Valeria Armas

When she was Obsessed


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hablas a mis espaldas e inventas cosas que no pasaron.

      —Solo te pido una oportunidad, solucionemos todo y empecemos de nuevo.

      JC cree que, con esa mirada seductora teñida de azul y esos labios carnosos, puede convencerme. Lo cierto es que, si no estuviera tan locamente enamorada de Loann, caería como una idiota en sus redes, porque vamos, él parece estar tallado en mármol y tiene un cuerpo de ensueño. Sin embargo, eso no quita que sea un idiota y que no tenga el mínimo conocimiento de cómo conquistar a una chica. La única con la que siempre vuelve y tiene encuentros fortuitos es con Trina, a ella le encanta las relaciones esporádicas, pero a mí no, yo deseo algo más profundo y Javier Collie no es del tipo de hombres que busco ahora.

      —¿Y qué hay de Trina? —pregunto, solo para corroborar mis teorías.

      —Trina sabe que solo nos divertimos.

      —¿Y pretendes que también quiero esa diversión? —tuerzo los labios hacia un costado—. No, cariño. Si quisiera divertirme con alguien, buscaría a un tipo que valga la pena. No a ti, el único talento que tienes es vanagloriarte de tus “supuestas” conquistas.

      —Yo te conquisté —levanta el mentón—. Muchas veces dudaste en ser mía o no.

      Sonrío de lado.

      —Corrección, yo me dejé conquistar. No eres un súper hombre, Javier Collie. No tienes ese encanto especial y eres un patán. Si alguien cae rendida a tus pies, es porque claramente al inicio se deslumbró con tu físico, pero dime, ¿qué pasará cuando seas un viejo? Oh, ya lo sé, te amarán por tu dinero.

      —¿Y a ti? Hablas como si fueras virtudes y buenas acciones. Señorita “en primer semestre era una alcohólica fácil” — resalta.

      Sube una ceja y yo subo otra. No me duele en absoluto mi pasado, era más joven y me divertía.

      —¿Y eso qué? Me embriagué un par de veces, ¿eras la Santa Inquisición?

      —No, pero ya deja de actuar como lo que no eres —señala mi bolso—. ¿Libros? Que yo sepa, linda, lo único que has leído en tu vida son revistas de moda.

      —¿Y eso qué? —cuestiono, levantando el mentón.

      —Solo digo, muñeca, que a ti te costará mucho entrar en el círculo al que quieres pertenecer —su mano se dirige a mi mentón y hace que mi rostro gire en dirección a Disney. Ella lee un libro y sonríe mientras pasa las páginas como si estuviera haciendo algo realmente fascinante. Mi ceño se frunce y trago saliva, quiero quitar la mirada de ella. No quiero ver a Disney haciendo lo que todos los idiotas de esta universidad admiran.

      Siento unos labios muy cerca de mi oído y luego escucho los susurros de JC siendo un imbécil.

      —¿Tratas de leer libros? ¿Tratas de cambiar? ¿Tratas de verte más lista? —susurra.

      Retrocedo un paso y me alejo de él. Sus manos ya no están sobre mi rostro, pero siento el peso de sus palabras sobre mi cabeza.

      —No creo que puedas —culmina.

      —Te crees muy listo, ¿verdad?

      —Solo digo que estás cambiado. No quieres ir a nuestras fiestas, te aburren nuestras charlas en el cafetín, ahora pasas tus tiempos libres en biblioteca y… miras demasiado a Loann Cooper.

      Titubeo un poco.

      —Déjame en paz, JC —digo, finalmente.

      Él levanta las manos fingiendo inocencia y luego ríe como si tuviera una broma muy personal dentro de su cabeza. Sé que sospecha algo y sé que será terrible cuando lo compruebe.

      Miro a mi alrededor percatándome que tengo muchas miradas puesta en mí. Algunos cuchichean y otros solo de dedican a contemplarme como si fuera un espectáculo muy entretenido, blanqueo los ojos y luego camino hacia la salida sintiéndome un poco nauseabunda. Tengo miles de ideas rondando mi cabeza y ninguna de ellas es lo suficientemente buena para aliviar el efecto de las palabras de JC. Descubro mi punto débil, y no quiero que nadie más lo sepa.

      En la puerta principal, me encuentro a Larry charlando con unos compañeros de su grupo de trabajo, él me pregunta si me ocurre algo y yo niego. Mi amigo no se ha percatado de mi pequeña discusión y estoy agradecida por eso. Luego, me despido con una sonrisa falsa y camino por el pasillo que se dirige a los sanitarios.

      Hey, sí, como esas típicas niñatas lloronas de las películas favoritas de Larry.

      Al llegar a mi taquilla, abro la puerta y busco entre mis libros la fotografía de Loann Cooper. Cuando la encuentro, la atesoro entre mis manos y admiro la imagen. La imprimí el día que aceptó la solicitud de mi falso Instagram.

      Sí, muy intensa.

      La contemplo solo unos segundos, solo unos escasos segundos hasta que su voz hace que la fotografía caiga en cámara lenta justo al lado de mis tacones negros. Observo hacia el piso, la imagen ha quedado pegada a la loseta y me tranquilizo. Muevo un pie y, con el dolor de mi corazón, planto mi tacón encima de esta para evitar que el viento la lleve hacia otro lado, o, peor aún, revele que como una adolescente tengo una foto de él. Ahora solo mi preocupación es descubrir por qué Loann está parado dos pasos detrás de mí.

      Inhalo.

      Porque si exhalo, estoy segura que perderé el aliento muy rápido.

      —He estado tratando de encontrarte en la cafetería, necesitaba… —se detiene, me observa ceñudo e inclina su cabeza hacia un costado—. ¿Has estado llorando? —pregunta inclinando su rostro hacia el mío. Los recuerdos del sueño en la biblioteca empiezan a destellar en mi mente.

      Sus ojos observan intrigosos la lágrima fría que siento en mi mejilla, así que la quito con una mano. Retrocede un paso y se cruza de brazos, después sube una ceja y vuelve a inclinar el rostro hacia un lado.

      —¿Estás bien? —su pregunta logra que mis piernas tiemblen.

      —¿Por qué me buscabas?

      Loann mira hacia el piso unos segundos, contrariado por no encontrar respuesta a su pregunta. Se recupera en poco tiempo, la actitud desinteresada vuelve en segundos.

      Lo lamento, pero...

      Siempre villana, nunca Disney.

      —Hablé con los chicos del grupo y estuvieron de acuerdo en establecer una cuota mensual para los alimentos del cerdo.

      —Lily tiene todo ahora.

      —¿Lily?

      —¿Qué? —pregunto con rostro inocente.

      —Dijiste Lily.

      —Oh sí —sonrío, mordiéndome el labio inferior.

      Loann toma un respiro profundo.

       Se ve tan alto, delgado y súper atlético. Me pregunto qué se sentirá poner mis brazos alrededor de ese hermoso cuello.

      —¿Por qué mencionaste a Lily?

      —Porque así se llama.

      —¿Y?

      —Bueno, es el nombre de mi cerda.

      —¿Qué?

      Me cruzo de brazos.

      —¿Acaso eres tonto? —reniego.

      —Le pusiste el nombre de mi novia al cerdo.

      Levanto un dedo.

      —Cerda, y no, Lilian se puso el nombre de mi cerda. Además, no hay punto de comparación.

      —Claro que no —dice el molesto.

      —Exacto, mi cerdita es mucho mejor —digo orgullosa.

      —Defne, te dije que dejaras de fastidiar a Lili, intento llevar este trabajo de la mejor manera posible. ¿Por qué te has propuesto en arruinar nuestro último ciclo? Solo nos quedan