Valeria Armas

When she was Obsessed


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hermosa sonrisa.

      Giro hacia un costado y saludo a Larry mientras trato de ocultar mi amargura. Detesto con todas mis fuerzas causar emociones negativas en él y, más aún, odio que Disney sea todo lo contrario.

      —¡Endtapes! ¡Mierda! ¡Me quitaré la camiseta! —chilla Larry cuando se acerca a mí.

      Sacude mis hombros animándome a formar parte de los universitarios que corean la canción más reconocida de la banda, pero solo consigue que tenga una sonrisa a medias. Loann aún está a unos pasos de mí, abrazando a la cucarachita e intercambiado unos mimos vomitivos. No puedo sentirme feliz con eso.

      Larry lo nota, emite un bufido y empieza a negar con la cabeza. Sé que bajo esa negación se esconden muchas maldiciones y un gran sermón que lleva un: “Olvida a Cooper, estúpida”. Pero no puedo. Va en contra de mí.

      —¡Que se joda Cooper! ¡Canten conmigo! —grita Larry.

      Loann lo oye y nos dedica una mirada llena de desprecio. Sé que está arrepentido de haber asistido a nuestras fiestas de viernes y que no volverá aquí nunca más. Voy a tener que buscar otra forma de acercarme.

      Lo veo abrirse camino con un hombro en medio de todos, y luego él y Lilian se pierden entre las personas. Los celos empiezan a consumirme.

      La banda sigue tocando con la característica fuerza que los define, la canción preferida de Larry sigue provocándole convulsiones, mis amigos empiezan a llegar y a saludarme con halagos, las chicas me comentan acerca de la nueva tendencia vintage y, mientras otros tantos están sumergidos en el mundo de sus móviles, yo no dejo de preguntarme qué se sentirá tener un viernes por la noche que te llene el alma y no solo el vaso del licor más caro del bar.

      ***

      Después de unas horas, George me escribe para vernos en un café cerca al club. Larry está en la barra de jugos un poco ebrio charlando con una chica pecosa que parece tener los mismos gustos musicales que él, y yo me encuentro en una de las mesas esperando llegada de mi negociante. Tengo una buena cantidad de dinero en mi billetera y espero que sea lo suficiente para que él acepte la tarea. George es muy conocido por pertenecer a la mafia de exámenes, pero entrar a la oficina del profesor River y cambiar el listado de grupos, es una tarea arriesgada, además de un delito.

      Cuando tomo el tercer sorbo de mi café, George aparece con su típica melena greñuda y un cigarrillo en la oreja. No tiene una apariencia bravucona, pero sí parece estar muy involucrado con la moda hippie. Cuando me ve, una sonrisa ladina se forma en su rostro. George no es feo, pero no es mi tipo. Además, siempre se fija en el trasero de las chicas y eso no lo hace muy agradable. Solo común.

      —¿Y bien? —pregunta. Tomo otro sorbo de mi café y adopto una pose más erguida.

      Podría coquetearle, pero George no es el tipo de chicos que solo gustan observar, estoy muy segura de que si cruzo un poco la línea, intentará tocarme.

      —Ya sabes, lo usual, por lo que todos te buscan. He venido a ofrecerte un poco de dinero a cambio de tus peculiares servicios.

      George sonríe de lado y se muerde el labio superior, siempre he creído que le atraigo y no lo culpo, la gran mayoría de los estudiantes de Johnson Smith están locos por mí.

      —Cuánto estás dispuesta a ofrecer, preciosura —el humo del cigarro choca con mi rostro, agito una mano delante de mí para deshacerme del humo antes de responder.

      —Tengo el dinero suficiente para que aceptes lo que te propongo.

      —Parece que la reina del baile quiere ser ruda una vez en su vida. Dime ¿quién se atrevió a copiarte el vestido?

      Río, pero sin diversión, no me agrada que George piense que mis problemas más fundamentales sólo se tratan de moda.

      —Hablo en serio, deja las estúpidas bromas —digo con claridad, seguido de esto tomo mi billetera y sacó un fajo de dinero que al instante provoca que los ojos de George se iluminen como los de un pequeño viendo su juguete preferido.

      —Puede ser tuyo si entras a la oficina del profesor River y haces que mi grupo de taller cambie.

      —¿Y por qué quieres cambiar de grupo? ¿Acaso no eres la chica más popular de esta facultad? Todos quieren que Defne sea su amiga. No creo que tengas problemas de sociabilidad.

      —No hagas preguntas, sólo cumple con tu parte —ordeno, no quiero darle más información de lo debido. Sé que George podría usarla en mi contra.

       —Okay, okay —levanta las manos para calmarme. Luego, dobla los codos sobre la mesa—. Quiero también pases libres para las fiestas universitarias que organizan tú y tu grupito de niños bonitos.

      —Trato hecho —digo de inmediato.

      Quiero evitar que se arrepienta y tomar esta extraña y fácil misión como una señal de que es el momento correcto para acercarme a Loann.

      —Y…—se acomoda en su asiento—. ¿Cuál es el grupo predilecto?

      Aclaro la garganta antes de cantar todos los apellidos que recuerdo, debo haber mencionado a alguien que no correspondía. Quito a George de mi grupo y agrego al último el apellido de Loann.

      —Eso será muy sospechoso para River, confundirse al subir el listado le parecerá sumamente raro —noto en su tono de voz algo de chantaje. Coloca su mano sobre la mía y me sonríe de lado.

      —Quizás también puedas ser un poco amable conmigo.

      —Acepta el dinero, será más de lo que te ofrezcan en un largo tiempo —digo levantándome de mi asiento. Larry se encuentra mirándonos con ojos de águila desde el taburete, muy listo para llamar a la policía si él intenta algo más. Aunque sé qué George podría anularlo con un buen golpe en la nariz.

      —Está bien, preciosa, aceptaré el dinero, pero si las cosas se ponen feas sabes que tengo una boca enorme. No voy a dudar en decir que fuiste tú quien me ofreció hacer esto.

      Revoleo los ojos.

      —¿Trato? —digo, fastidiada.

      Él asiente.

      Sonrío sintiendo que saboreo el triunfo. No fue tan difícil convencer al chico malo de dejar la curiosidad a un lado, pero...no me fío por completo de sus oscuras intenciones. Sé que dentro de esa cabeza no solo se encuentran rizos enmarañados y nudos. Y temo descubrirlo muy pronto.

      ***

      Lunes por la mañana.

      Las clases universitarias empiezan otra vez, mis días se terminan y el tiempo para conquistar al amor de mi vida se agota a cada segundo.

      El taller con el profesor River está a punto de empezar en un par de horas y he estado ansiosa toda la mañana. Las uñas acrílicas se han llevado la peor parte y, sobre todo, el brazo de Larry. Cuando estoy en esta crisis de nerviosismo soy una pellizcadora profesional.

      Mis pies se mueven rápido hacia el taller de River, exactamente aula número 208. Tomó asiento en la misma carpeta de la semana pasada y respiró profundo para tranquilizarme. ¿George cumplió con su parte del trato?

      Larry está detrás de mí jugueteando con mi cabello y cuchicheando lo guapo que es JC. No le presto mucha atención porque la ansiedad no me deja procesar palabras ahora. Mis dedos no dejan de moverse sobre el pupitre mientras imagino los peores escenarios, como que el profesor River me acuse de violación de registros académicos, o peor aún, siendo expulsada y humillada por Lilian al descubrir mi enamoramiento por su novio.

      River empieza a dictar los nombres de los nuevos equipos de este taller, uno a uno. Hasta que, como el canto de un ángel, pronuncia: Loann Cooper y Defne Prinsloo.

      Disney es la primera en quedar boquiabierta, seguido de River quien parece no entender las fallas del sistema.

      Sonrío interiormente.

      George ha hecho su trabajo a la perfección: Entró a la oficina del profesor y