llegado tarde? —le pregunto, abrazándolo de lado.
—Bueno… yo… creo que cinco minutos son nada —habla Patrick.
Loann parece no creer lo que está oyendo, solo niega con la cabeza. En agradecimiento le doy un beso en la mejilla al pecoso.
—¿Lo escuchas? Los cinco minutos parecen no haberle afectado más que a la chica que tienes a tu costado. Por cierto ¿qué hace aquí ella? ¿No debería estar con su grupo?
—Pues…
—No tienes que darle explicaciones —le dice Loann a Lilian.
—No te preocupes, amor. Defne necesita una explicación y no tengo problema en dársela —me da una sonrisa fingida—. A mi grupo le asignaron hoy por la tarde, así que aproveché mi mañana libre para acompañar a mi novio. Espero que mi presencia no te disguste, Defne. Parece que aquí importa mucho tu comodidad.
Le sonrío de vuelta.
—Mi comodidad no se ve afectada por ti, Lilian.
—Me