Juan Guillermo Gómez García

Rafael Gutiérrez Girardot y España, 1950-1953


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Darío Jaramillo Agudelo y Diego Amaral, publicó en 1989 un ciclo de conferencias del pensador boyacense en la sede bogotana de la Universidad Nacional, a la que llegó invitado por Lisímaco Parra París: Temas y problemas de una historia social de la literatura hispanoamericana constituye todavía hoy un título de gran relevancia crítica. En Manizales, la revista Aleph de Carlos Enrique Ruiz estuvo permanentemente dispuesta a resaltar la obra del maestro: el número 134 de 2005 prueba esa fidelidad. Tampoco pueden pasarse por alto las entradas “Rafael Gutiérrez Girardot” y “El ensayo filosófico”, de Óscar Torres Duque, en la Gran Enciclopedia de Colombia.42 Las entrevistas del periodista Fernando Garavito en Guión y La Prensa aportaron sus dos granos de arena al relieve.43 Durante toda esa década de 1980, Gustavo Bustamante, desde su “antro” del Goce Pagano, hizo su labor nocturnal.44 También continuaron esta labor de divulgación algunos estudiantes de Sociología de la Universidad de Antioquia, por ejemplo, Edison Neira, Juan Carlos Celis y Rafael Rubiano en la revista Crítica. La crítica para responder a la crisis de 1992, inspirada por el ideario guterriano.45

      Sin duda, las ediciones de Rafael Humberto Moreno-Durán en la editorial Montesinos tienen un lugar privilegiado. La primera edición de Modernismo en 1983 marca un antes y un después en la divulgación de Gutiérrez Girardot como crítico literario en lengua española: este es su libro símbolo, punto de llegada de una larga labor crítica y punto de partida para futuros ensayos, los cuales desembocan en otro libro que editó el mismo Moreno-Durán: Pensamiento hispanoamericano,46 publicado tras el fallecimiento del ensayista y de su antólogo editor. Siguió la no menos estimulante edición de Lenz, de Georg Büchner, una de las figuras posgoethianas a las que más admiraba Gutiérrez Girardot, quien nos ofrece en el volumen un extenso y brillante prólogo, y una intachable traducción. De comparable factura fueron Moriré callando. Tres poetisas judías. Gertrud Kolmar, Else Lasker-Schüller, Nelly Sachs de 1996. La mano editora de Moreno-Durán también está detrás de Provocaciones e Insistencias, publicadas por la editorial Ariel de Bogotá, así como la mano editora de Alfonso Carvajal está detrás de Jorge Luis Borges. El gusto de ser modesto, César Vallejo y la muerte de Dios y El anticristiano, de Nietzsche, en editorial Panamericana; detrás de Jorge Luis Borges. Ensayo de interpretación en Ediciones B.

      Luego de su muerte, han venido creciendo en Colombia, aunque con cierta lentitud, el interés y el estudio por su obra y figura intelectual. Hay en su nativo Sogamoso una institución educativa de primaria y secundaria que lleva su nombre (kilómetro 6, vía Sogamoso-Aquitania). Ha habido una atención especial por parte del investigador y profesor Damián Pachón Soto, reflejada en ponencias, ediciones y artículos académicos sobre el significado de su labor filosófica, en particular sobre sus análisis del nihilismo.47 La revista Pensamiento y Acción48 publicó un dosier con contribuciones de Eleázar Plata, Darío Fernando Rodríguez, Miyer Fernando Pineda y Clara María Parra. El interés en la universidad se ha visto reflejado en la edición de La encrucijada universitaria de 2011, publicado por Asoprudea en la Universidad de Antioquia con la participación de Selnich Vivas, Diego Zuluaga, Carlos Rivas y Diego Contreras (hay en curso una reedición ampliada, por parte de Luis Quiroz y Juan Camilo Dávila).49 En la Universidad del Tolima, los números 8 y 28 de la revista Aquelarre, dirigida por Julio César Carrión, contaron con la selección de José Hernán Castilla, complementando Hispanoamérica. Imágenes y perspectivas. La publicación de los dos volúmenes de Ensayos de literatura colombiana por Jairo Osorio en el Fondo Editorial de la Universidad Autónoma Latinoamericana, los cuales cuentan ya con tres reimpresiones, es un hito en este impulso. Las tesis de pregrado, maestría y doctorado realizadas sobre el crítico boyacense de Selnich Vivas, Ana María Jaramillo, Diego Zuluaga, Andrés Arango, Carlos Rivas, Andrés Quintero, Juan Carlos Herrera, Jhonathan Tapias y Leonardo Morroy garantizan la continuidad de la discusión inter pares. La traducción reciente de la lección magistral El problema del modernismo, realizada por Andrés Quintero para la Editorial Universidad de Antioquia, estimula el retorno crítico a Modernismo… Hay otros asuntos que se me escapan, pero omitir no es ofender.

      Por todo ello, cuando la profesora Carmen Elisa Acosta me insiste, con ese énfasis seriote que la distingue, que yo exagero al quejarme por la escasa difusión o atención de Gutiérrez Girardot, acaso le asiste justa razón. Para añadirle quizá otro argumento, transcribo el correo electrónico del pasado 17 de marzo de 2020 de Jorge Iván Gómez, testimonio procedente de Manizales que ofrece una viva muestra de la presencia y vigencia del pensamiento de Gutiérrez Girardot y que fue escrito a instancias de esta investigación:

      Para algunos ciudadanos interesados en el mundo de los libros, la lectura y apropiación social de las ideas el nombre de Rafael Gutiérrez Girardot empezó a circular en Caldas gracias al Manual de historia de Colombia, al Magazín Dominical de El Espectador, a la revista Argumentos, y a la revista Aleph, gracias a su director el intelectual e ingeniero Carlos Enrique Ruiz.

      En mi caso personal se inició con la lectura del Manual de historia de Colombia, y del artículo “Universidad y Sociedad”, que la revista Argumentos cedió al Magazín Dominical de El Espectador. Después vino la lectura completa del número de Argumentos sobre Universidad y Sociedad, editado entre Rubén Jaramillo Vélez, usted, Carlos Sánchez Lozano, y en el cual se hizo un homenaje a la tradición de pensadores de América Latina desde Andrés Bello, hasta llegar al mundo contemporáneo.

      Después de esta publicación vino la lectura del libro Horas de estudio, la edición de libro de Procultura, las visitas de Rafael Gutiérrez a la ciudad para los seminarios en los cuales presentó sus textos sobre temas y problemas de una historia social de la literatura latinoamericana, y en los cuales nos orientaba a todos a leer lo más representativo de la literatura y el pensamiento latinoamericano y reconocernos en esa tradición, que a la vez es un llamado de atención a la tradición europea emancipadora y liberadora.

      Luego vinieron las invitaciones de Gutiérrez a Bogotá para seminarios en la Biblioteca Luis Ángel Arango, donde se plantearon diversidad de hipótesis sobre el tránsito en Europa de una concepción liberal del Estado a una concepción autoritaria, lo que dio alas al trabajo que usted realizó sobre la República Liberal, Gaitán y Laureano Gómez y la concepción autoritaria del Estado que usted vino a exponer a Manizales en el año de 1989.

      Siguieron los trabajos conjuntos entre Argumentos y la revista Investigar, en la que se publicaron aproximaciones al nadaísmo hechas por Carlos Sánchez Lozano, el trabajo sobre el proceso de la codificación del derecho civil en Colombia hecha por Óscar Julián Guerrero, que me estimuló a mí a hacer un trabajo sobre el proceso codificador del derecho civil y la importancia de Andrés Bello, tesis con la que recibí mi título de Abogado en el año de 1993.

      Recuerdo la visita de Gutiérrez organizada por la revista Aleph, gracias al intelectual e ingeniero Carlos Enrique Ruiz, en la que Gutiérrez vino a Manizales a presentar su libro sobre la formación del intelectual latinoamericano en el siglo XIX.

      Del año 1993 en adelante estuve cerca de Rubén Jaramillo por temporadas y perdí conexiones con el mundo intelectual de Rafael Gutiérrez por mi concentración en sacar adelante mi ejercicio profesional de abogado, de asesor de autoridades públicas como mi trabajo con el senador de la República Luis Alfonso Hoyos Aristizábal, de esposo y padre de familia, roles que asumí desde el año de 1994.

      Ahora que estoy retomando mis nexos y responsabilidades me doy cuenta de que varios han seguido aportando y estimulando para la consolidación de una vida política y cultural en el país más activa y deliberante. A Rafael Gutiérrez le debemos la invitación a ser cada día más responsables, rigurosos, exigentes, metódicos. Él nos garantizó que el camino del conocimiento conlleva a la emancipación. Ahí lo seguimos demostrando.

      También por expresa solicitud para esta extensa (e inabarcable) biografía intelectual, y como parte del trabajo en colectivo que en ella hemos aplicado, el filólogo y traductor Andrés Felipe Quintero Atehortúa reseñó la tesis doctoral del arquitecto y también filólogo Carlos Rivas Polo. La investigación del profesor Rivas Polo mereció, es inadmisible silenciarlo, mención honorífica a tesis de doctorado en el concurso organizado por el III Congreso de Historia Intelectual en 2016 del Colegio de México.

      La