Yahvé elevará su mano, moviéndola de un lado a otro, como destacaba Lutero (cf. Is 11, 15; 19, 6; 30, 30. 32), para descargarla sobre Judá con un golpe, cuya violencia la sentirían no sólo los hombres, sino la misma naturaleza del entorno.
Qué tipo de golpe sería éste se puede inferior por el hecho de que los cadáveres permanecerán sin enterrar en las calles, como vulgares durmientes que carecen de hogar. Sobre tAc+Wx, campos abiertos, calles, cf. Num 22, 39. Es normal conectar hx'ÞWSK; con el árabe kusâcha (escombros, basuras, como en Is 33, 12); en esa línea, hx'ÞWS; es el término normal para basura. Por eso, la kaf (K) con la que introduce la palabra (hx'ÞWSK;) ha de tomarse como partícula de comparación, seguida generalmente por un artículo definido, de manera que podemos suponer que la palabra hx'ÞWS; debe ser derivada de x'Ws, barrer.
Todo esto nos permite suponer que el texto no se refiere a los muertos por la peste, que se suele entender como un golpe impartido por Dios, sino a los heridos y muertos en la batalla. En esa línea, si miramos a los restantes elementos del terrible juicio amenazado por Is 5, 26, que sólo pueden entenderse desde la perspectiva del poder imperial, no puede haber duda de que esta profecía está evocando la masacre que tuvo lugar en Judá en conexión con la guerra siro-efraimítica (cf. 2 Cron 28, 5-6).
Las montañas han podido temblar ante la marcha de las tropas, con el estrépito de las armas, la caída de los árboles y el alarido de la guerra. Eso significa que la misma naturaleza ha debido participar en aquello que los hombres han desencadenado, porque conforme al designio creador de Dios, la naturaleza tiene con los hombres la misma relación que el cuerpo con el alma. Todo golpe de la ira divina que cae sobre la nación afecta igualmente a la tierra en la que ha crecido esa nación.
En ese sentido, podemos afirmar que las montañas de Judá temblaron a la hora establecida (ante la llegada de la guerra), aunque sólo los oídos iniciados (como los de Isaías) pudieron escuchar ese temblor. Pues bien, “con todo esto” (tazO-lk'B., con una B que significa “a pesar de”, como en Job 1, 22), como predice el profeta, la ira de Yahvé no se vuelve atrás, como solía hacer cuando él recibía una satisfacción, de manera que su mano permanece extendida sobre Judá, dispuesta para golpear de nuevo.
Is 5, 26
hNEïhiw> #r<a'_h' hceäq.mi Alß qr:v'îw> qAxêr"me ‘~yIAGl; snEÜ-af'n")w>
`aAb)y" lq:ï hr"Þhem.
Alzará el pendón a naciones lejanas y silbará al que está en el extremo de la tierra; y he aquí que vendrá pronto, a toda prisa.
Yahvé encuentra el instrumento humano que le servirá para cumplir sus planes, pero no en Israel ni en las naciones vecinas, sino en un pueblo de tierra lejanas, del extremo de la tierra (#r<a'_h' hceäq.mi). Lo que el profeta predice comenzará a cumplirse en el tiempo de Acaz. Pero la profecía que empieza con este verso, lleva unas señales que son totalmente opuestas a un vaticinium post eventum (vaticinado después de haber acontecido). Estrictamente hablando, aquí aparece sólo aquello que había sido anunciado/amenazado en Dt 28, 49 (cf. 32, 21), aunque ahora asume una forma más plástica, y se despliega por primera vez ante los ojos del profeta, como surgiendo de una niebla. Yahvé convoca a las naciones lejanas (qAxêr"me ‘~yIAGl;) es decir “distantes”, porque la palabra qAxêr"me (distantes) es virtualmente un adjetivo, tanto aquí como en Is 49, 1, mientras que en Jer 23, 23 aparece, en contra de eso, como un sustantivo. La acción visible de Yahvé se presenta al profeta en dos figuras:
(a)Yahvé alza una bandera o estandarte, como señal óptica, anunciando a las naciones más remotas y distantes que el cuerno de la batalla (rp'Av) podía sonar pronto, a fin de que se juntaran para la batalla. El pendón o estandarte (snEÜ) es una bandera alta con colores flotantes (Is 33, 32), plantada sobre la cumbre desnuda de una montaña (Is 13, 2). La palabra “alzará” (af'n")), unida a montañas (~yrh;), ofrece una imagen favorita de Isaías. Las naciones a través de las cuales se cumple primariamente este designio de Dios empezaron siendo las del imperio asirio. Conforme a la visión del Antiguo Testamento, estas naciones aparecían como muy alejadas, habitando en el extremo de la tierra (Is 39, 3), no sólo porque el Éufrates formaba la frontera del nordeste, entre las tierras geográficamente conocidas y desconocidas para Israel (Sal 72, 8; Zac 9, 10), sino también porque el profeta interpretaba su mundo como un conjunto complejo de naciones extendiéndose hasta tierras lejanas en el interior de Asia.
(b)La segunda figura está tomada de un colmenero, que, a través de silbidos o silbatos, hace que las avejas/avipas salgan de sus escondrijos o colmenas y se extiendan por la tierra. Virgilio cuenta así la acción del colmenero que quieren lograr que las abejas se instalen en un lugar: “Traza un círculo y hace que suenen alrededor los címbalos de Cibeles” (Geórgicas IV 54). Así actúa Yahvé, que convoca a las naciones como enjambres de abejas, de manera que ellas se ponen en movimiento todas juntas, con gran rapidez. El plural cambia aquí al singular porque aquellos que se están aproximando tienen al principio la apariencia de una masa compacta e indivisible. Posiblemente se está indicando y precisando así aquella que será la nación dominante de la tierra. El pensamiento y la expresión se mezclan, de un modo característico.
Con la partítcula de unión “y he aquí” (hNEïhiw>) el profeta señala a los que vienen; ellos están aproximándose hr"Þhem. (pronto, es decir en el tiempo más breve posible), y a medida que ellos se acercan podrán ser descritos de un modo cada vez más claro. De esa manera se anuncia lo que sigue.
Is 5, 27
‘xT;p.nI al{Üw> !v"+yyI al{åw> ~Wnày" al{ï ABê ‘lveAK-!yaew> @yEÜ['-!yae
`wyl'(['n> %Arïf. qT;ÞnI al{ïw> wyc'êl'x] rAzæae
27 No habrá entre ellos nadie cansado, ni quien tropiece; ninguno se dormirá ni dormitará; a ninguno se le desatará el cinturón de su cintura, ni se le romperá la correa de sus sandalias.
A pesar de la larga marcha nadie estará agotado, ni se verá obligado a separarse y permanecer detrás (Dt 25, 18; Is 14, 13); nadie tropezará (lveAK), sino que ellos, los soldados enemigos, seguirán avanzando, presionados incesantemente hacia adelante, como a través de una calzada bien construida y firme (Jer 31, 9). Ninguno se dormirá (~Wnày al{ï), ni siquiera dormitará (!v"+yyI), sino que todos siguen avanzando por el ansia de la batalla, de manera que ni se permiten dormir ni por la noche.
Nadie tendrá desatado el cinturón de su jubón de guerra o de su cota de malla, en la que lleva su espada (cf. Neh 4, 18). Nadie dejará que se rompa (qT;ÞnI, disrumpere) la correa con la que ajusta sus sandalias. La afirmación sobre el hecho de que no necesitan descanso forma un climax descendens; mientras que la otra, sobre la firmeza y duración de su equipo militar, ofrece un climax ascendens. Esas dos afirmaciones se siguen una a la otra, en forma de quiasmo.
Is 5, 28
‘wys'Ws tAsÜr>P; tAk+rUD> wyt'ÞtoV.q;-lk'w> ~ynIëWnv. ‘wyC'xi rv<Üa]
`hp'(WSK; wyL'ÞGIl.g:w> Wbv'êx.n< rC:åK;
Pues sus flechas estarán afiladas y todos sus arcos bien tensos; los cascos de sus caballos son como de pedernal, y las ruedas de sus carros, como un torbellino.
El profeta viene a describir después sus armas y carros de combate. Conforme a su visión, los soldados enemigos van apareciendo cada vez más cerca, porque el profeta logra ver cómo llevan sus flechas afiladas en la aljaba (Is 22, 6). Y el hecho de que tengan sus arcos tensados, largos como la altura de un hombre, colocados sobre el pie izquierdo, como podemos leer una obra de Arriano (86-175 d.C.; cf. Indica) prueba que están cerca de su destino. La lectura correcta según E. Jablonsky (en su edición de la Biblia Hebrea, 1733, siguiendo a Kimchi, Lex.), es wyt'ÞtoV.q;, con dagesh dirimens, como en Psalm 37:15 (Ges. §20, 2, b).
Como los caballos no se erraban en tiempos antiguos, las pezuñas fuertes (como dice Jenofonte, en Hippikos, ὃπλαι καρτεραί) eran un elemento importante para los buenos caballos. Pues bien, esos caballos de los enemigos que se están acercando ahora a Judá tenían pezuñas (cascos) como