físicamente.
Oh, genial ¿cuántas Defnes rubias hay en esta ciudad?
—Mamá, me refiero a su personalidad —el tono de su voz se oye pesado.
—Es un plus que sea linda, ¿no lo crees?
—Mamá...
—Salvó a tu hermana, ¿te dice algo eso, pequeño gruñón? Joder, eres igual que tu padre, niño.
Primera nota: A Loann también lo regaña su madre.
—Dijiste que salvó a Liana de unas chiquillas en el parque y que sufrió algunos golpes. Quiere decir que esta tal Defne es una chica noble y de buen corazón. No es superficial y eso descarta a algunas personas que tengo en mente.
Auch.
—Es una rubia encantadora. Liana congenió muy rápido con ella.
—¿Te dijo su apellido?
¿Dije mi apellido?
Mi puño vuelve a mi boca. En cualquier momento moriré de arritmia y eso solo será causa de Loann Cooper.
—No, ¿por qué?
Gracias Santo Patrón de las almas estúpidas como la mía.
—Porque creí que...
Y pierdo la ilación de la conversación. Justo en el momento preciso que debí oír todo el mundo colapsa frente a mí con el sonido de un móvil en la habitación. Probablemente el de Loann y, quien llama, la estúpida cucarachita que tiene como novia. La detesto, yo realmente lo hago...
Recuerda Defne: Ser amable, linda y generosa.
Desearle a Disney que le caiga un camión de vacas no es ser linda, menos amable y definitivamente no es generoso.
—Bien, quizás crea que he querido irrumpir adrede —alcanzo a oír.
Escucho la voz de su madre despedirse y cerrar la puerta. Con seguridad estoy sola en la habitación, pero no hay forma de que pueda comprobarlo. El valor de hace unos minutos se ha difuminado completamente. Y una parte de mí se siente agradecida de que Loann crea que soy otra persona.
Exhalo y deslizo mi espalda en la pared hasta llegar al piso. Pego las rodillas a mi pecho y me quedo pensativa por uno segundos. Sin embargo, la voz de Loann vuelve a romper la serenidad de mi corazón.
Pronuncia mi nombre y luego da un par de toques a la puerta.
—Hola, soy Loann el hermano mayor de Liana, bueno... yo... disculpa. No quise asustarte.
Me quedo en silencio. No puedo siquiera abrir la boca.
—¿Hola?
Muerdo una de mis uñas acrílicas y esta se rompe. Ni siquiera me preocupo por eso, mi mente y cuerpo solo piensan en la voz amable y tierna de Loann.
Diez segundos después, me percato que aún no he emitido una palabra, así que trato de generar una voz diferente para no ser reconocida. Aunque probablemente Loann no sepa el tono ni la agudez de mi voz. Me preocupo demasiado por los detalles que él pueda recordar de mí.
—No hay problema —digo en una voz grave y horrenda. Sueno como Bruce a punto de convertirse en Hulk.
—Genial.
Y escucho su risa. Grave y un poco ronca. Uhmm, música para mis oídos.
—También quiero agradecerte por lo que hiciste en el parque. Te debo una.
Una sonrisa de genuina felicidad se forma en mi redondo y mofletudo rostro.
—No tienes que agradecer —pronuncio con voz fingida—. Tu hermana es una niña muy dulce. Cualquier persona hubiera hecho lo mismo que yo.
—No cualquiera, presiento que solo las que poseen un alma noble. Tú tienes un alma noble y es bueno conocer gente así, ¿sabes?
Me derrito. Juro que me derrito como mantequilla en pan tostado. Me coloco de pie frente a la puerta. Extiendo mis brazos y pego todo mi cuerpo a esta. Me encantaría que esta madera fuera el pecho de Loann. Amaría acurrucarme entre sus brazos.
—¿Defne? ¿Sigues ahí?
Oye, muñeca, te amo, pero... ¡No has respondido, tonta!
—La gente buena algunas veces está camuflada bajo las demandas de este mundo —digo filosóficamente.
—Concuerdo un poco, pero prefiero la gente honesta que hace el bien sin importar los prejuicios o cambios en la sociedad.
—Enjuiciar a esa gente también es ser prejuicioso.
Hay un silencio.
—Tienes mucha razón—oigo un suspiro que me deja sin aliento.
Dos segundos después su móvil vuelve a sonar. Se disculpa e, intuyo, contesta la llamada. No me hace falta pegar nuevamente mi mejilla a la puerta para oír que es Lilian quien ha interrumpido nuestra conversación. Solo me basta escuchar la palabra “mi amor” para que mis ilusiones se resquebrajen como un vaso de cristal.
Ahora soy yo quien suspiro, pero de abatimiento. Minutos después, la voz de Loann vuelve a activar las esperanzas como una descarga eléctrica.
—Debo irme, Defne. Es un gusto haberte conocido, bueno… espero ver tu rostro en otra oportunidad. Quisiera agradecerte frente a frente.
—No hay de qué —digo bajito.
—Tu ropa está aquí afuera, supongo que eso te impide salir — ríe.
Oh, estúpido, ya deja de reír.
—Acertaste.
—Espero verte pronto. Me agrada saber que aún existan chicas como tú.
Pasan segundos y largos minutos. Ni siquiera sé cuánto tiempo estuve con una sonrisa boba dentro del baño de Loann Cooper. Solo sé que he tomado el rumbo adecuado de mi historia. De nuestra historia.
***
—Dime una cosa ¿te lo follaste?
—¡No!
—¡No me mientas, sucia!
Blanqueo los ojos y cierro de un tirón la puerta de mi casillero. Camino por el pasillo mientras tengo a un muy alterado Larry cuestionando acerca de mi posible pérdida de virginidad. Es para mí un poco indignante que él crea que está siendo timado acerca de mi nula experiencia sexual. Larry no puede comprender como pasé un mes sin quitarme el brasier y las bragas frente a JC. Y eso me pone histérica, digo, Larry endiosa demasiado a ese renacuajo de fango.
—Estás siendo una verruga en el trasero, justo ahora —le informo.
Larry exhala, coloca un brazo tras mi espalda y deja su mentón en mi hombro. Caminamos así por todo el pasillo hacia la cafetería.
—Perdona, rubia. Comprende que JC es como tu Zac Efron a los doce años. Y es difícil para mí saber que lo tuviste en bandeja de plata y no probaste nada de ese platillo.
Ugh.
— JC no es ningún súper hombre. Es un idiota. Esparce rumores de nuestra pequeña relación. No deberías siquiera pensar en él como un amor platónico. Además, es hetero y eso lo sabes muy bien.
Sus ojos se estrechan.
—Eso me dolió ¿sabes? —dice con una mano en el pecho.
—Es la verdad, muñeco.
Larry hace un mohín y luego camina como un niño ofendido a mi lado. Quiero mucho a mi amigo, pero sus esperanzas con JC deberían esfumarse como polvo en viento.
Mientras recibo mi orden de comida frente al mostrador de alimentos, él me espera ceñudo en una de las mesas. Cuando avanzo dos pasos hacia él, me topo con Lesly, la prima de Lilian, ella me saluda enérgicamente y hace que una de mis manzanas caiga al piso. Podría haberme enfadado un poco por eso, pero la