ni por un segundo.
—¿Qué pasa, linda? No me digas que tú también tienes algún crush. Estoy seguro de que era el cerdo más rosado y más culón de toda la granja. Sí eso debe ser, solo dímelo a mí.
Río y Lily emite un oink en respuesta.
—Te doy un consejo al respecto —le digo, antes de darle la gran mordida triunfal a mi trozo de pizza —. Nunca te encierres un sábado por la tarde en casa, disfruta la vida aunque sepas que él nunca te amará.
Lily sacude la cabeza y el cascabel que lleva en el cuello hace un sonido.
—Y no creo que esa otra cerda sea mejor que tú, y no me refiero a Disney.
Carcajeo y esta vez le doy un sonoro beso en la cabeza.
¿De qué vale esos sábados de juerga cuando puedo tener tiempo de calidad con una amiga que no se preocupa por las calorías que tiene una gaseosa y se atraganta de pizza conmigo?
Lily vuelve a emitir un oink, pero esta vez con la trompa embarrada de salsa de tomate.
—Hey, eso es mío. No empecemos con la desunión. No con la comida —le recuerdo, mientras halo del trozo de pizza.
Después de perder la batalla de comida, escucho el timbre sonar. Salgo del sofá, olvidando ponerme los zapatos, y corro hacia la puerta. Al abrirla, no me topo con lo que esperaba. Loann Cooper me mira de pies a cabeza con gesto de sorpresa.
—¡Loann! —exclamo, al recordar que llevo una camiseta blanca manchada de salsa de tomate y trozos de pepperoni incrustados en la tela.
—Hola —saluda seco.
Noto en él cierta vergüenza que aún no descifro si es por la sorpresa de encontrarme en estas fachas, o porque ha venido en lugar de Disney.
Tomo un poco de valor antes de hablarle.
—Vaya, creí que vendría Lilian.
Loann exhala. Se ve demasiado guapo con esa camisa color azul y esos jeans negros.
—La tarea es fácil, te entrego el dinero y me voy. Lili prefirió que sea yo quien la haga.
—¿Y por qué se ofreció entonces?
—Porque es la que vive más cerca de tu casa.
Echo una mirada a la calle, encuentro el auto de Loann estacionado frente a mi casa. No puede distinguir si alguien está acompañándolo, pero es seguro que si así fuera, sería Disney.
Tengo mucha curiosidad en saber a dónde van, así que intento indagar un poco pese a que mi corazón pueda sufrir un golpe por su respuesta.
—¿En gala para visitar la casa de Defne Prinsloo? —inquiero, mientras Loann saca el dinero de su billetera.
—Claro que no, mocosa.
Cuando él estira una mano con el dinero, me adelanto a preguntar.
—¿Cena de nerds?
—Cena de tres años de tranquila relación.
Auch.
Contraataco.
—¿Una simple cena?
Loann ríe, me encanta la forma en que sus labios se curvan para hacerlo. Es una forma hermosa, son unos dientes hermosos y unos labios hermosos.
—Es suficiente para ella. Lilian no necesita lujos para saber que la quiero.
Recibo el dinero. Mi mano choca con la suya.
—No hablo de lujos, hablo de detalles. Los detalles no tienen que valer miles de dólares. Por Dios, eres un ignorante de todo lo que nos agrada a las mujeres—lo señalo.
Loann parece interesado en mi respuesta. Lleva una mano a su mentón y me mira fijamente.
—¿Una cartera Gucci? ¿Un saco Dolce? —pregunta, sarcástico.
—¿Por qué no? Si tú mismo lo escoges y dedicas veinte minutos de tu “valioso tiempo” en elegir algo que realmente pueda hacerla sentir que hiciste un esfuerzo por ella ¿por qué no? Como es igual de valioso que escribas una poesía, o te aventures en hacer un recuerdo con tus propias manos, te aseguro que ella lo amará de la misma manera. Es el tiempo, no el dinero, ¿acaso eres el mejor de tu clase?
Casi me quedo sin respiración. Loann parpadea un par de segundos.
—Prefiero solo una cena con su plato favorito y decirle en toda la velada lo especial que es para mí.
—Hombre de poca gracia.
Loann vuelve a reír.
—Ahora intentas ayudarme, hace un par de semanas me estabas besando frente a ella.
Mis mejillas se enrojecen.
—Superar es de valientes, querido.
¡Bom!
—También hay recuerdos malos que no se pueden superar.
Achico los ojos.
—Yo soy muy buena besadora.
Cállate ya, tonta.
—Eso explica el mal recuerdo —me guiña un ojo y coloca un pie en el escalón. La mitad de su cuerpo queda en dirección hacia Disney y la otra hacia mí —. Es todo el dinero para el cerdo para esta semana. Alimentación y todo lo que necesites, recuerda que en la siguiente semana haremos el sorteo para determinar quién se quedará con él las dos semanas siguientes.
Eso sobre mi cadáver.
Agita una mano en despedida, pero antes de cerrar la puerta, la zapatilla de Loann interfiere.
—¿Sí? Quiero continuar con mi película —digo, fingiendo fastidio, pero obviamente estoy más que agradecida en tenerlo así de cerca. Desde aquí puedo ver sus hermosas pestañas y el color hipnotizante de sus ojos.
—Te di cien, necesito que me devuelvas un billete de veinte.
—¿Por qué? ¿No te alcanza para la cena? —pregunto burlona.
Loann revolea los ojos.
—Te espero aquí afuera.
Asiento de mala gana, camino hacia el mostrador de la cocina, en donde guardamos dinero para emergencias, y tomo un billete de veinte. Antes de llegar a la puerta, mi teléfono móvil suena sobre mi mesa. Mi pantalla anuncia que es mi madre quien llama, así que me apresuro en contestar.
—Mamá, he estado esperando por ti todo el día, ¿estás bien?
—No soy su madre, ¿usted es Defne, la hija de la señora Costa?
Entro en alerta.
— Sí, ¿por qué tiene el móvil de mi madre? ¿quién es usted?
La voz femenina se escucha un poco alterada.
—Tu mamá tuvo un accidente. Ahora está en el hospital. Soy la enfermera Davidson y estoy encargada de cuidarla. Me dijeron que me comunique con algún familiar...
Entro en pánico.
—Mi mamá... mamá, ¿está bien? ¿qué... qué pasó?
—Tranquila, cariño, no es grave, pero debes estar aquí para acompañar a tu madre. Por favor, apunta la dirección.
La dirección se escucha lejana a través del portavoz, solo emito un sí cuando ella termina de darme indicaciones y luego cuelgo. Miro a mi alrededor sin saber qué hacer. Estoy asustada, mis piernas y brazos tiemblan y siento un aire helado en mi espalda. Recupero la serenidad cuando entiendo que mamá no puede estar sola más tiempo. Corro hacia mi habitación y tomo cualquier sudadera, no tengo mucho tiempo para ser selectiva ahora. También tomo mi bolso y después bajo a la cocina de donde tomo más dinero.
Antes de salir, dejo un poco de comida para Lily, no quiero asustarla así que le doy un beso en la cabeza y